El descenso a Segunda B en 1980 fue una de las grandes oportunidades que tuvo el Deportivo para darle el empujón a una serie de futbolistas forjados en su cantera; sin embargo fue una temporada desperdiciada en ese sentido. Fue aquel curso en el que los equipos de esa categoría tenían que alinear forzosamente a dos jugadores sub 20 en el once inicial. Una iniciativa marcada por unas autoridades deportivas que atendían más al marketing que a las necesidades de los clubes, todo porque estaba en puertas el Mundial de fútbol que se celebró en España en 1982. Sin embargo, el equipo coruñés disponía de una camada interesante tanto en el Fabril como en el primer equipo de juveniles. De esa época solo salió Vicente Celeiro, y no por las oportunidades que se le concedieron en esa campaña de 1980-81. El principal error fue la contratación del entrenador: José Martínez.

El exportero y extécnico del Sabadell llegó sin conocimientos de lo que había en la base del club coruñés y nunca se preocupó de informarse. Tenía a sus órdenes en los entrenamientos a una serie de futbolistas a los que utilizar para cumplir la normativa de la FEF, alinear a dos sub 20 en el equipo inicial, entre ellos Vicente Celeiro (18 años), Alfredo (18), Ramiro (17) y Eduardo (19). El delantero de Vilalba solo dispuso de 23 minutos en toda la temporada. Ese era el tiempo máximo que Martínez le daba a los jóvenes en cada partido, pues transcurrido ese período hacía los dos cambios. Ascendió el Deportivo, y Martínez continuó en Segunda, pero solo diez jornadas. Fue sustituido por Luis Rodríguez Vaz, que conocía a los de casa y ese año le dio protagonismo a Vicente y también a Jaime Agulló, además de entregarle los galones a José Luis.

En aquel equipo que aterrizó en Segunda B había hasta 19 futbolistas gallegos, no todos de la cantera blanquiazul, de los cuales siete eran titulares en las alineaciones: Jorge, Pardo, Piña, José Luis, García, Traba y Castro. Los restantes habituales eran jugadores llegados de fuera, como era el caso de Javi, un central sub 20 cedido por el Valladolid, mientras que los jóvenes forjados en el campo de Maratón, y también en la recién estrenada Ciudad Deportiva de la Torre, eran meras comparsas.

Destaca en aquella época un 10, que era diestro: Alfredo Haz. El malpicán con 18 años ya deslumbraba, era titular de la selección española juvenil y tenía un futuro más que esperanzador; sin embargo, los escasos diez minutos que Martínez le daba en cada partido acabaron por hacerle perder la ilusión a una de las joyas más prometedoras del equipo coruñés, que ya entonces empezaba a liderar un joven José Luis Vara (22 años). El entonces entrenador no solo denostó a Alfredo, sino que también dejó pasar la oportunidad de aprovechar a Ramiro, un excelso centrocampista que estuvo en el club desde alevines; y Eduardo, otro jugador del medio del campo surgido de la cantera del Oza Juvenil, cuyas virtudes nunca fueron valoradas por el técnico catalán. De aquella época solo Vicente sobrevivió con éxito, en parte porque a la temporada siguiente se reencontró con Vaz en el primer equipo; el entrenador que años después también le daría la alternativa a José Ramón y Fran, entre otros.