Esta vez no hubo milagro de última hora en forma de gol in extremis como contra el Salamanca. Tampoco lo mereció el Deportivo, un equipo a medio hacer, en muchas fases a merced de un recién ascendido como el Compos. Con los mismos futbolistas que hace unos meses jugaban en Tercera el conjunto santiagués fue más incisivo en ataque y estuvo mucho mejor posicionado que un Dépor de nuevo muy perdido y plano en la fase ofensiva. Sonrojante y preocupante. De momento es un equipo del montón en Segunda B, impotente e incapaz de demostrar su teórica superioridad. Una de dos, o espabila o se estrella, como ayer en el Vero Boquete de San Lázaro. Nada que rescatar, solo el empate, y menos mal, porque si alguien hizo más méritos para ganar fue el Compos. Un punto de vulgaridad que multiplica las dudas de la jornada inaugural en Riazor.

Se esperaba otro Dépor en Santiago, más agresivo, más alto en la presión, más preciso con la pelota y con más ritmo a la hora de atacar. Pero no hubo mejoría ninguna. Al contrario. Otro partido para olvidar y dos puntos que se quedan en el camino. Por ahora no hay casi nada a lo que agarrarse, solo a creer que el margen de mejora es grande, o que tiene que serlo por la calidad que se le presupone al grupo de futbolistas que forman la plantilla blanquiazul. De categoría superior, pero de momento sobre el papel, que no en el campo.

Desde el arranque el Compos se sintió muy cómodo con y sin balón. Supo cuándo tocaba apretar y cuándo le convenía más replegarse. Ideas claras, al contrario que el Dépor. Diez minutos tardó Juampa en culminar el primer remate a puerta, a la salida de un saque de banda que sorprendió a la zaga visitante. Primera llegada de las muchas que generó el conjunto de Yago Iglesias en la primera parte. No excesivamente claras, pero con verdadera intención de hacer daño y tratar de tú a tú a un rival a priori superior, pero que no lo demostró, ni individual ni colectivamente. Entre Abelenda, Antas y Josiño le dieron mucho sentido al juego santiagués, por momentos muy fluido ante un Dépor espesísimo cada vez que pisaba campo contrario. Ni fútbol, ni presencia, con Borges especialmente desdibujado, lento y fallón. Cuando vuelva debería ser determinante, pero de momento no está para jugar y la competición no espera por nadie.

La tempranera lesión de Salva fue un contratiempo inesperado que alteró los planes del equipo coruñés. Valín entró para sustituir al valenciano y Bóveda, que luego también se lesionó en la segunda parte, pasó a ocupar el carril izquierdo. Por esa banda apareció muy poco Lara, aunque en el 22 casi marca tras un buen centro de Keko. Remató alto el servicio del madrileño, de nuevo el mejor de los deportivistas en ataque, el único que dio la sensación de poder hacer algo diferente. Los demás, atascadísimos y sin ideas, ansiosos por encontrar el camino por el que llegar a la portería contraria. Demasiadas imprecisiones y mucha lentitud a la hora de circular el balón. Beauvue, muy desasistido, solo entró en juego de espaldas y lejísimos de la portería contraria. Fácil de defender para el Compos, que culminó otro de sus ataques con un remate cruzado de Brais Abelenda poco antes del descanso. Otro susto para el Dépor, que pedía a gritos irse a la caseta para buscar otro plan diferente para darle un vuelco al partido.

Pintaba mal, muy mal, para el Deportivo, y la cosa no mejoró. Sin Fernando Vázquez -llegó a San Lázaro en el tramo final por un problema familiar-, les tocó a David Sánchez y Manuel Pombo guiar al equipo en busca de una reacción que no llegó. Frente al Salamanca el Dépor creció en los segundos 45 minutos, impulsado por el empuje del público de Riazor y los destellos de algunos futbolistas como Galán y Gandoy. Ninguno de los dos tuvo minutos ayer.

La entrada de Uche le dio algo más de consistencia al centro del campo pero lo que necesitaba el Deportivo era desborde, desequilibrio, y visión de juego. Alguien capaz de iluminar la total oscuridad de un ataque nublado de principio a fin. Si llegaba un gol coruñés iba a ser en una acción aislada, como el zapatazo de Nacho González que hizo temblar el larguero en el 63. Fue la mejor ocasión visitante en los 90 minutos. Ni un solo disparo entre los tres palos. Impropio del gran favorito a subir.

Le lesión de Bóveda obligó a volver a recomponer la defensa con Derik de lateral izquierdo. Banda coja y más facilidades para el Compos, que con el paso de los minutos se fue plantando cada vez más atrás, aunque sin renunciar al ataque. Partido de 0-0, marcador inamovible pese a la entrada de Miku, primero, y del debutante Rui Costa, después. Ni una sola remataron. Solo el portugués lo intentó desde muy lejos, con un absurdo lanzamiento directo al banderín de córner. Pura impotencia, la suya y la de todo el equipo.

Al Dépor se le agotaba el tiempo sin ser capaz de acabar jugadas y el Compos logró que el encuentro muriera en el campo visitante. Hasta tuvo una llegada para llevarse el partido en el descuento pero la defensa desvió el balón a córner antes de que Hugo Sanmartín aprovechara un rechace para rematar en boca de gol. Fue la última acción reseñable de un partido malo, malísimo, del equipo coruñés. La temporada acaba de empezar pero casi todo son dudas. Certezas, muy contadas. Mujaid, y poco más.