Victoria y portería a cero. Doble alegría para Fernando Vázquez en el Martínez Valero, donde recuperó la esencia de la espectacular remontada que protagonizó el Deportivo desde su regreso al banquillo en enero: solidez, orden, paciencia y, sobre todo, mucha capacidad de sufrimiento sin balón y máxima eficacia en ataque. El técnico apostó por la fórmula con la que enlazó seis victorias consecutivas, un blindaje con defensa de cinco que se acentuó de manera forzosa tras la expulsión de Gaku a la media hora. El Dépor se atrincheró en su área, se juntó más que nunca y construyó un férrea muralla para conseguir lo que parecía casi imposible: mantener su portería imbatida pese a la superioridad numérica del Elche, uno de los equipos más en forma del campeonato. Todos arrimaron el hombro en un ejercicio constante de resistencia y solidaridad, primero para mantener el 0-0 y luego para conservar el 0-1 tras el gol de Hugo Vallejo, aunque dos futbolistas destacaron especialmente en esa ardua tarea: Álex Bergantiños y Uche Agbo.

El coruñés, que jugó de central ante la baja de Peru Nolaskoain y la desconfianza en Abdoulaye Ba, destacó por su eficacia en el eje de la defensa, un hábitat natural para él pese a que su demarcación habitual es la de mediocentro. Como zaguero creció en su etapa de formación y también desempeñó ese rol con éxito a las órdenes de Vázquez en la campaña 2013-14, la del último ascenso a Primera. Como suele ser habitual casi todas las temporadas, Álex siempre acaba jugando y siendo muy importante para el equipo.

En el Martínez Valero el canterano despejó un sinfín de balones pese a la dificultad de tener que emparejarse con Jonathas, dando sensación de seguridad y transmitiéndosela a los jóvenes Mujaid y Montero, muy cómodos flanqueándolo en la retaguardia. Oficio y eficacia al servicio del equipo, igual que Uche Agbo, quien dio mucho equilibrio en el centro del campo. Al nigeriano le costó ponerse en forma desde su llegada en el mercado invernal, pero crece y crece a base de partidos y está demostrando que es un jugador de nivel. Ahora mismo, indiscutible, como Álex.

En el encuentro del martes, condicionado por la expulsión de Gaku, el Dépor demostró que le sienta mejor resistir que tener que llevar la iniciativa. Al menos, eso indican los resultados. Sus intentos por ser un equipo protagonista con la pelota no cuajaron y, después del triunfo en el Martínez Valero, es probable que Vázquez se agarre hasta el final a esa propuesta por ser un bloque compacto, más eficaz que brillante, capaz de materializar alguna de sus pocas ocasiones. En Elche logró el 0-1 en su primer disparo entre los tres palos. Llegó a la contra gracias a la velocidad de Mollejo y Vallejo, quienes entraron a la vez desde el banquillo para dinamizar el ataque del Deportivo en la segunda parte.

Primer objetivo: no encajar

El equipo coruñés venía de dos encuentros desastrosos en defensa, con un balance de cinco goles encajados, dos en Oviedo y tres en Riazor ante el Rayo. La capacidad que mostró en Elche para aguantar tantos minutos con diez inyecta confianza para ser un bloque fiable en las siete finales que faltan. El sábado, ante la Ponferradina en Riazor (17.00 horas), su primer objetivo volverá a ser no recibir gol, aunque también deberá proponer algo más en ataque para tener más opciones de celebrar un nuevo triunfo que le acerque a la salvación.