Las cuentas de Fernando Vázquez por la permanencia pasan por ganar cinco de los nueve partidos que faltan. Puede que al final el Dépor no necesite tantas victorias para salvarse, pero el primer paso para sellar ese objetivo es salir del descenso con un triunfo ante el Rayo. Le urge vencer al equipo coruñés, anclado en el pozo tras haber encadenado seis jornadas sin sumar de tres en tres. El reestreno competitivo se le está atragantando al conjunto blanquiazul, incapaz de superar primero al Sporting y luego al Oviedo. Rascó sendos empates que, tal y como está de necesitado el Dépor, suman poco, aunque el del Tartiere sirvió para ganar el golaveraje particular a un rival directo. Hoy visita Riazor un adversario de otra liga muy diferente, la de la lucha por el ascenso. Los de Paco Jémez llegan lanzados, dispuestos a prolongar su buena racha a costa de un rival en apuros, pero con argumentos para plantar cara a cualquiera. Por ejemplo, Ager Aketxe, claro candidato a entrar en el once inicial blanquiazul.

Vázquez medita un cambio de sistema para pasar a jugar con defensa de cuatro, una fórmula a la que recurrió sobre la marcha ante Sporting y Oviedo. Con ese dibujo el Dépor mejoró, aunque su principal objetivo sigue siendo ser un equipo rocoso, que conceda poco. Por eso podría mantener de inicio del habitual esquema con tres centrales y dos carrileros. Eneko Bóveda y Javi Montero tienen opciones de regresar al once. De la alineación se caerá Abdoulaye Ba, quien por contrato no se puede enfrentar al Rayo, después de estrenarse con la camiseta blanquiazul con dos actuaciones decepcionantes. Tiene mucho que mejorar, igual que Emre Çolak, lejos del nivel que se le presupone.

Pide paso Aketxe, como también Uche, Keko Gontán y Hugo Vallejo, tres refuerzos invernales con poca participación hasta ahora. Más allá del esquema y de los protagonistas que elija Vázquez, y de la dificultad del rival, al Dépor no le queda otra que sacar adelante como sea el encuentro de esta tarde. Hizo lo más difícil desde la llegada del técnico de Castrofeito, que logró levantar a un equipo que parecía muerto, pero todavía le falta mucho por remar para llegar a la orilla de la salvación. Si no gana al Rayo se le estropeará la calculadora y dejará casi todos los deberes para el final, un lujo que no se puede permitir tal y como está de igualada la categoría, tanto por arriba como por abajo. Cuesta un mundo sumar de tres en tres y al Dépor no le va a sobrar nada para salvarse.

El Rayo intentará llevar la iniciativa para llevar el partido al terreno que más le interesa, el de dominar la posesión y ser protagonista con la pelota. El Deportivo ganó siete encuentros seguidos esperando atrás y rentabilizando al máximo sus ocasiones. Últimamente recibe goles con mayor facilidad y le cuesta marcarlos. Recuperar ese equilibrio y esa eficacia será clave en este esprint final tan condicionado por el nuevo formato competitivo sin público, con partidos cada tres días y con cinco cambios por encuentro, lo que propicia continuos retoques tácticos sobre la marcha.