El rocambolesco episodio de la suspensión del Deportivo-Fuenlabrada combina irresponsabilidad e injusticia. Irresponsabilidad, con evidentes riesgos de salud pública, por el desplazamiento de un equipo de fútbol después de que algunos de sus componentes dieran positivo en coronavirus sin haber garantizado que la infección no se había extendido. E injusticia porque el Deportivo se vio privado del derecho a disputar la última jornada de liga, en la que se jugaba la salvación, en igualdad de condiciones con sus rivales. Una discriminación que, por extensión, perjudica también a Elche, Numancia y Rayo Vallecano.

El primer caso de coronavirus en el Fuenlabrada se detectó el sábado. Un jugador dio positivo y quedó aislado. El domingo, el positivo saltó en otros tres miembros del plantel, no futbolistas. El lunes, antes de viajar, se repitieron las pruebas y los resultados, con otros ocho positivos, seis de jugadores, se conocieron con el equipo ya en A Coruña, según los datos facilitados por la alcaldesa, Inés Rey, que le fueron comunicados por el presidente de LaLiga, Javier Tebas, ayer. Según esta versión, el Fuenlabrada, por tanto, viajó a A Coruña en avión a pesar de que desconocía aún los resultados.

Las directrices del Ministerio de Sanidad son claras para quienes tengan sospecha de haber estado en contacto "estrecho" con positivos por Covid-19 "desde 48 horas antes de que inicie síntomas o del diagnóstico, sin las medidas de protección necesarias": "permanece en casa, preferentemente en tu habitación, durante 14 días desde el último contacto". Por contacto estrecho entiende haber estado a menos de dos metros durante más de quince minutos.

Lejos de guardar esa cuarentena de dos semanas, el Fuenlabrada, que asegura haber cumplido el protocolo de LaLiga, voló hacia A Coruña. "Te debes organizar para no realizar ninguna salida fuera de casa, salvo que sea imprescindible", advierte Sanidad. El Fuenlabrada justifica su decisión con el argumento de que tres pruebas hasta el domingo avanzaban que nadie en la expedición estaba contagiado, y que "ninguno cumplía los requisitos" marcados por las autoridades sanitarias "para ser aislado" porque no se dieron esos contactos "estrechos". En el cuarto test, realizado el lunes por la mañana antes de la salida, se detectaron los ocho nuevos positivos -reducidos ayer a seis por el Sergas-. La realidad es que todos los contagios tienen el nexo de pertenecer a la misma plantilla. El Fuenlabrada conoció el resultado por la tarde. Ya estaba en A Coruña porque decidió volar sin tener las conclusiones de los test.

El equipo madrileño, según comunicó Tebas a Rey, conoció los nuevos positivos a las 16.30 horas del lunes, cuatro horas y media antes del partido. Desde ese momento, la información fue opaca. La primera noticia sobre los casos la difundió la prensa de Cadiz, donde el Albacete se jugaba la permanencia. El Dépor asegura que, sin comunicación oficial de LaLiga y el Fuenlabrada, comenzó a sospechar que algo pasaba cuando llegó al estadio de Riazor y el equipo madrileño no aparecía. El Fuenlabrada asegura que, tras conocer los positivos, los pone "en inmediato conocimiento de las autoridades". Sin embargo, la Consellería de Sanidade, responsable en salud pública en Galicia, no fue informada, dice, hasta las 20.00 horas, y ordenó el confinamiento de la expedición en el hotel. Sanidade prohibió al Fuenlabrada abandonar A Coruña, como pretendía hacer a las 22.30 horas en avión.

Esta concatenación de hechos con evidentes riesgos para la salud pública en A Coruña y para la economía local -con avalancha de cancelaciones de reservas hoteleras en un destino turístico que se ha demostrado seguro- derivó, en el plano deportivo, en que al Dépor se le arrebatase el derecho que le asistía de jugar la última jornada en igualdad de oportunidades con el resto de rivales.

La LaLiga y la Federación Española de Fútbol, cuyos presidentes son más conocidos por sus desencuentros que por sus encuentros, acordaron una hora antes del partido suspender el Deportivo-Fuenlabrada y permitir la disputa del resto de la jornada. La decisión, apadrinada por el Consejo Superior de Deportes, se defendió "por causas sanitarias de fuerza mayor" como "la solución que mejor protege la salud de los futbolistas y la integridad global de la competición".

El pacto vulneró un acuerdo previo, la Circular 93, firmado el 6 de julio, por el que la Federación, tras escuchar a LaLiga, acordó que en las dos últimas jornadas del campeonato, los partidos con ascensos o descensos en juego debían disputarse a la misma hora. No hay que remontarse muy atrás para comprobar la excepcionalidad de la suspensión en Riazor. Hace un año, siete partidos de la penúltima jornada se aplazaron por la muerte del jugador del Extremadura José Antonio Reyes en accidente de tráfico. Entonces, sí se respetaron los derechos de todos los equipos implicados en ascensos o descensos, incluido el Deportivo.