La segunda etapa de Fernando Vázquez parecía cerrada el lunes con su destitución y la llegada al banquillo de Rubén de la Barrera, pero en realidad se alargó hasta ayer y es probable que sume algún episodio más. Porque el exentrenador blanquiazul se despidió disparando hacia la cúpula del club sin aclarar si se refería al área deportiva, a la institucional o a ambas, y denunciando la falta de “confianza” hacia su figura desde el último tramo de la temporada pasada. En una comparecencia dirigida a la afición y en la que confesó su “deportivismo” desde la infancia, Vázquez lamentó los obstáculos que se encontró en el seno de la propia entidad y que terminaron desembocando en su despido.

El técnico de Castrofeito, acompañado de su inseparable colaborador Manuel Pombo en una comparecencia telemática después de declinar la oferta del club para emplear alguna de sus instalaciones, no le puso nombre y apellidos a quien desde dentro considera que boicoteó su trabajo, pero confirmó las sospechas que existían sobre el escepticismo reciente hacia su labor “Quizá el mayor obstáculo que encontré para llevar esto adelante no estaba en el exterior, no estaba fuera, sino que estaba dentro de mi propio club”, denunció.

El nombre del director deportivo, Richard Barral, salió a relucir en ese momento, pero Vázquez negó que se refiriera a él. “Tenemos una buena relación e hizo un buen trabajo deportivo, lo dije públicamente”, manifestó. Vázquez insistió entonces en que no deseaba aclarar a quién se refería y eso conduce inevitablemente a especular sobre la identidad del responsable de comportamientos que le perjudicaron. Algunos, según el técnico, fueron “súper graves”.

“Ocurrieron cosas que desde mi punto de vista me parecen súper graves”, aseguró. “Cosas que sabe el club, evidentemente, que sabe la propiedad, y solo espero que por el bien del Deportivo, tanto el presidente como Abanca, tengan la valentía de tomar las decisiones adecuadas para que la unidad por la que siempre peleo yo dentro del Deportivo vuelva y nos permita conseguir los objetivos a los que todos aspiramos”, argumentó.

Vázquez garantizó que las quejas que expuso ayer se las había traslado antes al presidente, Fernando Vidal, y relató por qué solo las hizo públicas una vez que se materializó su destitución: “Sabía que cuando un entrenador está cesado corre el riesgo de hablar y no ser creíble. Le pueden acusar de que está despechado... Pensé en dar una rueda de prensa en el cargo, lo consulté si lo podía hacer o no, porque hubo momentos muy duros para mí. Los supe llevar sin que nadie se enterase. Pensé en hablar, pero sabía que sería cesado”.

La situación que describió Vázquez terminó cristalizando en una falta de confianza que empezó a percibir al final de la temporada pasada. Bajo su punto de vista, reflexionó, su despido no es más que el capítulo final de esos recelos hacia su figura y tiene poco que ver con los resultados recientes del equipo. “Esta crisis, o minicrisis, no es por perder dos partidos, la desconfianza era anterior. Si hubiera confianza, no habría motivos para el cese. La situación viene arrastrada, esto fue la justificación”, subrayó.

El exentrenador deportivista también se defendió de quienes lo acusaron de haber perdido la dedicación que lo había caracterizado en anteriores etapas. “Eso que escucho de que al entrenador le faltaban ilusión o ganas de trabajar me parece un poco absurdo y fuerte decir eso. Estaba como un cañón en estos momentos”, destacó.

La desconfianza que percibía, sin embargo, le pudo afectar en su estado de ánimo, según reconoció durante un tramo de la comparecencia de despedida. “Es difícil trabajar cuando sientes debajo de los pies que estás en terreno movedizo o hay desconfianza”, apuntó.

Las sensaciones que percibía al frente del equipo y que le llegaban del entorno terminaron haciendo mella, pero eso no significaba que le afectaran en el trabajo diario al frente de la plantilla. “Mucho de mi estado emocional viene dado porque sabía que evidentemente la confianza en el entrenador, como sabe todo el mundo, porque a mí me llegaba a de todas las partes, no era excesiva. A veces te preguntas si la gente para la que trabajas no está confiando en ti evidentemente no vas a ser un río de alegría. Pero eso no se puede confundir con mi pasión por mi trabajo”, reflexionó.

“Podría reconocer que la alegría, cuando no estás en un entorno de confianza, la vas perdiendo”, admitió un Vázquez emocionado por momentos en una comparecencia que dejó dudas sobre el funcionamiento del club.

“Le deseo mucha suerte a Rubén”

Fernando Vázquez se detuvo durante su despedida en la figura del que se ha convertido en su recambio en el banquillo. El técnico de Castrofeito elogió a Rubén de la Barrera y le deseó suerte para alcanzar el objetivo del ascenso al final de la temporada. “Le deseo mucha suerte a Rubén. Es un chico joven, preparado y espero que tenga los mejores éxitos”, manifestó el exentrenador deportivista sobre su sustituto. Vázquez también se dirigió a la afición para lanzar un mensaje de unidad como el que pronunció cuando llegó al banquillo para su segunda etapa hace ahora aproximadamente un año. “Le pido a la afición del Deportivo que no se divida jamás, que apoye al equipo y que no se dividan nunca más, porque cuanta más fuerza tengamos, más importante será el Deportivo. Espero que la relación entre el club y la afición vaya siempre en la misma dirección”, subrayó en su despedida. El exentrenador blanquiazul también se mostró seguro de que el equipo terminará alcanzando el objetivo de regresar a Segunda División e incluso llegó a decir que está dispuesto a apostar su “finiquito” a que esa meta se alcanzará. “Estoy seguro que el Deportivo estará en playoff y creo que es el mensaje más importante que puedo transmitir”, manifestó.