Las derrotas no cuentan hasta el próximo domingo, cuando llegará la hora de la verdad con el debut liguero frente al Salamanca, pero la de ayer debe servir al Deportivo para darse cuenta de una vez por todas de dónde está y qué es lo que le espera. Habrá rivales que le cedan la iniciativa y se atrincheren, pero también otros, como por ejemplo el Valladolid Promesas, que le jueguen de tú a tú y con descaro pese a la teórica diferencia de potencial. No la hubo ayer en Bembibre, donde el filial pucelano fue superior al Dépor en todo, en fútbol y en intensidad. Atacó más y mejor hasta encontrar premio en la segunda parte con dos goles en la recta final. Primera derrota del equipo coruñés en su quinto amistoso, el último antes del estreno oficial. Otro aviso, como contra el Bergantiños, para espabilar. Está a tiempo, pero tiene que ser ya. El nuevo formato de la Segunda B no espera por nadie y solo con la camiseta no se van a ganar partidos. Hará falta bastante más.

El gran problema del Deportivo fue de nuevo creativo. Borges y Álex, muy planos, no conectaron con los de arriba y solo Keko generó algo de peligro desde la banda derecha. Ni rastro de Beauvue y Miku, con más protagonismo a la hora de defender que de atacar. Sin laterales ofensivos -Bóveda y Juan Rodríguez ocuparon de inicio los carriles-, el equipo coruñés no tuvo amplitud ni profundidad para sorprender al filial del Valladolid, bien plantado y con recursos de sobra para estirarse en campo contrario y buscar la portería de Lucho. Parecía que eran los pucelanos los que tenían en sus filas jugadores de superior categoría. Lara, con un disparo lejano que desvió el meta Samu, fue el único blanquiazul que chutó entre los tres palos en el primer acto. Más cerca del gol estuvieron Benito, con un cabezazo ligeramente alto, y Kuki Zalazar, cuyo lanzamiento al filo del descanso lo desvió Lucho.

Tras la reanudación el Dépor salió algo mejor al campo y llegó un poco más arriba a base de faltas y saques de esquina, siempre con Keko como lanzador. El madrileño estuvo a punto de marcar en el 75, pero cruzó demasiado su tiro. Para entonces ya estaba en el campo Uche Agbo, cuya reaparición fue la mejor noticia de la tarde para el Dépor, prácticamente la única positiva. Media hora escasa para el nigeriano, que necesita ponerse en forma, como todos sus compañeros.

Sin goles se llegó a la recta final hasta que un error infantil de Lucho en la entrega lo aprovechó Raúl Uche para batirlo por debajo de las piernas (m.85). Regaló el primero el Dépor y también el segundo, ya en el descuento, cuando Alonso remató sin oposición a la salida de un córner mal defendido.