Los cinco años que Fernando Vidal tenía marcados en su hoja de ruta inicial para ejecutar su proyecto al frente del Deportivo se quedaron finalmente en apenas trece meses tras la decisión de Abanca de apartarlo y apostar por un consejo nuevo. Ese plan a largo plazo tenía también objetivos inmediatos. El 6 de febrero de 2020, tres semanas después de convertirse oficialmente en el cuadragésimo quinto presidente del Deportivo, Vidal y su consejo aprobaron por unanimidad unas Directrices Estratégicas de Actuación con cinco “medidas de actuación prioritarias”. Unas se concretaron o se dejaron avanzadas. Otras, en cambio, no se cumplieron.

1. Permanencia en Segunda y retorno a Primera tan pronto como sea posible. El Dépor empezó 2020 con pie y medio en Segunda B, pero en febrero estaba en plena remontada a hombros de Fernando Vázquez, la apuesta de Vidal para intentar el milagro. Luego llegó el paréntesis competitivo por la pandemia, cuyos efectos devastadores también tuvieron un impacto brutal en el fútbol, y el descenso a Segunda B, consumado en diferido tras el agravio por el caso Fuenlabrada. El equipo se despedía del fútbol profesional y, por consiguiente, aparcaba su anhelo de volver pronto a la máxima categoría.

2. Fortalecimiento del patrimonio neto del club utilizando para ello todas las medidas de refinanciación y reestructuración financiera que permitan incrementar su tope salarial a fin de disponer de los medios suficientes para conformar recurrentemente una plantilla deportiva muy competitiva. El club tuvo que recurrir primero a un crédito participativo de cinco millones con Abanca, que resultó clave para poder fichar en enero de 2020, y pactó la conversión de 30 millones de deuda con la entidad bancaria en acciones. Tras el descenso a Segunda B, y sin límite salarial, Abanca volvió a hacer un gran esfuerzo para construir una plantilla competitiva, en teoría la mejor de la categoría, pero que en la práctica no levanta cabeza. El rendimiento, hasta ahora, lamentable.

3. Mantenimiento del Deportivo Abanca en Primera. La pasada temporada el equipo femenino logró un espectacular cuarto puesto en su estreno en la elite. En el presente curso cierra actualmente la tabla, pero a tres puntos de la zona de salvación. El entrenador blanquiazul, Manu Sánchez, perdió jugadoras importantes en verano y, además, acabó 2020 con dos menos por las salidas de Lía y Kenni. Sin embargo, no llegó ningún refuerzo en este mercado invernal y el técnico coruñés tendrá que acabar la temporada con solo 17 futbolistas con ficha del primer equipo.

4. Reforzamiento y mejoría radical de todos los equipos inferiores al objeto de generar futuros deportistas profesionales susceptibles de continuar en el Deportivo. Mujaid, Valín y Gandoy pasaron a tener ficha del primer equipo desde el pasado verano, en el que regresaron al club Juan Carlos Valerón, para dirigir al Fabril, y Fran González Pérez, como director de cantera. Villares y Rayco acaban de dar el salto desde el filial al primer equipo, en el que el delantero Adri Castro es uno más pese a tener licencia del Fabril.

5. Mantenimiento continuado de un ambiente de paz social en un contexto de apoyo total al Deportivo por parte de su afición, accionistas y organismos públicos y entidades de cualquier índole. La deriva del equipo la pasada temporada hasta la llegada de Vázquez acentuó la profunda fractura social que venía agrandándose desde años atrás. El técnico actuó como nexo de unión del deportivismo en un momento crítico y la reacción del equipo, que casi logró la permanencia, ayudó a recuperar la unidad y la fe. Tras el paréntesis por la pandemia, los partidos se jugaron a puerta cerrada y las restricciones de aforo se prolongaron esta temporada, en la que los nefastos resultados han vuelto a crispar a una afición lógicamente harta y desencantada por tantos años de continuas decepciones.