El Deportivo Abanca iniciará el sábado en Lezama contra el Athletic su segunda temporada en la máxima categoría con el desafío de mantener al menos el nivel que mostró en el curso de su estreno. Su entrenador, Manu Sánchez (A Coruña, 1978), analiza el inminente comienzo de la competición para un equipo que debe reconstruirse en una campaña marcada por la incertidumbre que todavía despierta la pandemia.

¿Cómo se visualiza una temporada tan condicionada como parece que va a ser esta?

De inicio lo vemos negro. Todas las informaciones indican que esto va a ir a peor y nosotros tenemos una competición en la que vamos a recorrer el país y equipos de otros lugares van a venir aquí. La incertidumbre y el riesgo siempre van a estar ahí. El problema de todo eso ya lo hemos vivido y si surge un caso se para todo el trabajo una o dos semanas. Ya la pretemporada ha sido un sinsentido y digamos que vamos a ir trabajando según vayan surgiendo las cosas; es muy difícil poder programar nada.

¿Cómo afecta esa incertidumbre a la preparación?

El índice lesional ha subido una barbaridad. Estamos hablando de 11 semanas de pretemporada, que primero enfocamos para el inicio de la competición el 5 de septiembre y que después se cambió. Luego se habló del 18 de octubre y se volvió a cambiar. No hemos podido disputar amistosos y nos vamos a presentar al primer partido de Liga con apenas dos jugados. Es muy complejo, sobre todo en nuestra situación, que tenemos media plantilla nueva.

¿Cómo influye en las futbolistas esa situación?

La actitud de las jugadoras ha sido de 10 y súper profesional, pero sí que notas que a estas alturas, a una semana para empezar, el equipo ya debería saber quién está mejor, quién no, quiénes van a ser las presumibles titulares... En lugar de eso estamos en una situación en la que, como no hemos disputado partidos, eso no se ve y ellas lo notan. Esa ansiedad también se ve en los entrenamientos y surgen más discrepancias en el día a día. Es complicado.

¿Han estado a la altura las instituciones de lo que requiere esta situación?

Por supuesto que no. Esto es la Primera División y ahora se comprometen a que el año que viene sea una liga profesional. Dista mucho la organización de todo esto de una liga profesional. No puede ser que nuestra competición se cancele en marzo, se tome una decisión que para mí no es lógica y no haya descensos, en una liga profesional no puede haber algo así, y luego estamos hablando de seis o siete meses para plantear el inicio. Da la sensación de que no hubo ningún planteamiento, por lo menos los clubes no tenemos constancia de eso.

¿Cómo encaja eso con la manera en la que las instituciones presumen del crecimiento del fútbol femenino?

Llevo muchos años en esto y estoy cansado de escuchar hablar sobre eso. El mérito es de las futbolistas y de los clubes que apostaron de verdad, y se va a notar este año, porque, a pesar de la situación, se va a ver, si no la mejor, una de las tres mejores ligas de Europa. Todo eso se ha conseguido por el esfuerzo de las futbolistas y de los clubes. No hay ese refuerzo por parte de quien dirige todo. Supimos nuestro calendario después de que saliera el de Primera masculina, el de Segunda y el de Segunda B. Las palabras son muy bonitas, pero los hechos no aparecen.

¿A la incertidumbre sanitaria se suma la que deriva de la situación del club después del descenso?

Ahora mismo todos los proyectos del club, por todo este desenlace, se ven un poco desangelados, en el sentido de que caes a Segunda División B, sale el formato de competición y te das cuenta realmente de dónde estás. Se ve también en el día a día en Abegondo, pero hay un halo de esperanza, que es cómo se ha volcado la gente. Todo esto ha servido para que el deportivismo se una más. Después, la llegada de Fran, Valerón y Duscher despierta la añoranza que tenemos todos de lo que era el Dépor. Nosotros hemos intentado que las chicas no noten lo que está ocurriendo, pero es inevitable. Nos vamos a presentar en el primer partido en Abegondo y va a haber muy poca gente, porque las condiciones sanitarias son así. Aunque eso sea así, nuestro equipo está acostumbrado a un Abegondo a reventar y de ahí viene lo de desangelado.

