Lo que iba a ser una tarde de nervios y una noche de infarto durante el Deportivo-Fuenlabrada y la última jornada en Segunda, se convirtió, según fueron pasando las horas, en un episodio de pesadilla esperpéntica en la que el equipo coruñés acabó en Segunda División B sin ni siquiera haber pisado el terreno de juego de Riazor. Esta fue la cronología de una jornada histórica y cruel que rompió el corazón de los aficionados blanquiazules. La historia de un despropósito.

Viaje del Fuenlabrada. El equipo madrileño llegó al aeropuerto de Alvedro a primera hora de la mañana. Ya lo hizo sin un jugador y tres miembros del cuerpo técnico, que se quedaron en la capital al haber dado positivo en una de las PCRs a las que fueron sometidos en las últimas horas. El protocolo estipula que 48 antes de viajar hay que hacer los test. Estos se repitieron antes de coger el avión. Una vez en la ciudad, la expedición del Fuenlabrada se dirigió al Hotel Finisterre, donde hicieron vida normal por las dependencias comunes. Ya allí recibieron la notificación de los positivos de otros seis de los miembros de su plantilla. A última hora esa cifra incluso se elevaba a doce según algunas fuentes.

Saltan las alarmas. El autobús del Deportivo llegó a Riazor poco antes de las 19.30 horas, prácticamente al mismo tiempo que saltaba la noticia de que peligraba el partido porque los jugadores del Fuenlabrada habían dado positivo. El club blanquiazul no tenía ninguna notificación, pero el autobús madrileño no había salido de su hotel, ni siquiera se había preparado el vestuario, lo que suele hacerse con más de un par de horas de antelación de los partidos. Apenas 90 minutos antes de que el balón tuviese que echar a rodar en diez campos de España en una jornada con horario unificado para no adulterar la competición, todo estaba en el aire.

Decisión de LaLiga y la Federación. Con toda la liga mirando hacia A Coruña, el aeropuerto de Alvedro confirmó que el Fuenlabrada había reprogramado su vuelo para volver esa misma noche. Aún no era oficial que el partido había sido suspendido, pero la policía ya desalojaba a los fotógrafos que tomaban sus posiciones en Riazor. LaLiga de Javier Tebas y la Federación de Javier Rubiales se reunían y, con el beneplácito del CSD, decidieron aplazar el Dépor-Fuenlabrada pero mantener el resto de la jornada por ser “la solución que mejor protege la salud de los futbolistas y la integridad global de la competición”. La AFE por su parte sí pedía suspender todos los partidos. Para no adulterar la liga, pero también por cuestiones de salud. El Fuenlabrada había jugado tres días antes con el Elche y había coincidido en Alvedro con el Mirandés, que jugaba en Lugo. Rayo y Elche, rivales de los madrileños por el play off de ascenso, protestaron y anunciaron acciones legales. LaLiga fijó el 30 de julio como nueva fecha para el encuentro.

Confinamiento. Médicos del Sergas se acercaron hasta el hotel Finisterre para trazar los contactos de los jugadores. Finalmente la expedición del Fuenlabrada se quedó allí confinada, por lo que tuvo que suspender el vuelo que tenía programado para las diez y media de la noche. Mañana se les repetirán las pruebas. El Sergas exige en su protocolo diez días de aislamiento, por lo que podrían quedarse allí hasta el día 30. A su vez, otros huéspedes del hotel empezaron su peregrinaje hacia otros hospedajes de la ciudad.

El peor de los escenarios. A las 21.00 horas comenzó la jornada, con el Deportivo y el Fuenlabrada siguiéndola desde sus hoteles de concentración. La esperanza se mantuvo casi hasta el final. Exactamente, hasta que el Albacete, en el minuto 87, marcó el gol de la victoria frente al Cádiz. Poco antes había marcado el Lugo. Trágico final.