Gris, sin salida, sin plan. Llevaba ya un tiempo pisando terreno inestable merced a encarar el inicio de liga con un equipo a medio pulir y el amistoso ante el Valladolid Promesas no le ha servido al Dépor, ni mucho menos, para aliviar esa inquietud. Los goles de Uche y Alonso en los últimos minutos le dan el triunfo al filial pucelano, pero son simplemente las puntillas más visibles en un test en el que preocupa sobremanera la sensación de conjunto a medio hacer, de jugadores lejos de su mejor versión y de falta de hoja de ruta en ataque. Nada que no fuese, en parte, esperable por un verano convulso y condicionado por los tiempos y por el tipo de apuesta en la planificación deportiva. Eo sí, nada ni nadie le quitará que un proyecto que debe ser avasallador y rotundo para regresar ya a Segunda comenzará con inestabilidad una temporada que no permite fallos.

Fernando Vázquez apostó de inicio por un equipo que podría no estar muy lejos de ser el elegido dentro de una semana. Solo la presencia de Juan Rodríguez y Derik Osede en defensa chirriaba en un bloque que destaca por contar por fin, de inicio con Keko y Jose Alonso, dos de los futbolistas llamados a comandar el juego ofensivo. El equipo coruñés se dispuso, de nuevo, a subir sus líneas, a presionar arriba. Sin éxito. Ni en esa labor ni en el remate ni la creación en los últimos metros estuvieron excesivamente finos Beauvue y Miku, ambos lejos todavía de su mejor versión. Al equipo se le veía incluso incómodo en la salida de balón. Se echó de menos algo más de creatividad en el doble pivote y una hoja de ruta de ataque, más allá de lo que pudiese producir Keko por su cuenta en la banda derecha. Lara estaba llamado a ser el otro estilete en tres cuartos. Entre que no encontraba socios, que le llegaba la pelota sucia y que se enredaba en el juego interior tampoco pudo solventar las carencias blanquiazules.

Aun así, el Dépor dispuso de algunas oportunidades en jugadas aisladas, sobre todo, por llegadas de sus jugadores de banda más que por acciones de sus delanteros. El Valladolid Promesas estaba en más momentos del duelo en un bloque bajo, pero se le veía suelto con la pelota y en la transición. Ya en el primer acto puso a prueba a un Lucho García que para mucho y bien, aunque su impecable actuación se viese profundamente ennegrecida por la acción que sirvió para abrir el marcador.

Hasta que llegó el momento de la diferencia y tras el descanso, el Dépor decidió subir aún más sus líneas apoyado en la tranquilidad que le da el duo Mujaid-Granero. Se sucedieron los saques de esquina, el empuje y el peligro que generaba Keko volvió a aparecer. No llegaba el gol. Lo rozó Mujaid en un córner. Además del feliz debut de Uche, la entrada de Gandoy y Adri Castro hacía esperar que aumentase un poco la creatividad en la sala de máquinas y en los últimos metros. Tampoco estuvieron finos. El delantero tuvo una ocasión muy clara en la jugada anterior al 1-0 del Valladolid Promesas, no llegó al servicio de Keko. El fallo del meta colombiano entregándole un balón fácil a Raúl Uche para que marcase desluce su partido y sirve para que el bofetón y el baño de realidad sea aún mayor para el Dépor. Quedaban poco más de cinco minutos y descuento y el equipo coruñés, también cansado, casi ni se revolvió para empatar. El 2-0 llegó sobre el pitido final. El mal estaba hecho y se encuentra, de momento, dentro el propio Dépor.