¿Se puede preparar al equipo para las condiciones en las que se va a competir, especialmente para jugar sin apenas público?

Es difícil. La imagen que se tiene en España del Deportivo femenino es de un campo a reventar con la gente apretando y compitiendo de tú a tú con todo el mundo. Eso lo sabemos por los jugadoras nuevas que han venido, a las que les atraía eso. Todos los rivales destacaban el ambiente de Abegondo, que era espectacular para el fútbol femenino. Eso ellas lo tienen en la retina y no se va cumplir este año por desgracia. Tenemos que dejarles bien claro que no se cumple por un tema sanitario global, no porque el club haya descendido a Segunda B. Ellas lo tienen más o menos claro, pero lo vamos a echar en falta e incluso me atrevería a decir que somos muy perjudicados.

¿Se puede ver amenazado de alguna forma el proyecto?

Nadie puede decir lo que va a ocurrir con el club, porque si se asciende habrá un empujón. En nuestro caso el proyecto se ha hecho con mucha cabeza. Nunca hemos hecho ningún alarde económico ni ninguna locura, aunque creo que hemos tenido alguna oportunidad de hacer algo así. Todo se ha hecho con bastante cabeza, sobre todo a nivel económico. No debería resentirse mucho el proyecto, sobre todo este primer año. Se podría decir que el proyecto del fútbol femenino dentro de la estructura del Deportivo es autosuficiente.

¿Tranquiliza que se sigan produciendo renovaciones, como la suya o jugadoras como Athenea, Peke o Iris?

Creo que es una muestra de que no dependes mucho a largo plazo de lo que pueda ocurrir. No sé si es autosostenible el equipo femenino, pero sabemos con los recursos de los que disponemos y que no es una carga para el club.

¿Empieza una etapa nueva para el Deportivo Abanca después de las salidas de jugadoras como Teresa Abelleira o Nuria, que formaban parte del proyecto desde que se inició hace cuatro años?

El famoso cambio de ciclo, ¿no? Creo que sí. Fue una etapa muy bonita, sobre todo por ver crecer a jugadoras como Tere o Nuria. Ellas no están y ahora toca reconstruir. Tenemos que volver a hacer ese trabajo, pero la complejidad que tiene es que tuvimos la oportunidad de hacerlo en Segunda División y ahora estamos en Primera. Lo que estamos intentado hacer es crear un proyecto como ese, no sé si de dos, tres o más años, pero en el que la gente se vuelva a identificar con futbolistas y que se asienten aquí. Es muy complicado y en el fútbol femenino más porque hay menos estabilidad en ese sentido.

¿Cómo se han planteado esa reconstrucción?

Lo que hemos hecho es aunar otra vez el futuro de las mejores jugadoras gallegas que hay, a las que tenemos que dar cabida en el equipo B. Es como si en su día a Nuria o a Teresa las plantamos en Primera División, correríamos el riesgo de que no explotaran. Buscamos ese mismo escenario que teníamos en su momento. Podemos presumir de que las mejores jugadoras gallegas de futuro están en el Deportivo. En el primer equipo estamos haciendo lo mismo que en su día hicimos con Alba Merino o con Maya, un punto de veteranía que este año es Lady (Andrade). Luego tenemos otras jugadoras jóvenes como Helena o Kenni Thompson, que esperamos que crezcan con nosotros.

¿Qué sensación le dejan todos esos cambios y las despedidas de Tere o Nuria?

