El Dépor suma, a la vez que desespera. No estuvo nada bien en Guijuelo. Todo lo contrario. Se dedicó a saber sufrir y aguantar las embestidas de un rival modesto, pero que se lo creyó de verdad e hizo mucho más para ganar. Sigue invicto el equipo coruñés, con la coartada de que todavía no ha perdido, pero sin fútbol. Ni rastro de la ansiada mejoría tras el parón. Un punto y nada más. Decepcionó sobre la superficie sintética del Municipal Luis Ramos, que en ningún caso puede servir de excusa. No era el mejor escenario para desplegar un juego espléndido, eso desde luego, pero al Dépor hay que exigirle bastante más en Segunda B, mucho más. Once puntos de quince, que no está nada mal, números que camuflan las carencias de un equipo que no acaba de destapar el fútbol que se le presupone a un grupo de jugadores en teoría de categoría superior. En la práctica, de momento, no lo parece.

Mejor y más intenso el Guijuelo, que no renunció para nada a tener la pelota con el claro objetivo de buscar la portería contraria y generar peligro. Al Dépor le duró un cuarto de hora su intención de salir a por el partido. Desde muy pronto dio un paso atrás, mucho más preocupado de defender que de atacar. Los salmantinos ganaron casi todas las disputas y se impusieron con claridad en el centro del campo, donde tanto Uche como Borges estuvieron especialmente desconectados, con muchos problemas para bajar el balón al piso y dar continuidad al juego.

Demasiados pelotazos desde atrás para tratar de conectar con los dos delanteros, Miku y Beauvue. Dos puntas a la vez desde el inicio por primera vez en la temporada en busca de segundas jugadas y más remate. No funcionó el retoque táctico de Fernando Vázquez, que poco antes del descanso decidió retirar al guadalupeño para dar entrada a Álex Bergantiños y pasar a jugar con tres centrales y dos carrileros largos, Bóveda y Salva, que salían de sendas lesiones musculares. Tampoco mejoró el Dépor con ese dibujo. Siguió a merced del Guijuelo y achicando balones, solo que con más gente cerca de su propia portería. En ataque, la nada más absoluta, únicamente algún escarceo aislado de Keko Gontán, de nuevo el más entonado del Deportivo en campo contrario.

El madrileño fue el único que dio cierta sensación de poder hacer algo distinto. Destellos aislados, siempre apagados por la ordenada defensa del Guijuelo. Sus centros, pocos, no encontraron rematador y los dos delanteros apenas participaron en el juego. Desaparecido Beauvue durante los minutos que tuvo, lo mismo que Miku. En realidad, nadie conectó con ellos. Al Dépor le volvió a faltar lo mismo que en las cuatro jornadas anteriores: talento, imaginación, capacidad asociativa... alguien capaz de marcar las diferencias filtrando algún pase o superando rivales. No le sobra ese perfil de futbolista.

Una falta muy escorada lanzada por Salva y despejada por el portero Sarkauskas fue el único disparo a puerta del Deportivo en los primeros 45 minutos. Tras el descanso no mejoró la capacidad para acabar jugadas y solo Bóveda, con un lanzamiento lejano fácil para el meta lituano, acertó a lanzar entre los tres palos. Pobrísimo balance ofensivo para el teórico rival a batir de la categoría. Insuficiente, por mucho que el partido fuese en un campo tan complicado y singular como el del Guijuelo.

Bastantes más llegadas tuvo el equipo de los hermanos Montes, las suficientes como para haber marcado, pero Carlos Abad logró mantener su portería imbatida por cuarta jornada consecutiva gracias a alguna buena parada y, sobre todo, al desacierto de los locales en la definición. Cristóbal Gil tuvo una clara para anotar mediada la primera mitad pero su disparo con el exterior no encontró portería. También Kamal, hasta en dos ocasiones, lo intentó desde lejos.

A medida que iban pasando los minutos daba la impresión de que el Guijuelo quería más y al Dépor no le iba mal con el 0-0. Papeles intercambiados en la intención y también en la propuesta futbolística, con los salmantinos mucho más entonados para armar ataques veloces y precisos desde diferentes sectores del campo. Eizmendi lo intentó una y otra vez, igual que Zamorano, otro de los más incisivos del equipo local.

La segunda mitad empezó para el Dépor igual que acabó la primera, muy mal. Con tres centrales siguió teniendo los mismos problemas para iniciar las transiciones ofensivas y el recurso fácil de los balonazos en largo fue el principal argumento de los blanquiazules para estirarse y merodear el área contraria en busca de rechaces o segundas jugadas. Pocos balones divididos ganaron los de Vázquez, prácticamente ninguno. Tampoco fueron capaces de sacar partido de las acciones de estrategia. Definitivamente, se conformaban con el 0-0 pese a los intentos de Galán por caracolear en campo contrario, casi siempre neutralizados.

El delantero Rui Costa entró a falta de media hora pero ni la olió, como tampoco Lara en la recta final. Jugaba con fuego el Dépor, dejando pasar los minutos ante un Guijuelo muy combativo que no paró de intentarlo. Pina, en el 78, casi encuentra el premio del gol, pero su disparo lo desvió lo justo Carlos Abad para mandar el balón a córner. El Deportivo acabó salvando un punto, lo único positivo que se llevó de Guijuelo. Suma y continúa invicto, pero las sensaciones no son buenas porque con la pelota hasta ahora es un equipo del montón en Segunda B, y ya van cinco jornadas. El margen de mejora es amplio o al menos eso es lo que se espera de este Deportivo, todavía en construcción y muy lejos de ser un equipo protagonista y dominador en la categoría de bronce.