Una futbolista, una inspiración. La pérdida de puntales como Teresa y Nuria ha empujado al Dépor Abanca a rebuscar en la cantera gallega para volver a convertirse en el mascarón de proa del balompié del noroeste peninsular. De la necesidad, virtud. Y, entre los talentos emergentes que ha reclutado, destaca Eva Dios (A Illa de Arousa, 2002), una jugadora que rompe barreras y pretende seguir haciéndolo.

Esta futbolista ofensiva juega desde que tenía "tres o cuatro años" con audífonos por una discapacidad auditiva y, sin desviarse de su camino, ha ido subiendo peldaño a peldaño hasta llamar a las puertas del profesionalismo. Dio sus primeros pasos en el Céltiga y más adelante pisó con fuerza en Portonovo, mientras se dejaba seducir por el fútbol sala y competía con niños hasta cadetes. En los últimos años le tocó afianzarse en el Victoria o en el InterRías y no defraudó, siguió acumulando méritos. Todo, antes de un verano crucial en su carrera, el de 2020. Ahora, atada por el Dépor Abanca para su filial, se une a la segunda generación de oro de Manu Sánchez y pretende seguir también el camino de Eunate Arraiza, jugadora del Athletic que ha tenido que enfrentarse a los mismos obstáculos y que, a sus 29 años, es internacional, está asentada en Lezama y en 2018 fue reconocida por la UEFA al formar parte de su campaña Equal Game de la UEFA, que descubre a personas que "son un ejemplo de cómo el fútbol fomenta la inclusión, la accesibilidad y la diversidad".

En casa, en A Illa y a unos días de iniciar una nueva aventura, apuestan como siempre por la normalidad y viven el presente, pero son conscientes de que Eva se puede convertir en una inspiración. "Poca gente sabe que ella tiene audífonos cuando juega", cuenta su padre José Dios, histórico del Céltiga y cabeza de una familia que ha respirado fútbol en torno al Salvador Otero desde hace generaciones. "Para los que vienen por detrás es un ejemplo a seguir; para muchas niñas que tengan una pequeña falta de audición. Así pueden ver que todo se consigue con trabajo, con constancia", asegura orgulloso el progenitor, que aún recuerda verla casi de bebé con un balón, mientras él se entrenaba, o con su hermano Adrián en la playa. Una infancia pegada a un balón.

"Nos empezamos a dar cuenta cuando tenía dos años y fuimos mirando, mirando...", relata sobre el paso previo al diagnóstico de una situación normalizada casi desde la cuna. "Cuando empezó a jugar, al fútbol con tres o cuatro, ya llevaba los audífonos. Desde entonces está adaptada, no le supone ningún problema en el campo. De hecho, cuando era pequeña y jugaba con niños era una más en todo, en fuerza, en velocidad... La ves y es todo músculo, no tiene un gramo de grasa. No come nada", lamenta entre risas.

Una vez minimizadas las barreras y agarrada al trabajo, solo había que esperar a que emergiesen las cualidades que le han traído a A Coruña cuando acaba de superar la mayoría de edad. "Tiene maneras, es diferente", cuenta sobre la futbolista que ya conoce Manu Sánchez, pero que la próxima semana tendrá a sus órdenes en la pretemporada del primer equipo: "Es rápida, potente, sus controles son muy buenos. A mí es que hasta me gusta más como juega a fútbol sala. Tiene carácter. El salto será grande, pero si le respetan las lesiones...".

Esa capacidad para destacar en la pista, mientras fraguaba su carrera en el césped, le valió para ser convocada para un Europeo para personas sordas, donde acaparó protagonismo y premios. También le sirvió redondear su formación, introducirle matices y coquetear con las categorías superiores de O Fisgón y de Poio Pescamar. Un hilo que le une a una de las históricas que se acaba de marchar: "Fue cuatro veces campeona de España. De hecho, cuando estaba en el Poio coincidió con Tere (Abelleira). Una era cadete y la otra infantil. Era un espectáculo verlas jugar".

Un trasatlántico

Un trasatlánticoEl pasado le refuerza, pero el futuro ya está aquí con su cita del martes en Abegondo. Su familia sabe que Eva llega a un club que es "como un trasatlántico", porque no se puede comparar en condiciones de trabajo a ninguno del fútbol gallego. "Se entrenarán en hierba, tendrán preparador físico, nutricionista... Tiene que aprender y disfrutar, y que haga amigas, que es lo que queda en el fútbol, como siempre le digo", refuerza José Dios, que no deja de ser un padre que ve como su niña se marcha a una nueva ciudad. A pesar de todo, está tranquilo porque "es una oportunidad muy buena" y porque la dejará en manos de Manu Sánchez: "Lo conozco desde hace años. Es muy serio, hace un gran trabajo".