Siete meses y medio llevan los aficionados del Deportivo sin poder animar a su equipo desde las gradas de Riazor. Mucho tiempo de tensión viendo los toros desde la barrera, más de medio año echando de menos sentir el fútbol de verdad, en vivo, de cerca. El domingo, el estadio blanquiazul volverá a abrir sus puertas con muchas restricciones y medidas de seguridad anticoronavirus, pero 5.000 privilegiados, los primeros aficionados postcovid en Riazor, tendrán la suerte de asistir al Deportivo-Salamanca en el estreno del equipo de Fernando Vázquez en Segunda B. Ayer fue el primer día de venta de entradas para todos los socios protectores que hicieron reserva, una jornada de largas colas en Riazor que se extendieron desde las taquillas a lo largo de toda la avenida de La Habana hasta girar frente al paseo marítimo y prolongarse por la acera del aparcamiento del Palacio de los Deportes.

"El sistema habría que cambiarlo. Es complicado tener que venir y hacer cola, sobre todo para la gente que trabaja", lamentó Yago Bouzas, uno de los más madrugadores en retirar sus entradas para él, para su hermano y para un amigo. Como él, muchos deportivistas se quejaron de que la fórmula elegida para el despacho de los billetes fuese presencial por su incomodidad, al obligar a los aficionados a tener que acudir a las taquillas, con la consiguiente espera, de más de una hora de media, y además generando una concentración de personas en plena pandemia.

Tantas quejas hubo por las colas que el Deportivo optó por hacer público por la tarde en su página web un comunicado para transmitir sus "sinceras disculpas a todos los socios protectores que han solicitado una entrada para el partido del próximo domingo y que, durante esta semana, tendrán que realizar una compra presencial de sus entradas para poder acudir al encuentro, por las esperas y colas que se están produciendo durante el proceso".

La única vía, "a día de hoy"

El procedimiento, según el Deportivo, "a día de hoy no se puede realizar de otro modo". Por eso desde el club "se está trabajando para implementar lo antes posible la solución tecnológica que permita realizar este proceso de forma completamente telemática, pero el soporte actual no lo permite", argumentó en su comunicado el Deportivo, agradecido a la afición blanquiazul por su "desbordante respuesta" para animar al equipo. A los socios protectores que se quedaron sin entrada para su grada por las restricciones de aforo se les reubica en otra distinta y tienen que pagar la diferencia, lo que también genera críticas.

Desde antes de las nueve de la mañana ya había seguidores esperando su turno, aunque las taquillas no abrían hasta las diez. Al frente de la fila, Patricia Figueroa, encantada de cumplir el encargo de su hijo Ángel. "Vengo por el chaval, que me dijo: mamá, vete a por la entrada, que quiero ir al fútbol. Él está en clase y, entonces, me tocó", relata. "Da igual dónde esté el equipo, en Segunda B, en Tercera o donde sea. Desde pequeñito, del Dépor a tope", explica orgullosa la primera de los cientos de aficionados que ayer pasaron por las taquillas de Riazor. Todos ansiosos por ver competir al equipo coruñés, como Francisco Sánchez, deseoso de que llegue el domingo para acabar con tanto "mono de fútbol" acumulado en estos últimos meses. "Da igual la categoría. El Dépor es el Dépor, esté donde esté", recalca este aficionado blanquiazul, que retiró localidades para él, para su hija y para su cuñado.

Muchas "ganas de fútbol" tiene también el joven Domingo Queijeiro, que asistirá al partido del domingo con dos amigos cuyas entradas también compró ayer: "Ver al Barça o al Madrid no me llega. Quiero ver a mi equipo. Siempre se nos va a escuchar, seamos 5.000, 100 o los 20.000". El plazo para que los socios protectores adquieran en Riazor las entradas que solicitaron finaliza el sábado a las 20.00 horas.