El futuro del Deportivo es incierto. Las victorias de Albacete y Lugo y el aplazamiento de su partido contra el Fuenlabrada le han conducido, en principio, hasta la Segunda División B. Es matemático, aunque todavía se jugará en los despachos, pues el club pretende emprender acciones legales para competir por la salvación en la categoría de plata en igualdad de condiciones. El presidente de la entidad blanquiazul, Fernando Vidal, asegura que no se "considera descendido" mientras que los jugadores no le dan "validez" a lo ocurrido en los partidos de ayer. De momento, el club asegura que no ha comenzado a planificar una temporada en Segunda B porque no se ve en ella. La capitalización de deuda por parte de Abanca garantiza su viabilidad.

Una deuda de 90 millones de euros. El apartado económico es uno de los más importantes para la supervivencia del Deportivo. La operación con Abanca, que será el máximo accionista, ha abierto un nuevo horizonte. La ampliación de capital de 70 millones de euros será el asunto a aprobar en la jornada de accionistas del próximo miércoles, 28 de julio. Esto garantizaría la continuidad del club, a pesar de poder caer al pozo de Segunda B. La operación está dividida en tres fases, aunque solo en la tercera podrán participar los accionistas actuales, ya que las dos iniciales están dirigidas a compensar los "créditos líquidos, vencidos y exigibles", que el club mantiene con Abanca. Una primera por 4,99 millones de euros, que se corresponde "con el importe convertible en acciones del préstamo participativo concedido por Abanca" en enero; la segunda por un importe de 30 millones, cantidad que "coincide con parte del importe a que asciende el préstamo (...) de Abanca con un saldo pendiente actual de 42.750.000 euros"; y la tercera, por un importe máximo de 35 millones, dirigida a todos los accionistas del club y, en último término, a nuevos inversores. Además, Abanca convertirá en títulos los 35 millones correspondientes a las dos primeras fases.

Sin límite salarial. La categoría de bronce esconde un factor clave: no hay límite salarial. Así, cualquier accionista o inversor podría reforzar su apuesta por el Deportivo o los ingresos por patrocinadores podrían permitir la confección de una plantilla competitiva. Esa fue la estrategia del Mallorca cuando descendió a Segunda B en 2017. El club contó con jugadores de la talla de Salva Sevilla o Manolo Reina para escalar hasta Primera en dos años.

Masa social. La aportación económica de los socios también será clave a la hora de planificar la próxima temporada si se confirma el descenso a Segunda B. Este curso, el Deportivo sumó seis millones de euros de abonos. Solo con la mitad sería suficiente para hacer frente a la categoría de bronce. La incógnita de si se podrán llenar los estadios o se seguirán celebrando los partidos a puerta cerrada por el coronavirus hace dudar a la masa social, que ahora tiene que decidir si pide un reembolso por los encuentros que no ha presenciado o dona su dinero al club, que ha pedido el apoyo de la afición en varias ocasiones.

Reestructuración de la plantilla. Aunque el club coruñés cuente con garantías para afrontar el próximo curso, será casi imposible la continuidad de la inmensa mayoría de los jugadores, que podrían tener hueco en otros equipos de Segunda e incluso Primera. Los sueldos en Segunda División B son mucho menores que los de la categoría de plata. Dependerá de cada uno la renuncia al apartado económico para apostar por el sentimiento hacia el escudo. En algún caso, de todos modos, el Deportivo no podría hacerse cargo de la ficha del jugador. Además, algunos acaban contrato este año y otros ponen fin a su cesión. La continuidad de Fernando Vázquez también está en el aire, aunque cuando regresó al Deportivo no ocultó su intención de dirigirlo en cualquier categoría, consiguiese o no la permanencia. Será otro asunto para negociar.

Una liga con más equipos. El Covid-19 provocó la cancelación de algunas ligas y, por tanto, no ha habido descensos en Segunda B. Esos equipos continuarán en la categoría, pero estarán acompañados por los cuatro últimos clasificados de Segunda -Deportivo, Numancia, Extremadura y Racing- y aquellos que asciendan de Tercera, que todavía están disputando el play off. De esta manera, la liga tendrá más equipos que nunca. Un centenar de clubes lucharán por ascender a Segunda. Un obstáculo para el Dépor, que tendrá más rivales a la hora de luchar por el ascenso. Aunque la Federación Española de Fútbol todavía no lo ha confirmado, su idea es crear una Segunda B con cinco grupos de 20 clubes, que a su vez se dividirán en dos subgrupos de 10. La fase regular tendría 18 jornadas y después se harán otros tres subgrupos: ascenso a Segunda, a Segunda Pro -nueva categoría- y permanencia.