Una de las novedades de Abegondo durante los últimos días es el regreso de Pablo Brea (Santiago de Compostela, 2001), que en edad juvenil buscó cobijo en un vestuario tan curtido la pasada temporada como era el del Coruxo en Segunda B. El meta vuelve tras su cesión para completar el trabajo de portería en la ciudad deportiva, donde peleará por hacerse con un puesto con otro guardameta de su quinta, Alberto Sánchez, a la espera de que Dani Giménez decida su futuro.

"Pablo es un valor de presente, pero sobre todo de futuro para el Deportivo", asegura Míchel Alonso, con pasado en el organigrama técnico y de captación del equipo coruñés y que la pasada temporada fue su entrenador en O Vao.

Alonso destaca, sobre todo, la madurez de su ex pupilo tanto a nivel físico como mental y de fundamentos. No es sencillo encontrar esas prestaciones en un jugador que a duras penas alcanza la mayoría de edad: "Su nivel, en muchos aspectos, es superior a la media de chicos de su edad: por situación en la portería, por formación física, por personalidad. En todos esos aspectos está más evolucionado y por eso no era un elemento extraño en una plantilla de Segunda B", cuenta quien recuerda que en el vestuario vigués llegó a coincidir "con jugadores que le llevaban 20 años. Era un niño entre hombres, pero en el futuro seguro que es una experiencia que le ayudará muchísimo".

Fernando Vázquez tiene a sus órdenes un guardián de la portería con un muestrario interesante de cualidades. Alonso destaca su "buena formación técnica", su capacidad para "progresar" y el dominio que tiene de muchos aspectos del juego: "Controla el área, tiene una buena situación bajo palos y con los pies muestra un buen golpeo. Es completo y le acompaña su físico: gran altura y mucha estructura".

En el Coruxo compartió portería el exdeportivista Alberto. Solo jugó un partido de liga y la Copa RFEF fue suya llevándose la gloria en una eliminatoria en Salamanca en la que detuvo tres penaltis y clasificó a su equipo para la Copa del Rey.