José Manuel Traba (Fisterra, 1958) tuvo especial protagonismo en aquel 80-81, pues con 17 goles fue el máximo anotador del Deportivo y el segundo en la competición por detrás de Chalo (Tenerife), que marcó 19. Tres temporadas antes, con 19 años, había logrado el pichichi en esta categoría, con 23 tantos, cuando estaba cedido en el Compostela, que acabaría descendiendo.

¿Qué recuerda de aquella temporada?

El Deportivo y el Celta éramos favoritos porque éramos superiores, pero había que demostrarlo. Nosotros teníamos claro que debíamos de ser muy fuertes en casa porque los rivales, todos equipos del norte, iban a ser muy duros en sus campos, sobre todo en invierno. Entonces los terrenos se ponían muy pesados con las lluvias y no podíamos hacer nuestro fútbol. Logramos el objetivo, ya que solo cedimos cuatro puntos en Riazor.

Y con usted como goleador.

Tuve una buena temporada y con compañeros muy buenos que también marcaron muchos goles. Recuerdo a García, que era espectacular, Castro, José Luis... todos.

Castro y usted venían de ser pichichis en Segunda y en Segunda B en el curso 77-78. El potencial teórico era importante.

Cierto. Alfonso (Castro) había logrado ser máximo goleador en Segunda el año en que yo lo fui de Segunda B, no solo de mi grupo sino de toda la categoría, lo que nos daba una responsabilidad tremenda. Guardo como oro en paño el trofeo que me entregó la Federación.

¿Y cómo ve esta temporada?

Creo que están formando muy buen equipo, que tendrá que ser fuerte en Riazor a pesar de la ausencia de público. Lo que lamento es que la gente de la casa siga sin oportunidades, ya que el salto a Segunda B no es importante. Sería un buen año para cambiar muchas cosas y disponer de una filosofía como equipo y como club.