Álex Bergantiños (A Coruña, 1985) es "fiabilidad absoluta" en palabras de Fernando Vázquez, muy satisfecho con su rendimiento como central en los últimos dos partidos. La conexión entre ambos es total, hasta el punto de que el capitán gana cada vez más protagonismo a la hora de ajustar las posiciones de sus compañeros sobre el césped.

¿Es algo así como una extensión del entrenador dentro del campo?

No sé. Sí que un poco por experiencia intento, y me sale bastante natural, hablar con los compañeros. El míster tampoco me corta demasiado, entonces entiendo que él también coincide muchas veces en lo que buscamos. Lógicamente, yo intento que el grupo haga lo que el míster pide. Por esa experiencia y por momentos vividos intentas ayudar a los compañeros en el campo, y más cuando estás en posiciones de atrás, que ves mejor el juego.

Ya aprobó los tres niveles del curso de entrenador, ¿su futuro apunta al banquillo cuando llegue el momento de colgar las botas?

Me gustaría seguir vinculado al fútbol, a estar en el campo lo máximo posible, pero eso no depende solo de mí. Intento aprender siempre de cada entrenador que he tenido y de las nociones que me han dado también en el curso. Luego el fútbol dirá si puedo estar vinculado a los chavales o con el primer equipo. Dependerá más del club, de si le puedo ser útil en alguna parcela.

Le está tocando jugar de central, nada nuevo para usted.

En mi carrera siempre he intentado adaptarme a lo que cada entrenador me ha pedido, con mis condiciones. Me he formado de central, por eso es una situación que es muy cómoda para mí. He jugado partidos en Primera y en Segunda de lateral, de medio más defensivo, de medio más ofensivo, de central? He tenido experiencias de todo tipo y he intentando rendir lo mejor posible en cada una, sabiendo que cada posición es diferente, sabiendo las limitaciones que puedo tener según qué acciones del juego, pero intentando sumar siempre en beneficio del equipo .

Desde el Imperátor llega a los juveniles del Dépor como central.

Sí. Fui central siempre hasta el Fabril. En el juvenil del Deportivo jugué dos años de central y luego en el filial hubo bajas y Tito [Ramallo] me dijo que me veía también con condiciones para jugar de mediocentro. Acabo esa temporada de mediocentro.

¿Retrasar la posición es un proceso natural con los años?

Sí, yo creo que mi fortaleza siempre es lo defensivo y lo táctico, estar bien colocado. Al jugar de mediocentro creo que fui mejorando mis registros ofensivos y de capacidad para jugar con menos espacio, pero está claro que mi naturaleza fue de central y quizá por mis limitaciones físicas a lo mejor no me acabé consolidando en esa posición de profesional y sí lo hice mejor de mediocentro, intentando abarcar un poco más de campo y mejorar lo que te limita jugar con menos tiempo y espacio. He intentado adaptarme lo mejor posible a cada posición y en las dos me siento muy cómodo. Quizá atrás tenga alguna limitación más por altura o por velocidad que suplo más en el medio del campo, pero también puedo hacerlo perfectamente ahí, intentando suplir esas posibles carencias con anticipación o con lectura de juego.

¿Cómo está siendo la adaptación del equipo a la Segunda B?

Difícil. Difícil por todo. Como cuando se bajó de Primera a Segunda, las expectativas siempre son muy altas con todos los jugadores que firman en un equipo hecho para ascender, para ganar mucho. Siempre ese proceso es costoso tanto a nivel individual como colectivo porque tienes que formar un grupo totalmente nuevo y que se vaya conociendo. De momento, creo que no estamos haciendo un juego vistoso pero estamos sacando resultados y es la base para crecer, y más en un año y una categoría tan difícil como es este, también por lo que conlleva la categoría, la pandemia y todo lo que implica esta incertidumbre que hay en cada jornada. Estamos adaptándonos. Esta temporada se convierte en un ejercicio de supervivencia. El que mejor se adapte, vaya sacando partidos y esté mejor preparado para llegar al final en buena posición es el que puede tener opciones, y aun así no te lo garantiza por el formato de la competición. El equipo eso lo ha asumido bien. Ha conectado muy bien. Creo que tenemos un grupo de personas que ha conectado muy bien y ahora nos falta en el campo ir puliendo cosas. Defensivamente se está viendo que estamos concediendo muy poco y en ataque creo que el equipo va a ir creciendo cuando los jugadores vayan conectando y vayamos cogiendo mejores sensaciones ofensivas.

¿Estresa mucho este sistema de competición?

Sí. Tienes que intentar no pensar mucho en él pero sí que es cierto que es un sistema difícil y estresante porque tienes que estar pendiente de pasar cada corte. Ahora estamos con este primero pero también tienes que mirar de reojo al otro subgrupo, ver cómo van sumando y cómo de caro va a estar el nivel de puntuación. Es un poco incierto porque los puntos no van a contar igual para unos equipos que para otros porque vas a jugar contra rivales diferentes, así que no sabes la dificultad que hay aquí ni la dificultad que hay allí, ni los posibles inconvenientes que pudieran tener los equipos de según qué comunidad por la pandemia, ni los partidos aplazados o no aplazados, ni en qué condiciones van a jugar, o vamos a jugar... Es un poco incierto todo y hay que ir más que nunca semana a semana intentando ir metiendo puntos en la saca.

Buscando algo positivo de la amarga experiencia que le tocó vivir el pasado verano, detención incluida, ¿se hace uno más fuerte después de pasar por algo así?

Sí. Está claro que fue muy desagradable, pero como de todo en la vida yo intento extraer la experiencia de todo lo que he vivido, tanto de las cosas buenas como de las malas del mundo del fútbol, y estoy orgulloso de cómo he afrontado todo, de cómo he ido superando todas las cosas que me han pasado. Sí es cierto que estos dos últimos años, tanto el anterior con lo de mi operación [en la boca] y el ascenso frustrado a Primera [ante el Mallorca], como este, con todo lo que ha conllevado el descenso y el caso Fuenlabrada, han sido superintensos, pero estoy orgulloso de cómo lo he afrontado y de cómo me ha arropado la gente que tengo a mi alrededor. Estoy fortalecido en el aspecto de tener la conciencia muy tranquila y de haber intentado lo mejor siempre para mi club y para mis compañeros. En eso sí que me siento muy tranquilo y reconfortado.

Las responsabilidades por el riesgo sanitario del viaje del Fuenlabrada a A Coruña aún están pendientes de depurar, ¿qué le parece que a estas alturas usted sea el único que ha prestado declaración?

Es raro, sorprende. Sé por qué es. Entiendo que aquí hay una maquinaria mediática que ha querido llevar todo en una dirección y ahí creo que el deportivismo se ha unido muy bien y ha demostrado que no se va a amilanar ante nada, y con mi caso lo mismo. La justicia sí que entiendo que vaya más despacio, pero entiendo que van a tener que pasar los responsables de toda esa negligencia. Lo que se quiso hacer conmigo ha sido una cortina de humo para tapar otras cosas y todavía tengo esperanza de que haya responsables que tengan que dar explicaciones e incluso alguna consecuencia de cómo se gestionó, porque todos vemos y sabemos que hay otros intereses por encima del hecho de manchar mi nombre o manchar al Deportivo. Lo que se quería tapar eran otras cosas y entiendo que aunque sea tarde, y no sé en qué proporción, pero yo creo que al final todo el mundo acabará respondiendo por los hechos que ha cometido.