A cada trauma reciente del Deportivo en los últimos tres años, incluidos descensos dolorosos, ascensos frustrados y un atropello en los despachos, le ha seguido una reconstrucción que este verano está siendo especialmente profunda. La caída a Segunda División B luego de lo ocurrido tras el aplazamiento del partido contra el Fuenlabrada ha obligado a alterar por completo un equipo acostumbrado a las revoluciones antes del inicio de cada temporada.

Le ocurrió en 2018 después del descenso desde Primera División y de nuevo en 2019 cuando el regreso a la máxima categoría tan solo un año después se frustró en el último partido del play off con la derrota frente al Mallorca en Son Moix. El club se preparaba para otra este verano después de un curso atípico siempre y cuando se mantuviese y pensando en afrontar con ambición el ascenso, pero la caída a Segunda División B ha provocado una reconstrucción todavía más importante.

Una parte significativa de los jugadores de la temporada pasada han abandonado el equipo, a pesar de que se ha conseguido retener a algunos e incluso se ha renovado a Claudio Beauvue. El caso del delantero caribeño, sin embargo, es una excepción dentro de la realidad que ha experimentado la plantilla. La dirección deportiva se ha esforzado para encarar el mercado con ambición a pesar de las limitaciones impuestas por el descenso y casi todas las incorporaciones, salvo José Alonso Lara, han llegado en propiedad.

Se han reforzado todas las líneas de la misma manera que se tuvo que hacer los dos veranos anteriores. El descenso de Primera División provocó una desbandada muy parecida a la de esta pretemporada y obligó a crear un proyecto nuevo, que en cierta manera rompía con el pasado más reciente. Un año después, el ascenso frustrado obligó de nuevo a replantear la plantilla, esta vez bajo mayores limitaciones económicas.

Los problemas para encajar piezas y dar salida a jugadores que no eran asumibles en la nueva realidad financiera lastraron en 2019 la planificación deportiva. El equipo pagó esos problemas y firmó un inicio de temporada que lo mantuvo como colista hasta los comienzos de la segunda vuelta.

El Deportivo necesitará ahora ensamblar todas las piezas para afrontar con garantías una competición que dará poco margen para el error. Tiempo tendrá el entrenador blanquiazul, Fernando Vázquez, con un mes por delante para preparar el estreno en la categoría. El técnico está a la expectativa de recibir a Celso Borges, que aún no se ha incorporado los entrenamientos, y de saber si puede contar con Uche Agbo.

El centrocampista nigeriano sigue negociando su posible continuidad con el Standard de Lieja belga. La dirección deportiva también trabaja en un par de llegadas más para la zona ofensiva que redondeen el proyecto. Un delantero y un futbolista para la banda izquierda, siempre y cuando Keko Gontán decida permanecer en la plantilla, darían la forma definitiva a la tercera revolución seguida.