Hubo un tiempo, el de mayor gloria del Deportivo como institución, en el que la pareja que contendía por un puesto en el lateral izquierdo se podía adivinar con los cerrados. Todo era alterable en el Dépor, menos el dúo formado por Enrique Romero y Joan Capdevila. Ambos internaciones, se iban alternando en la posición, a veces uno jugaba de central o el otro de interior para cerrar la banda para Irureta en los últimos minutos, pero siempre estaban ahí. Suyo fue el carril zurdo entre 2000 y 2006, protagonistas de una era de estabilidad que saltó por los aires hace casi quince años, y que estuvo a punto de volver a darse con Fernando Navarro y Luisinho en Primera, pero que realmente nunca se ha llegado a producir al mismo nivel. La llegada de Héctor HernándezHéctor Hernández, la salida de Luis Ruiz con destino a Lugo y el futuro aún por definir añaden incertidumbre a una posición que parece incapaz de alcanzar lo que vivió en los primeros años de este milenio en A Coruña.

Han pasado hasta 16 laterales natos desde entonces por esa demarcación y casi tantos futbolistas que han tenido que adaptarse a una posición extraña para ellos por el bajo rendimiento de los fichados o por contratiempos en forma de lesiones. El Dépor ha vivido incluso temporadas, casi siempre la de los descensos, en las que pasaban cuatro y hasta cinco en tan solo un ejercicio por ese puesto. Desde Filipe a Evaldo, desde Silvio a Rindaroy o Tiago Pinto, diversas han sido las prestaciones, las condiciones y hasta sus salidas de A Coruña en una etapa de continuos movimientos que no se van a detener este verano.

La salida de Enrique Romero en 2006 rompió una pareja que ganó títulos nacionales y que asaltó templos europeos en un equipo que hizo historia en la Champions. Joan Capdevila aún estuvo un año más para facilitar la transición en Riazor, una campaña en la que lo jugó todo y en la que tuvo a su sombra y sin pisar prácticamente el césped a un Filipe Luis que estaba a años luz de lo que acabaría siendo.

Apuesta por Filipe

El Dépor terminó, aun así, repescando al brasileño en el verano de 2007 y en las dos temporadas y medias siguientes el puesto tuvo un dueño y era natural de Florianópolis. Hubo ligas en las disputó todos los minutos y llegó a afrontar temporadas enteras sin un recambio natural en la plantilla, como fue el caso del ejercicio 2008-09. Todo empezó a truncarse para el Dépor más que para él con la grave lesión que sufrió ante el Athletic en Riazor. El equipo coruñés estaba medio salvado y se acabó manteniendo en Primera. Él llegó a tiempo para jugar los últimos partidos de aquella campeonato y para fichar por el Atlético y volver a dejar huérfana esa posición, esta vez de manera casi irremediable.

Ese verano de 2010 fue el que inauguró un lustro de una volatilidad extrema en la posición de lateral izquierdo, un tiempo en el que se vivieron además dos descensos y dos ascensos. Sin Filipe y sin apostar por un joven Raúl García Carnero al que Lotina había hecho debutar en Primera en los estertores del ejercicio anterior, Lendoiro salió al mercado a remozar de manera íntegra la posición. Las apuestas fueron el noruego Rindaroy y el experimentado Claudio Morel, pero en realidad los que acabaron jugando fueron Laure y, sobre todo, Manuel Pablo y Seoane a pierna cambiada. El técnico vasco nunca terminó de dar con la pieza y fue una de las múltiples razones que empujaron al Deportivo a Segunda División.

Ascenso y mercado luso

La temporada del primer ascenso, 2011-12, con Oltra trajo cierta tranquilidad en un ambiente favorable generado por un equipo que arrasó en Segunda. Primero Ayoze, recién fichado, y luego Morel contribuyeron desde esa posición para acabar con los 91 puntos de récord que devolvieron al Dépor a la máxima categoría. El club no pudo dar continuidad a la planificación en esa posición, ya que el paraguayo se marchó y apostó por el mercado portugués en 2012 al traer a Evaldo y a Tiago Pinto. Uno tuvo minutos y fue blanco de las críticas de la afición por sus escasas prestaciones y el hijo del mítico jugador de la selección portuguesa apenas jugó. En el mes de enero llegó del Atlético Silvio, que sí que se hizo con el puesto y fue fundamental en la remontada que casi acaba con la salvación blanquiazul, pero tuvo que marcharse tras el descenso.

Ese convulso verano de 2013 trajo a Luisinho que estuvo cinco temporadas formando en tres de ellas (de 2015 a 2018), junto a Fernando Navarro y en Primera, la pareja más longeva de este tiempo tras el Romero-Capdevila de inicio de milenio. Pero en las dos primeras, una en Segunda y otra en la máxima categoría, fue utilizado en más de una ocasión de interior con Seoane (sobre todo en la liga del ascenso, en la 2013-14) como lateral. En Primera, la alternativa fue Canella, aunque solo durante una temporada.

La época de estabilidad del catalán y el portugués se vio cortada con el descenso de 2018. Navarro se retiró y el luso acabó saliendo al Huesca, donde aún sigue. Ya en Segunda, el lateral izquierdo se volvió a poblar de integrantes. Arribó Dubarbier para ser importante y quedaba Saúl como complemento, pero un canterano como Diego Caballo se acabó haciendo con el puesto. Tres candidatos, muchos movimientos y, llegado el verano, una nueva renovación total. Las apuestas eran Salva y Luis Ruiz, que ayer fue presentado por el Lugo. Jugaron ellos y también Mollejo y hasta David Simón en esa posición. Ya es oficial el fichaje de Héctor Hernández con el futuro de Salva Ruiz aún por aclarar.

Más revoluciones

Y la del lateral no será la única metamorfosis. La marcha de Dani Giménez ha empujado al club a firmar dos metas y ahora habrá revolución en las bandas y en ataque. El Dépor se adecenta, un año más, para luchar por el ascenso.