El incombustible Juan Luis Amigo Ferreiro, Juanito, desafía al paso del tiempo y mantiene viva la pasión por el fútbol a sus 51 años en las filas del Sigüeiro, el equipo de su tierra. Estaba preparando el estreno en Preferente, hasta que la semana pasada detuvieron los entrenamientos por las nuevas restricciones. “La situación nos obligó a parar”, lamenta el exdelantero de Deportivo y Compos, consciente de que “lo importante es que se solucione la pandemia”. “Lo demás, ya vendrá”, afirma el atacante, con ganas de seguir de corto al menos una campaña más, si es que al final arranca la Preferente: “Me sigue gustando competir y estar en activo. Si se juega esta temporada, estoy por la labor; pero si no se juega, no sé lo que pasará el año que viene. No es lo mismo estar parado con 20 años que cuando tienes mi edad”.

Lejos queda ya su larga carrera en el fútbol profesional, que inició en el Compostela a principios de los 90. Tenía 22 añitos cuando dio el salto al Dépor desde San Lázaro, aunque solo participó en un partido oficial de blanquiazul. Fue el 21 de febrero de 1993, contra la Real Sociedad, en Riazor (5-1). “En ese momento te crees que es el primero de muchos, pero al final fue el primero y el último. Cosas del fútbol. No tuve la fortuna de disputar encuentros pero coincidí con unos jugadores increíbles, de los que aprendí mucho. Bebeto, Mauro, Fran, Djukic, Aldana, Nando... todos de un nivel extraordinario. Me queda la pena de no haber podido participar más pero me quedo con eso, con la experiencia de haber estado en un club que quería ser grande”.

Betis, Racing de Ferrol, Mérida, Levante y Toledo fueron otros de los muchos equipos por los que pasó el delantero, reconvertido a extremo en el Sigüeiro. Allí lo ven como todo un referente, pero él se siente “uno más de la plantilla”. “Cuando empiezo a entrenar o a jugar no estoy pensando ni en mi edad ni en la de los demás. Casi todos con los que estaba entrenando este año son muy jóvenes, porque se renovó mucho el equipo, y echo de menos algún compañero más de más edad, pero lo importante es que, si se arranca, el club pueda mantener la categoría”.

El exdeportivista Juanito, con el brazalete de capitán durante un partido con el Sigüeiro. | // ANTONIO HERNÁNDEZ

Juanito se formó como masajista y también estudió osteopatía. A eso se quiere dedicar y está “pendiente de los permisos para abrir un local en Narón”. Vive en Neda, con su mujer y sus dos hijos, y no le importa viajar a Sigüeiro para entrenar y competir. Tiene otro motivo de peso, muy por encima del fútbol. “La verdad es que es una tirada, ochenta y tantos kilómetros. Suelo ir un poco antes del entrenamiento, estoy un rato con mi madre y luego voy a entrenar. Me lo tomo, no sé, de otra manera. Aprovecho para estar allí un rato con mi madre y eso ya me vale para que no se me haga largo el viaje”.

Echa la vista atrás y le parece “impensable” que Dépor y Compos se vayan a enfrentar en Segunda B, pero “en el fútbol, cuando cometes errores, al final los acabas pagando”. Pasaron casi tres décadas desde su multitudinaria presentación en Riazor junto a Bebeto, en 1992, y nunca olvidará aquella “sensación increíble”. “Tuve la suerte de presentarme con él. Tribuna estaba a tope”. Un solo partido en año y medio con el Dépor antes de firmar por el Betis para apear al Barça de la Copa. 0-0 y 0-1, con gol suyo en el Camp Nou. “Era el Dream Team —recuerda—. Pasar a semifinales era algo impensable y lo conseguimos”. Aquel de 1994 fue uno de los tantos más sonados de una larga cuenta goleadora aún abierta, la que Juanito quiere seguir aumentando con el Sigüeiro.