Rui Costa fue su compañero en el Alcorcón. ¿Qué jugador se va a encontrar el deportivismo?

Es un chaval noble, compite muy, muy bien. Que a nadie le engañe su aspecto físico porque es muy veloz y potente. Estoy convencido de que va a ayudar al Dépor.

¿Le lastraron a Costa las lesiones en el pasado ejercicio?

No, creo que fue una cuestión de gustos de entrenador. Pero en los momentos importantes sí que fue titular, luego el técnico le cambiaba y eso. En el vestuario supo ganarse el respeto porque en el día a día se adaptó al rol que le tocaba y cuando jugaba, nos daba mucho.

¿Encaja entonces en sus códigos de buen compañero?

Sí, es un tío que encaja bien. Es joven, pero tiene personalidad y sabe llevar la presión. Estoy convencido de que cuando se ponga en forma, va a dar muchas alegrías.

¿Qué tipo de jugadores?

Es un delantero centro con muy buenos desmarques de ruptura a la caída y el juego de espalda lo interpreta muy bien. Para él con nuestra forma de jugar era complicado. Es un jugador de espacios, de caída a la banda y que de espaldas desahoga al equipo.

¿Cómo llevó en la distancia todo lo ocurrido este verano con el Deportivo-Fuenlabrada?

Con indignación, rabia e incertidumbre. Confiaba en que se hiciese la Liga de 24, pero no pudo ser.

De manera indirecta, pero fue uno de los implicados, porque su equipo tenía que jugar esa jornada. ¿Cómo lo vivió desde dentro?

En el vestuario del Alcorcón había gente muy agotada por la temporada, quería jugar el partido, pero la mayoría pensábamos que era un error hacerlo. Al final, era el encuentro que decidía arriba y abajo. Esa decisión de disputar todos menos uno fue la que generó un problema grande que ya era casi imposible de solucionar.

Lo que mal empieza mal acaba.

Desde luego. Si se hubiese retrasado diez o quince días la jornada, habría sido doloroso, pero habría sido lo más justo. Cualquier decisión posterior iba a ser injusta.

Usted es capitán del Alcorcón y estaba en el famoso grupo de WhatsApp

La mayoría pensaba que no se debía jugar, pero quedaba una hora y media, no había tiempo. Muchos ni contestaron, era imposible localizarlos. Fue casi imposible parar la jornada. Todo el mundo era consciente de que no se estaba haciendo bien, pero no teníamos ni los recursos ni la fuerza suficiente para parar los partidos.

¿Charlaba algo con sus excompañeros de A Coruña?

Con Álex para darle ánimos y preguntarle cómo estaba. Yo estaba muy indignado sabiendo que se habían hecho las cosas mal. El sindicato (AFE) y los jugadores no tuvimos tiempo de reaccionar para ayudar a que fuese todo el final de Segunda más limpio.

Ahora que habla de Álex Bergantiños. ¿Qué le pareció su detención y todo lo que la rodeó?

Fue una injusticia. Todo el mundo percibe el tipo de persona y de capitán que es Álex. Ese audio era una conversación de un vestuario trasladando una información del club y poco más. Es una situación que esperemos que no vuelva a vivir ningún compañero.

Por lo que le llega desde A Coruña. ¿Ya hay ánimos y fuerzas renovadas para el reto que se avecina?

Las cosas hay que cogerlas como vienen. El Dépor como club seguirá peleando en los despachos, pero lo importante es centrarse ya en la temporada, en los fichajes y en la plantilla, que se está haciendo un trabajo muy bueno para llegar cuanto antes al fútbol profesional.

Siente a este equipo y cuando alguien cercano sufre una injusticia siempre surge el instinto de ayudar. ¿Se le pasó por la cabeza este verano volver al Dépor?

Sí, sí, se me pasó por la cabeza. No quería dar yo el primer paso. Si me hubiesen llamado, no habría habido ningún problema. Me imagino que el club ya tiene sus opciones y sus demarcaciones cubiertas. Al Dépor lo tengo en el corazón. Me ayudó como jugador, como persona, y siempre que pueda ayudarle, voy a estar ahí, siempre.

Lleva años en el fútbol profesional, pero conoce perfectamente la Segunda B. ¿Cómo debe afrontarla el Deportivo en el año de su regreso tras cuatro décadas?

Cambia mucho el estilo de juego de una categoría a otra. Ya nos pasó cuando descendimos de Primera a Segunda (en 2011), que en las tres o cuatro primeras jornadas te dan un par de hostias. A la Segunda B hay que adaptarse. Vamos a contar con jugadores determinantes y con experiencia, pero hay que tener mucho cuidado porque con este formato si fallas, te puedes quedar fuera.

¿Le sorprende la reacción del deportivismo ante esta situación?

No, ya pasó el año que descendimos. Antes de ese año estábamos en mitad de tabla, que si bajábamos, que si no, y había descendido la afluencia. Nos fuimos a Segunda y la gente se volvió a enganchar, se unió, y se hizo una temporada histórica. Creo que ahora ha pasado algo parecido. Ante la injusticia la gente se ha enganchado más al Dépor, tiene ganas de ayudar, de ser solidario. Creo que la actitud del deportivismo es de agradecer, porque es lo que más necesita el club.

¿Se esperaba los 15.000 socios que hay en estos momentos?

Detalles así son los que hacen que un club nunca muera, aunque esté en Segunda B o en Tercera. La afición va a tirar al equipo para arriba, ese aliento es impresionante en el campo. Exigirá a los jugadores y al cuerpo técnico, al club, a dar o máximo. Todo para que, poco a poco, el Dépor vuelva a su sitio.