Dani Giménez prepara las maletas para marcharse de A Coruña tras no haber llegado a un acuerdo con el Deportivo para su continuidad en Riazor. El problema no era económico, ya que el portero estaba dispuesto a hacer el esfuerzo que hiciese falta para ajustar su ficha a la nueva situación tras el descenso a Segunda B, sino de duración del contrato. Dani, de 37 años, buscaba estabilidad y por eso quería garantizarse dos temporadas más en el equipo coruñés. El club, sin embargo, solo le aseguraba una, más otra condicionada en caso de ascenso o por número de partidos disputados, algo muy arriesgado en una campaña especialmente incierta en Segunda B por los posibles parones motivados por la pandemia.

El guardameta gallego llegó hace dos veranos a A Coruña y desde su fichaje se convirtió en uno de los jugadores más queridos por la afición y en uno de los fijos en las alineaciones de los cinco técnicos diferentes que lo dirigieron en Riazor: Natxo González, José Luis Martí, Juan Antonio Anquela, Luis César y Fernando Vázquez. Jugó todos los encuentros completos en su primera temporada en el Dépor y en la segunda también, salvo el del paripé frente al Fuenlabrada, por lo que se ganó un año más de contrato en Segunda por número de partidos jugados, una renovación que solo era efectiva en caso de permanencia.

Pese a las lesiones que lo mermaron y le obligaron a tener que competir con un dolor intenso, sobre todo una pubalgia y una rotura en el recto anterior del muslo, Dani Giménez siempre estuvo disponible y nunca fue baja, sacrificándose por el equipo y demostrando una implicación total. Sin embargo, el club no accedió a brindarle un contrato de dos años y, una vez descartada su continuidad en el Dépor, el portero estudia ofertas de Segunda para seguir su carrera en la categoría de plata y encontrar la estabilidad que buscaba con un nuevo contrato, como mínimo, de dos años de duración. El gallego, que ultima la recuperación de su rotura en el muslo, ya no se reincorporó al trabajo de pretemporada en Abegondo.