Cosas más complicadas se han visto en el fútbol, aunque el Deportivo necesita una carambola en la última jornada para no caer al abismo de Segunda B. Desperdició tres oportunidades consecutivas para dar un paso de gigante hacia la meta y, tras perder ante Málaga, Extremadura y Mirandés, ya no depende de sí mismo para renovar su billete en Segunda. Llega grogui al encuentro definitivo de mañana ante el Fuenlabrada (21.00 horas) y sin demasiados motivos para creer, hasta el punto de que la permanencia se ha convertido en una cuestión de fe. Todo pasa por amarrar los tres puntos ante un rival que se juega el play off en Riazor y esperar a que Lugo o Albacete pinchen ante dos adversarios sin objetivos por los que pelear, Mirandés y Cádiz, respectivamente.

Difícil combinación, pero no imposible, tal y como recordó ayer un optimista Víctor Mollejo. "Hay opciones reales, y bastantes, de que ganando nos podamos salvar. Puede pasar cualquier cosa. Consiguiendo los tres puntos tenemos muchas posibilidades de que, si algún rival no gana, podamos salvarnos. El equipo está convencido de que se puede hacer. Se tiene mucha fe e iremos a por ello", recalcó.

La victoria ante el Huesca en Riazor (2-1) dejó al Deportivo a solo un paso del objetivo con cuatro jornadas todavía por delante, pero de pronto al equipo le entró el pánico al verse tan cerca de la orilla y no fue capaz de sumar ningún punto más. Peor incluso que las derrotas fue la pobre imagen que ofreció, atenazado por la responsabilidad e incapaz de dar sensación de verdadero equipo. Sin ir más lejos, el pasado viernes en Anduva durante los primeros 45 minutos dio la sensación de que era el Mirandés, y no el Dépor, el que se jugaba la vida. Incomprensible puesta en escena la de los blanquiazules, que solo dieron un paso al frente cuando de verdad se vieron con el agua al cuello.

En descenso con 48 puntos, uno por debajo de Lugo y Albacete, al Dépor solo le vale ganar al Fuenlabrada y esperar a que lucenses o manchegos no venzan, aunque las matemáticas también contemplan otra carambola aún más rocambolesca para la salvación del equipo coruñés si no pasa del empate en Riazor. En tal caso, necesitaría que perdiesen el Lugo y el Albacete, y que el Numancia (47 puntos) no venciera en su compromiso ante el Tenerife. El Dépor solo piensa en ganar su partido para así tener más opciones de evitar el desastre. En ello insistió ayer Mollejo, consciente de que bajar a Segunda División B "sería una gran mancha en nuestro currículum". "Un descenso sería muy cruel. Puede marcarte para toda la vida pero no está todo decidido. Hay opciones para que eso no ocurra y vamos a luchar por ellas.", aseguró el joven.

Vidal, en Abegondo

La expedición del Deportivo reregresó ayer por la mañana en vuelo chárter desde Vitoria tras la derrota del viernes en Anduva frente al Mirandés. Nada más llegar a Alvedro, el equipo se trasladó a Abegondo. También el presidente del club, Fernando Vidal, y su asesor deportivo, Richard Barral, que conversaron en las instalaciones de la ciudad deportiva, donde hoy Fernando Vázquez dirigirá el último entrenamiento de la temporada antes de recibir mañana al Fuenlabrada en Riazor.