"Si, como pretende la unidad policial investigadora, existían altas sospechas de un amaño del resultado [del Deportivo-Fuenlabrada], este se hubiese podido consumar de un modo mucho más tranquilo y no esperar al minuto final, con la colaboración del árbitro (en cuanto fue él quién pitó el penalti, fuese justo o injusto) y, en resumidas cuentas, de un modo mucho menos truculento y alejado del desenlace de una película de suspense". La Fiscalía concluye con esta frase el escrito dirigido al juzgado para oponerse a la pretensión policial de acceder al contenido del teléfono móvil de Álex Bergantiños, para la que, argumenta, "no existe base fáctica". El Deportivo ganó 2-1 al Fuenlabrada con un penalti en el descuento.

La Fiscalía aguardó a que se jugase el encuentro con la intención de comprobar a posteriori si "la ausencia de indicios previos" de amaño "quedaba compensada por la apariencia de arreglo entre los jugadores", algo que, entiende, no sucedió.

El Ministerio público considera "complicada de creer la concatenación de acontecimientos" necesaria para el presunto amaño que denunció LaLiga y cuestiona la labor policial en el caso: "Se echa de menos en las investigaciones policiales la aportación de indicios objetivos adicionales a esa simple conversación de WhatsApp para apuntalar la convicción de que se materializó de alguna otra manera el propósito serio de amañar dicho encuentro".

La frase de Bergantiños que dio pie a la denuncia y en la que ni juzgado ni Fiscalía aprecian indicios de delito es la siguiente: "Entonces, para que no te den el partido por perdido con sanción económica y te quitarían puntos por incomparecencia, los abogados [del club] consideran que lo mejor es presentar mínimo ocho profesionales. No sé qué partido podría ser, de paripé: hablar con los del Fuenlabrada, de venga 1-0 y nos sentamos o lo que sea; es que no sé cómo puede hacerse eso".