El viejo axioma futbolero de la manta —“El fútbol es como una manta corta. Si te tapas los pies, te descubres la cabeza, y si te tapas la cabeza, te descubres los pies”, sentenció el técnico brasileño Tim— se ha convertido en un lugar común para describir a los equipos poco equilibrados, pero se adapta a la perfección a un Deportivo que no logra forjarse una identidad propia. En Zamora cayó porque apenas tiene recursos ni mecanismos ofensivos con los que fabricar oportunidades de gol, por más que ayer se presentara en el Ruta de la Plata con Rui Costa como único delantero disponible de la primera plantilla. Por el camino ha ido perdiendo además parte de la seguridad defensiva que se convirtió en el rasgo diferencial de la propuesta de Fernando Vázquez para el proyecto en Segunda B.

Al Deportivo ayer contra el Zamora le costó atacar y también defender porque no encuentra un patrón a través del que gobernar los partidos. En lugar de eso, potencia las virtudes del rival. La pausa con la que se movió ayer el conjunto blanquiazul permitió a los locales ordenarse con comodidad y no existieron fórmulas para armar ataques posicionales.

No las hubo porque el Deportivo tampoco tiene excesivas variantes en ataque, y menos ayer sin Rolan, Borja Galán, Miku y Beauvue. El equipo carece de recursos para ser diferencial, y de hecho ayer Vázquez recurrió de nuevo al fabrilista Manu Mosquera por delante de Nacho González para buscar las alternativas de las que carece en la mediapunta. Tampoco ayuda que jugadores con un perfil asociativo como Yago Gandoy, de regreso al once titular, se vean relegados a posiciones que les son ajenas. En una banda el coruñés fue intrascendente mientras el centro del campo apenas aportaba soluciones. El panorama no se aclaró así ayer en ataque y se oscureció un poco más todavía en defensa.