Fernando Vázquez salió por la puerta de atrás del Deportivo por segunda vez en poco más de seis años, tras acudir al rescate del equipo blanquiazul cuando pasaba por momentos de apuro. El técnico fue destituido en el verano de 2014, tras lograr el ascenso a Primera División, “por no atender el teléfono” durante la época en la que el equipo gestionaba los refuerzos para afrontar la nueva campaña en la elite del fútbol español; ahora, su despido se produce tras perder el segundo partido consecutivo en la Liga y quedar eliminado de la Copa del Rey contra el Alavés.

Al entrenador de Castrofeito no le sorprendió la decisión adoptada ayer por el consejo de administración, consecuencia de la derrota que el Dépor sufrió en Zamora. La imagen que ofrecía su equipo, el más caro de toda la Segunda B, no estaba acorde con la categoría teórica de los futbolistas que habían llegado y los que se habían quedado para lograr el retorno a Segunda División. Sin embargo, los resultados acompañaron a los deportivistas en las siete primeras jornadas, en las que cosechó cuatro victorias y tres empates. Todos los triunfos llegaron por la mínima, pero ganó, sobre todo en Riazor.

Líder en solitario tras el séptimo encuentro, el conjunto coruñés sufrió una de las derrotas más humillantes ante el Celta B (1-2), en el que fue el último partido de la categoría en 2020. “Fernando es consciente de los comentarios que existen y sabe que hay un sustituto que está casi preparado”, aseguraban hace poco más de un mes personas del entorno del entrenador. Sin embargo, una única derrota, por muy dolorosa que fuese, no era motivo para destituir al entrenador de Castrofeito, auténtico líder de un deportivismo carente de referentes. Además, el equipo blanquiazul era segundo con tres puntos de ventaja sobre el cuarto.

Llegó el parón de un mes. Sin embargo no tuvo el descanso que procuraba porque tuvo que disputar la Copa del Rey. El Deportivo eliminó a El Ejido en Riazor al ganar otra vez por la mínima y se inició el periodo de reposo con la incertidumbre sobre la continuidad de Vázquez. El nombre de Rubén de la Barrera había empezado a sonar. “Lo único que puede hacer es seguir trabajando”, aseguraban desde el entorno del entrenador de Castrofeito, mientras él procuraba mantenerse al margen de cualquier comentario. “Sin embargo, se le nota que está tocado”.

“Lo que me sorprende es que salte mi nombre porque perdí un partido. Es inesperado. Que el presidente tenga que salir a defenderme no me parece normal por perder un partido. La seguridad que tenía quizá no sea tanta”, había dicho Vázquez en la previa de la Copa contra El Ejido. Pedía apoyo, entonces, pero no para él. “Este grupo con apoyo y con regularidad nos va a llevar a Segunda A. No busco el apoyo para mí, lo busco para el grupo”. Después, llegó el encuentro contra el Alavés en el que el Deportivo dejó muy buenas sensaciones a pesar de perder (0-1). La razón era que ese partido lo iniciaron “ganando”. “Contra el Alavés comenzamos 0-0, pero en ese partido ya íbamos ganando”, explicó antes de viajar a Zamora.

Lo contrario le sucedía en la Liga, donde “con 0-0 ya estamos perdiendo”, hablaba de sensaciones. Por eso, desde la derrota ante el Celta B, incluso es posible que antes, cada día acudía a Abegondo pendiente ya no solo de desarrollar el plan preparado para esa jornada de trabajo, sino pendiente de que fuese convocado a una reunión. La tuvo con Fernando Vidal, el presidente, tras perder con el filial del Celta. Fue ratificado. La Copa fue como un bálsamo, pues acompañaron los resultados con el triunfo frente a El Ejido y las sensaciones, como sucedió contra el Alavés. “Cuando está calmado, cuando no ve la responsabilidad de tener que ganar demuestra el talento y la capacidad que tiene de competir”.

El regreso a la competición que le interesa al Deportivo, la Liga, promulgó su sentencia, algo anunciado. En Zamora el cuadro coruñés perdió el segundo partido en esta competición y dejó una imagen más acorde con la que había ofrecido en anteriores choques que la que mostró ante el Alavés. No caben disculpas, ni los lesionados, ni las circunstancias climatológicas, nada sirvió de atenuante. Menos de 24 horas después de la derrota en el Ruta de la Plata, Fernando Vázquez recibió la notificación de su despido. Justo un año después de su reincorporación al banquillo blanquiazul de la mano de Fernando Vidal, el mismo que firmó su destitución y que era el máximo responsable del área deportiva en el verano de 2014, cuando fue despedido para dejarle sitio a Víctor Fernández, que llegó de la mano del propio Vidal para dirigir el proyecto de 2014-15 en Primera División. Es el segundo adiós de Vázquez de Riazor. Quizá sea el definitivo para un técnico que vive en deportivismo y que siempre llegó para ejercer de bombero, aun sabiendo que quien lo reclamó no creía en él.

Una situación similar a la de hace siete años

Fernando Vázquez se estrenó como entrenador del Deportivo el 15 de febrero de 2013 en el Sánchez Pizjuán. Llegó para sustituir a Domingos Paciência, que solo permaneció en el banquillo blanquiazul durante seis jornadas. El portugués había llegado para suplir a su vez al despedido José Luis Oltra, pero tras 35 días tiró la toalla. Dirigió seis partidos al Dépor (un triunfo, un empate y cuatro derrotas) y presentó su dimisión. Llegó Vázquez con el Deportivo en la última posición de la tabla y a 6 puntos de la salvación. Por delante tenía 15 partidos para intentar el milagro: “¡Sí, se puede!”. Una frase que acuñó el técnico de Castrofeito con la que levantó al deportivismo. Era cuestión de fe. El equipo llegó en la última jornada fuera del descenso; con vencer a la Real Sociedad en Riazor le bastaba, pero los donostiarras se llevaron los tres puntos y el billete para la Champions mientras que los coruñeses acabaron en Segunda. Vázquez había sido el recurso de urgencia. Estaba en su casa cuando recibió la llamada del club. Aceptó de inmediato, pero no logró la salvación. Al año siguiente ascendió. En enero de 2019 recibió otra llamada de urgencia porque el Deportivo estaba metido en el fondo de la clasificación una vez más, pero en este caso de Segunda División. Antes, habían pasado dos entrenadores, como en 2012-13, y como entonces el Deportivo salió del descenso, pero volvió a caer en los puestos de peligro y ahí finalizó la competición. En medio, la Liga paralizada por el COVID-19; el caso Fuenlabrada, y los continuos cambios en el consejo de administración de la entidad deportivista. A pesar del descenso, Fernando Vázquez continuó en el banquillo deportivista del que dos derrotas lo acaban de liquidar.