Con Rubén de la Barrera el Deportivo incorpora a un entrenador cuyos equipos, a lo largo de su corta carrera en los banquillos, siempre se han caracterizado por querer ser protagonistas con la pelota y tratar de someter a sus rivales en base a dominar la posesión. El sistema que más ha utilizado y con el que logró su mayor éxito, el ascenso a Segunda con la Cultural Leonesa en 2017, es el 1-4-3-3, con un solo pivote, dos interiores y dos extremos, aunque habrá que comprobar si es ese es el mejor dibujo para sacar el mayor rendimiento de la actual plantilla blanquiazul. Los que estuvieron a sus órdenes tanto en la Cultu como antes en el Guijuelo destacan del técnico coruñés su apuesta por el fútbol asociativo, por salir con el balón bien jugado desde atrás y por dominar la posesión pero no de cara a la galería sino para hacer daño al rival.

El portero Guille Vallejo, el defensa Ángel Bastos y el delantero Benja Martínez, que bajo su mando ascendieron a la categoría de plata en 2017, también destacan de él su capacidad para intervenir con eficacia durante el desarrollo de los encuentros, en especial con sus charlas en los intermedios. “Tiene detalles diferentes a la hora de leer los partidos. En el descanso te decía cuatro conceptos clave para ganar y, si los hacías, ganabas”, recuerda el meta burgalés, ahora en las filas del Algeciras, líder destacado del subgrupo 4A de Segunda B.

También en la categoría de bronce compite el delantero Benja Martínez, que reapareció con el Hércules la pasada jornada tras superar una lesión de clavícula. El catalán fue el pichichi de la Cultu el año del ascenso, firmando 24 goles en Liga y dos en Copa. “De la Barrera es un entrenador muy completo, yo diría que está un paso por encima de la categoría. Sabe leer muy bien los partidos, analizarlos y tomar decisiones sobre la marcha”, explica. En la misma línea se posiciona el gallego Bastos, que jugó 38 partidos con el conjunto leonés el año del ascenso y actualmente es agente libre tras desvincularse del Hermannstadt rumano. Coincide con sus excompañeros en que De la Barrera “sabe ver lo que está ocurriendo y toma las decisiones necesarias para cambiar los partidos”.

Antes de triunfar en la Cultural, el técnico coruñés también destacó en el Guijuelo, al que clasificó para disputar la fase de ascenso a Segunda en 2014. El veterano Jonathan Martín, a sus 39 años aún en las filas del conjunto verde, considera a De la Barrera “un entrenador muy cualificado, muy preparado y con un grandes conocimientos a nivel estratégico y de mecanismos”. “Apostó por una idea de fútbol que en aquel entonces no era sencilla en una categoría como la Segunda B, y menos para un equipo como el Guijuelo, por su historia y por su campo [de hierba sintética]. Fue valiente, creyó y nos hizo creer a nosotros en esa propuesta”, añade el central. “Le gusta mucho la posesión del balón y hace una muy buena lectura de los partidos. Igual plantea una cosa en la primera parte y en el descanso es capaz de darle un giro a la situación si es necesario. Es un técnico muy preparado, con muchísimos conocimientos”, recalca Jonathan.

“Palabras clave”

Mucho protagonismo para la pelota y también mucha flexibilidad para adaptarse a las circunstancias en función del momento o del rival. “Le gusta el juego asociativo pero no solo de posición sino también profundizar por banda”, explica Guille Vallejo. “Hay muchos equipos que tienen la posesión por tenerla, pero él a través de la posesión busca crear superioridades para llegar al área con facilidad”, argumenta el portero, que recuerda bien las “palabras clave” que solía lanzar a sus jugadores para reforzar conceptos. En su caso, por ejemplo, con el “cuarto pasillo del portero”. “Es el hueco que tienes que ocupar para facilitar el pase entre los centrales y tener siempre superioridad. El portero, con él, tiene mucha influencia en el juego”, detalla el meta del Algeciras.

De la Barrera, según Benja, “se caracteriza por ser protagonista con el balón, por tener el peso de los partidos y no especular”. “La base es que no hay posiciones fijas. El lateral puede hacer de mediocentro y el extremo puede acabar siendo lateral. Te enseña el fútbol desde otra perspectiva. El aficionado disfruta con esa forma de jugar. Suele gustar a todo el mundo”, resume el goleador del Hércules.

Bastos, que antes de su breve aventura rumana jugó dos campañas en el Extremadura, coincide con sus excompañeros en que De la Barrera “quiere ser siempre protagonista con balón”. “Nosotros lo éramos. Sometíamos un montón a los rivales. En León el fútbol que hacíamos era muy vistoso y el jugador disfruta con él”, sostiene el lateral derecho, que a las órdenes del coruñés solía actuar por la izquierda para meterse hacia dentro a la hora de atacar y así buscar los pasillos interiores.

En cuanto al trato con Rubén de la Barrera, los cuatro coinciden en que “es exigente e intenso”. “Tiene mucho carácter y no se casa con nadie. Valora el rendimiento, no el nombre. Yo venía de jugar en Tercera, pero él tuvo narices y me puso a mí por delante de dos pesos pesados para Segunda B [Palatsí y Leandro]”, recuerda Guille Vallejo. “Es muy exigente y a la vez cercano al jugador. Una cosa no quita a la otra”, concluye Jonathan.