El Deportivo apuntará esta tarde contra el portero Munir Mohamedi y la sólida defensa malaguista, que se están convirtiendo en la gran esperanza para que el equipo andaluz se salve. El guardameta marroquí es el menos goleado de toda la Segunda División, con 31 goles encajados en 38 jornadas disputadas. Cuatro menos, por ejemplo, que el Cádiz, líder de la categoría y con pie y medio ya en Primera.
Munir acumula 386 minutos sin recibir un gol. El jugador del Extremadura Giovanni Zarfino, en el minuto 64 del choque de la jornada 34, fue el último en batirlo. Desde entonces, el Málaga ha sido un muro infranqueable en los 26 minutos restantes de aquel partido y en los cuatro choques que han llegado después: Lugo-Málaga (0-0), Málaga-Girona (2-0), Rayo-Málaga (0-0) y Málaga-Albacete (0-0).
Desde que el Málaga volvió del confinamiento, solo ese gol del Extremadura y los tres que anotó la SD Huesca en el primer partido, son los que ha encajado el rival del Dépor en los siete choques disputados después del parón.
Las buenas cifras del equipo andaluz en la parcela defensiva contrastan con los enormes problemas para definir que tiene el cuadro dirigido por Sergio Pellicer, que en esta misma fase de siete partidos solo ha marcado cuatro goles: uno al Huesca, uno al Extremadura y dos al Girona, todos en La Rosaleda.
El Málaga no encaja goles, pero tampoco sufre demasiadas llegadas de los rivales. Es cierto que el Albacete, por ejemplo, cuando el equipo malaguista se quedó con uno menos el domingo, sí apretó algo más, pero los rivales normalmente no le hacen muchas ocasiones al Málaga. Y si tiene problemas, suele aparecer la figura de Munir para solucionarlos.
La opción táctica de Pellicer en los últimos partidos de colocar una defensa de cinco, con tres centrales y dos carrileros, ha acabado de convertir en un muro infranqueable a un Málaga que, a falta de cuatro jornadas para acabar la temporada y con solo dos puntos de renta sobre la zona de descenso, se agarra a su fortaleza defensiva para tratar de evitar el descenso.
