La euforia, si es que la hubo, le duró poco al Deportivo. Cualquier atisbo de júbilo a raíz de la remontada contra la Ponferradina se esfumó unas horas después con el resto de resultados de la jornada. Porque si algo tiene esta Segunda División es que a cualquiera que despegue un poco los pies del suelo enseguida le da un sopapo en las narices. Se las prometía muy felices el conjunto blanquiazul tras la victoria del sábado, la segunda consecutiva después de la lograda en Elche. Tenía motivos para ello porque no siempre se remonta un partido en el descuento y el triunfo parecía acercar bastante la permanencia. El panorama, sin embargo, sigue siendo parecido, con el descenso a un palmo y otro partido trascendental esta tarde contra el Tenerife (19.30 horas).

En eso consiste este final de temporada exprés para el Deportivo, en ir salvando etapas hasta la meta final. Porque en la situación de los blanquiazules cada tropiezo vale por dos y quién sabe en el lío en el que estarían metidos ahora de no ser por la milagrosa remontada contra la Ponferradina. El margen sobre el descenso sigue siendo exiguo y sirve de recordatorio en el caso de que se pierda de vista el horizonte real del equipo.

La victoria del sábado podría invitar a desviar la mirada hacia arriba por la manera en la que se produjo, con ese éxtasis final del gol de Çolak, pero una lectura más profunda muestra a un Deportivo todavía vulnerable, discontinuo y al que le cuesta imponerse a través del juego. La impresión es que el equipo se ha acostumbrado a vivir con el agua al cuello y que no logra inclinar los partidos ni siquiera cuando tiene un arranque inspirado. Le ocurrió contra la Ponferradina, a la que no logró doblegar en un primer tiempo meritorio, condenándose una vez más a nadar contracorriente.

Frente al Tenerife esta tarde deberá solucionar esas lagunas si quiere imponerse a un equipo que se ha especializado en aprovechar su solidez defensiva para despegar en la clasificación y olvidar las penurias que compartía con los deportivistas hasta no hace mucho. Fernando Vázquez no parece que vaya a variar mucho el guion de los últimos partidos, pues sigue sin poder contar con Peru Nolaskoain por lesión. Recupera a Gaku pero pierde a Montero por acumulación de tarjetas. La ausencia del central genera la principal duda en el once, pues no está claro que Abdoulaye Ba vaya a ser su sustituto. El recambio de emergencia del lesionado Somma se ha quedado en el banquillo en los dos últimos compromisos tras no estar disponible ante el Rayo y dejó muchas dudas en sus partidos iniciales. Vázquez ha proclamado que confía en él, pero tiene la posibilidad de colocar Bóveda en esa posición como acompañante de Mujaid y Álex.