Lo que muere un poco es el aspecto emocional. Tengo mil anécdotas del principio y de todo el camino recorrido. Al final estás trabajando con niñas. Que se entienda bien, pero al final son niñas y van creciendo. Son niñas a las que metes en un entorno lo más profesional posible y solo una sesión de fotos en Riazor para ellas ya era... Me acuerdo de aquel primer Teresa Herrera contra el Villarreal... momentos muy bonitos que están ahí. Ahora es diferente. Intentamos que todas las que vienen lo vivan igual, pero es distinto porque ya estamos en Primera División y hay otras exigencias. A mí me da pena, sobre todo porque creo que se han ido demasiado pronto. Es una sensación que tengo. Para dar el salto a un gran club, como puede ser el caso de Teresa en el Real Madrid, creo que tenía tiempo de sobra, pero nos metemos de lleno en un mundo profesional en el que influyen más cosas. Me da pena y al mismo tiempo me alegro por ellas.

¿Qué representó para el proyecto la reciente convocatoria de Peke con la selección absoluta?

Nosotros hemos tenido aquí internacionales absolutas como Gabriela (Gaby). Con nosotros pasó de las categorías inferiores de la selección venezolana a la absoluta. También Kika y Michele Romero, pero creo que no se le dio tanto valor. El paso que hemos dado con Peke, aunque no haya debutado, es el reconocimiento al proyecto. Incluso ella reconoce que está allí por sus compañeras. Era un poco lo que nos faltaba y quizá no le hemos dado la importancia que tiene. Si nos paramos a pensar en el último internacional absoluto que ha tenido el equipo masculino hay que echar la vista bastante atrás. Nosotros, empezando el quinto año de proyecto, que ya tengamos eso me parece algo importante y destacable. Quedará para la historia y nos pone un poco en el mapa.

¿Tienen más vértigo este año por los cambios en la plantilla y la situación sanitaria que el año pasado con el estreno en Primera?

No. Lo hecho el año pasado da cierta tranquilidad y poso. Es media plantilla nueva, pero hay media plantilla que ya estuvo aquí en Primera División y vivió gran parte de los éxitos del año pasado. Digamos que ahora lo asumimos con más experiencia y sabemos a lo que nos enfrentamos. Este año el vértigo viene más por el crecimiento y la apuesta que hay de todos los equipos. Ves los presupuestos que se manejan y son bestiales. Las diferencias se van a acrecentar más y da un poco de respeto todo eso. La liga va a tener más nivel y va a ser más competida.

¿Ese aumento en los presupuestos y el desembarco de clubes grandes puede hacer que el fútbol femenino se parezca cada vez más al masculino, que sorpresas como la del Deportivo Abanca sean cada vez más difíciles?

Creo que va a ser un año de cambio. Lo veremos, pero creo que clubes como, con todos los respetos, el Sporting Huelva, que no pertenece a ninguna estructura profesional masculina, lleva 15 años en Primera División y ha ganado una Copa de la Reina va a ser más difícil. Para ese tipo de clubes, que a lo mejor estamos nosotros ahí por presupuesto, se nos va a hacer mucho más cuesta arriba. Quizá sí estamos en un camino de parecernos más al masculino y de que esas diferencias se hagan más grandes. Sería una pena.

La liga va a ser más larga, más exigente y el Deportivo ya no va a ser la cenicienta que sorprendió a todos, ¿la exigencia va a ser mayor?

La gente va a estar comparando constantemente y se va a acordar de que Teresa hacía una cosa y Nuria la otra. Con eso hay que vivir, porque también hay gente que todavía tiene en mente la Liga del 2000. Vamos a intentar hacer un año bonito. ¿Se puede repetir? Si calificamos de irrepetible aquello, va a ser difícil, pero lo tenemos que intentar.

¿Se parecerá el equipo en su juego, en su filosofía, al del año pasado o es inevitable que se produzca un giro?

Es que estamos todavía en ese proceso de construcción. Estamos en ese momento de ver si podemos hacer algo similar a lo que hacíamos el año pasado o si tenemos que tirar hacia otro lado. Creo que la esencia va a ser la misma porque va en mí como entrenador y es en lo que yo creo, pero a lo mejor el tipo de jugadoras que tenemos nos obligan a inclinarnos más hacia otras cosas.