La derrota del Deportivo en Ferrol confirma el fracaso del equipo coruñés, que en A Malata enterró definitivamente las remotas opciones que le quedaban de reengancharse a las tres primeras plazas. Empezó la campaña como claro favorito al ascenso, para muchos el principal candidato de los 102 participantes en Segunda B, pero el fútbol lo ha colocado en su sitio, donde se merece, y ya solo le queda pelear por la permanencia en el tercer escalón del fútbol nacional. Esa es ya su única meta, un objetivo modesto pero que no será nada fácil teniendo en cuenta el sistema de competición y la reestructuración de las categorías de cara a la próxima temporada.

Además de seguir aspirando al ascenso a Segunda, los tres primeros de cada subgrupo tendrán garantizada una plaza en la Primera RFEF, el tercer escalón del fútbol nacional desde el próximo curso. Ahí es donde quiere estar el Dépor, evitando la caída a la Segunda RFEF, que será la cuarta categoría, o incluso a la Tercera RFEF, que será la quinta. Un panorama aterrador para los blanquiazules, que ni en la peor de sus pesadillas se imaginaban tener que verse en una situación así.

Para estar en esa Primera RFEF el Dépor tendrá que acabar esta fase cuarto, quinto o sexto y jugar una nueva segunda liguilla con el cuarto, quinto y sexto del otro subgrupo. Se arrastran todos los puntos de esta fase a esa segunda liguilla de seis partidos, en casa y fuera contra los tres rivales procedentes del otro subgrupo. De esos seis equipos, los dos primeros clasificados jugarán en esa Primera RFEF logrando así la permanencia en el tercer escalón del fútbol nacional.

En el peor de los escenarios, si el Dépor acaba esta liguilla inicial entre los cuatro últimos, estaría abocado a luchar por no caer a la Tercera RFEF, el quinto escalón del fútbol español desde la próxima temporada. Si el Pontevedra gana esta tarde al Compostela, el Dépor caería a esas últimas cuatro plazas.