De empate en empate, y ya van tres seguidos, difícilmente al Dépor le van a salir las cuentas por la salvación. De momento, sigue en la pelea y duerme fuera del descenso, algo que en enero parecía imposible. si se echa la vista atrás. y se analiza con cierta perspectiva. Entonces era un equipo muerto y ahora está vivo. No se deja ir. Lo volvió a demostrar frente al Rayo pero necesita ganar ya y ayer tuvo esa victoria en la mano, un auténtico milagro después de la primera parte lamentable que hizo, tan floja como la de Oviedo.

Hasta el descanso estuvo a merced del Rayo Vallecano, mucho mejor en todo. Manejó el partido a sus anchas impulsado por dos tempraneros goles, ambos regalos del Dépor, de los que solía hacer en la primera vuelta. El equipo coruñés parecía sentenciado, en penitencia hacia el abismo, pero tras la reanudación el partido giró de forma radical, igual que el miércoles en el Carlos Tartiere. Fernando Vázquez se la jugó con cambios ofensivos y su equipo reaccionó con tanta fuerza que hasta tuvo la victoria en su mano en una recta final cargada de emoción, polémica y suspense, con dos protestados penaltis, uno en cada área.

Un desenlace insospechado, caótico, en el que pudo ganar cualquiera. El reparto de puntos no contenta a ninguno de los dos. Para el Dépor, tal y como está, suma poco. y ya son siete las jornadas consecutivas sin vencer. Le queda mucho por remar para llegar a la orilla de la salvación y últimamente parece que necesita recibir el primer golpe para reaccionar. Entra mal en los encuentros y así, nadando contra corriente, es difícil sacar adelante los partidos en esta Segunda tan igualada. Lo peor, sin duda, la lesión de Peru.

Vázquez apostó por una revolución en el once, tanto de sistema, con defensa de cuatro desde el inicio, como de futbolistas, con hasta seis novedades con respecto a la alineación que presentó en Oviedo. El plan era esperar al Rayo bien ordenados, sin arriesgar nada, para estirarse a la contra. Para eso el técnico de Castrofeito juntó en el doble pivote a dos mediocentros posicionales, Uche y Álex, y exploró las bandas con Keko y Mollejo, más Aketxe en la mediapunta tratando de conectar con un delantero de mucha movilidad como Koné. Robar y correr. Ese plan le duró apenas medio minuto, lo que tardó Juan Villar en colarse en el área entre Mujaid y Peru para inaugurar el marcador.

El Dépor aún no había entrado en el partido y no lo haría hasta la segunda mitad. Durante la primera fue un juguete en manos del Rayo. Trejo pudo ampliar la ventaja antes del 0-2. Lo evitó Dani Giménez con otra de sus manos salvadoras, pero no hubo milagro en la acción del segundo gol. La cesión de Mollejo con el pecho se convirtió en una perfecta asistencia a Villar, que se anticipó a todos para firmar su doblete (m.21).

Superioridad clara del Rayo en el marcador y también sobre el terreno de juego. Tenía el control absoluto ante un Dépor impotente, sin la más mínima capacidad de respuesta. Tan mal estaba, que pedía a gritos que se llegara al descanso para buscar otro plan con el que tratar de meterse de nuevo en el partido. Y llegó con los cambios. Tres a la vez en el intermedio: Çolak, Vallejo y Christian, que demostró que es un gran rematador en el primer balón que le llegó. Centro de Koné y perfecto cabezazo del venezolano, imposible para Dimitrievski (m.50). Dos minutos después otro de los recambios, Vallejo, ganó la línea de fondo para servir el segundo a Mollejo. Empate y partido nuevo con casi toda la segunda parte por consumir. Ver para creer. Un tobogán de sensaciones para los dos equipos.

Ahora era el Rayo el que estaba tocado, sin acabar de creerse cómo podía estar igualado el encuentro después del baño de la primera mitad. Aun así tuvo sus llegadas, la más clara un disparo al palo de Tito que Álvaro no acabó a remachar. Ninguno se conformaba. Vázquez quería más y echó mano de Borja Valle en busca de más pólvora arriba mientras Uche sostenía con eficacia él solo el centro del campo. Desde enero no jugaba el berciano, muy activo. Casi marca a diez minutos del final con un potente disparo ajustado. Lo impidió Dimitrievski justo en la acción previa al penalti a favor del Dépor, larguísima pena máxima por los casi diez minutos que transcurrieron desde que Vicandi señaló los once metros hasta la transformación de Aketxe por toda la escuadra.

El colegiado vasco se entretuvo revisando las imágenes del VAR y acabó pitando lo que ya tenía decidido desde un primer momento. Falló Ager su primer lanzamiento y el juego siguió hasta que poco después Vicandi mandó repetirlo porque, según le comunicaron desde la sala de videoarbitraje, el portero se había adelantado. Al segundo intento marcó Aketxe para anotar el 3-2 en el 89.

Ya sin Peru sobre el terreno de juego, el Rayo se encontró con el empate en otro discutido penalti cometido por Mujaid al apoyarse en Qasmi. Vicandi lo tuvo claro y Mario Suárez estableció el 3-3 definitivo. 51 goles en contra. Para echarse a temblar. Y pudieron ser 52, porque en ese final loco el Rayo pudo incluso acabar llevándose los tres puntos. De cabeza la tuvo Comesaña, pero el balón se perdió por encima de la portería coruñesa.

El Deportivo no gana, pero tampoco pierde y la derrota del Lugo anoche en Las Palmas le permite salir del hoyo y situarse momentáneamente un punto por encima del descenso, a falta de lo que mañana haga el Oviedo en el campo del Sporting. A los rivales directos tampoco les sobra nada. Es el consuelo que le queda al equipo coruñés, con mucho margen de mejora de cara a las ocho finales que le faltan.