Manuel Castillo, ayer en el pabellón del Ventorrillo. |  // C. PARDELLAS

Manuel Castillo, ayer en el pabellón del Ventorrillo. | // C. PARDELLAS

Durante su etapa en el Compostela. |  //L. O.

Durante su etapa en el Compostela. | //L. O.

Cuarenta años después, Deportivo y Compostela se reencontraron el pasado mes de octubre en la categoría en la que ambos cruzaron sus caminos por primera vez. La Segunda División B volvía a ser el escenario de un duelo regional que se hizo esperar casi 20 años, cuando los dos se enfrentaron por última vez en Primera. Manuel Castillo, histórico del Chaston y actualmente entrenador del Distrito Ventorrillo de fútbol sala, militó en los dos equipos y disputó esos primeros encuentros que inaugurarían una rivalidad luego alimentada en la elite. Este domingo en Riazor (17.00 horas) vivirá un nuevo capítulo, aunque en condiciones más parecidas a las que vivió Castillo en la temporada 1980-81.

El Deportivo había descendido un curso antes y el defensa coruñés, que luego haría carrera en el histórico Chaston de fútbol sala, pagó de alguna manera los “platos rotos” junto a otros compañeros. “Tuve la mala suerte de romperme el menisco faltando dos o tres partidos para acabar la temporada. Me tuve que operar y el club contrató un nuevo técnico, se trajeron cinco o seis jugadores, gente de su confianza, y para mí fue un mazazo. Estaba recién operado de la rodilla y entre las bajas que dio el club una fue la mía”, recuerda.

Recaló en Compostela, donde estuvo cuatro años, y afrontó la idea de jugar contra el club de su “vida”. Para él, sin embargo, no había un sentimiento de revancha por la manera en la que abandonó el club blanquiazul. “Yo quería que ascendiera el Dépor porque era mi equipo desde pequeñito. No mezclé el club con lo que me había pasado a mí personalmente”, asegura.

El Deportivo se encontraría una categoría especialmente dura, algo parecido a lo que le ha ocurrido este año, con el añadido de que había caído a Segunda B de la mano con el Celta. “Es que aún encima eran los dos”, recuerda Castillo. “Pasaba un poco lo que está pasando ahora, que la gente creía que iba a ser un camino de rosas y lo que pasó es que todos llegaban motivadísimos a jugar contra el Deportivo. Si no juegas al cien por cien te marcaban la cara”, destaca.

En Riazor, el Compostela de Castillo, que disputó los dos encuentros, cayó por la mínima (1-0) y en Santiago rescató un empate (2-2). “Lo de ganar por 4-0, nada. Tuvieron que sufrir”, apunta el exjugador deportivista formado en el Fabril.

El Deportivo terminaría regresando a Segunda División por la vía rápida en una categoría exigente en la que el Compostela también haría méritos. “Hicimos una buena campaña en esa Segunda B en la que estaban la Cultural, el Racing de Ferrol, el Pontevedra, el filial del Athletic y el Tenerife en el grupo norte. Había mucho nivel”, afirma.

El conjunto blanquiazul se encontraría unas dificultades parecidas a las que está teniendo este año. El domingo en Riazor recibirá el Compostela con poco margen de error después de los tropiezos recientes. “Me ha sorprendido un poco, porque aunque sabía que iban a tener que sufrir en los partidos no pensaba que le dejaran tanto margen de maniobra al resto de equipos”, apunta Castillo sobre el rendimiento del Deportivo esta temporada. “La plantilla en teoría es superior a las demás y, aunque pensaba que iban a ganar o empatar sufriendo, imaginaba que iban a ganar más partidos a estas alturas”, añade el exjugador deportivista

Castillo, sin embargo, echa en falta un perfil de jugadores más experimentados en una categoría desconocida para la gran mayoría a pesar de su experiencia en competiciones de mayor nivel. “No tienen el perfil adecuado a la categoría, lo que no quiere decir que sean malos. No son perfiles que la conozcan”, reflexiona sobre la confección de un equipo que el domingo vivirá un capítulo más de una rivalidad ya tradicional.