Lucho García (Barranquilla, Colombia, 1998) llegó a España con tres años y prácticamente desde entonces comenzó a labrarse una carrera en la portería que este verano le trajo al Deportivo procedente del filial del Sevilla. Hace dos jornadas se hizo con la titularidad por delante de Carlos Abad después de una fractura de nariz que todavía arrastra. En los entrenamientos se protege con una máscara que ya le ha salvado de algún que otro balonazo en el rostro. En los partidos no quiere ni oír hablar de la protección. “Cuando juego no pienso en eso, si vas con miedo te suelen dar siempre”, sostiene.

¿Cómo fue su carrera hasta recalar en el Deportivo?

Empecé en la Fundación del Real Madrid, estuve tres años cuando era pequeño, e iba a hacer una prueba en la cantera, pero me fracturé la tibia y el peroné. Me quedé un año escayolado y me fui al Juventud de Móstoles. Allí estuve cinco años y después me ficha el Real Madrid. Luego de un año me voy al Rayo Vallecano y allí estoy seis. Termino de tercer portero en el primer equipo, ascendemos a Primera División y me ficha el Sevilla hasta que vengo al Deportivo. Desde que llegué aquí me puse la meta de que quería dejar huella y que iba a ser el reto de mi vida. Hasta ahora lo está siendo. Llevo todo el año luchando para que me llegara la oportunidad que tengo ahora, aunque no sea en el momento más bonito del equipo. Pero eso me motiva para ayudar y poder cambiar los resultados.

¿Cuánto cuesta hacerse con un hueco de titular?

Y más en mi posición. Ser portero es una posición muy complicada. Es agradecida y al mismo tiempo no lo es. Cuando trabajas acaban pasando cosas, lesiones, malos resultados... y terminas saliendo. Hay que tener mucha paciencia. Desde que llegué tuve que tenerla. Después del partido de Copa contra el Alavés, cuando podían cambiar las cosas con Fernando (Vázquez), le cambian y tengo que volver a demostrar que me pueden dar la oportunidad. Lo que quiero es mantenerme y ayudar al equipo.

¿Cómo se sobrellevan esos momentos a la espera de una oportunidad?

Soy muy espiritual también y nunca tengo ninguna duda de mí. Siempre he tenido personas alrededor que me han recordado el portero y la persona que soy. Eso tuvo recompensa hace dos semanas y me acordé de todas ellas cuando me decían: “Lucho sigue trabajando, no cambies, sigue con alegría...”.

¿Cómo es competir contra un solo compañero por el puesto?

La mejor manera de tomarse eso es trabajando para que tu compañero mejore y tú también lo hagas. Si yo subo el nivel, él también tiene que hacerlo, porque si no va a dejar de jugar. Siempre me he mentalizado para trabajar el triple si mi compañero mejora. En eso me he basado. Cuando no se daban las cosas, seguía trabajando, hacía algo diferente. Decía: “Este es el dinerito a la hucha que algún día vas a recoger”.

Logró ser titular, pero el equipo no termina de arrancar...

Ha sido un doble sentimiento para mí. Conseguí entrar después de trabajar durante todo el año, que no fue fácil para mí porque tuve que tener mucha perseverancia y templanza. Hubo momentos difíciles, pero el míster me dio la oportunidad y conseguimos ganar después de bastante tiempo. Me hubiera gustado ganar también esta semana como para consolidar todo eso y poder decir que aporté un cambio positivo al equipo para que lleguen las victorias.

¿Dolió especialmente la derrota en Ferrol?

El equipo llegaba bien y con más confianza después de ganar el fin de semana anterior. Nos llevamos un chasco, por nosotros mismos y por la afición, que ha puesto sus esperanzas en nosotros. Ahora mismo tenemos una deuda con ellos por no poder darles las alegrías que todos queríamos.

¿Por qué no termina de arrancar el proyecto de De la Barrera?

Más que eso tenemos que mirarnos a nosotros mismos. No puedo decir nada malo del míster, es una persona muy entregada, que nos explica todo muy masticado y que desde el momento en el que llegó ha tenido una disposición máxima. Cuando no estaba jugando, hablaba conmigo como con quien más lo necesitaba. A todos los compañeros que no jugaban les dedicaba hasta más tiempo que a los que estaban jugando. Eso es de valorar. Es un gran profesional y me duele que no le estén saliendo las cosas porque está poniendo todo para que salgan.

¿Ve posible todavía clasificarse para la fase de ascenso?

Claro que sí. Cosas más difíciles se han visto en el mundo del fútbol, que cambia cada día. Este fin de semana perdieron equipos que están arriba. Hay resultados que uno nunca se espera, pero tenemos que centrarnos en lo que depende de nosotros, en ganar los tres partidos y no hacer cálculos.

El entorno y la afición no confían demasiado, ¿qué argumentos les daría para creer?

Es entendible que no confíen. Desde el primer momento han estado a nuestro lado y es comprensible que estén decepcionados porque no salen las cosas. No entendemos por qué no llegan los resultados, trabajamos y damos todo de nosotros mismos, pero luego en el campo no tenemos esa capacidad de reacción cuando nos meten gol. Por primera vez lo viví en el campo este fin de semana. Nunca había estado en un resultado adverso y no vi esa capacidad de poder remontar o ir hacia delante. Ahí es cuando hay que sacar coraje y valentía.

Su compañero Héctor habló de “cabezas gachas” en cuanto les marcaron el sábado...

A mí a nivel personal no me sucedió, pero lo noté en mis compañeros cuando nos marcaron y no paraba de gritar para que cambiaran esa actitud porque eso no nos iba a ayudar para nada. En esos momentos es cuando más hay que creer porque tuvimos ocasiones, aunque no entraron.

¿Les ha podido la presión?

Sé la historia que tiene el club y la responsabilidad que conlleva representar este escudo. Eso supone ganar todos los partidos, o en nuestra mente estaba ganarlos. Luego hemos visto que hay rivales que compiten, que hay campos complicados...

¿Han subestimado la categoría?

Llevo varios años en ella y sabía que no hay rivales fáciles. Los campos son complicados y todos te pueden hacer daño. Quizá nos ha faltado gol toda la temporada y eso ha hecho que no hayamos podido remontar partidos o tener ventajas cómodas en otros en los que hemos sido mejores.

¿Cómo se explica esa dificultad para marcar?

Me ha sorprendido mucho porque tenemos mucho talento en el equipo. No le veo una explicación lógica a por qué no estamos marcando. Yo, que soy un pesado, me quedo con los delanteros después de los entrenamientos para que mejoren. No sé por qué no tenemos esa capacidad para hacer goles. Mejoramos en el inicio del juego y mejoramos los movimientos arriba para tener más ocasiones, pero aún así no marcamos.

Decía que este es el “reto” de su vida, ¿había pasado por una experiencia como esta?

Pasé algo parecido en el Rayo Vallecano, estando en el primer equipo, después de bajar de Primera. Estaba de tercer portero y vivimos una etapa parecida a la de aquí, en la que no llegaban los resultados y había que ascender sí o sí. Yo era un niño, entrenaba con ellos, pero mi mentalidad era jugar con el juvenil. Lo que pude extraer de esa experiencia es que después de los momentos malos, de sufrir, todos se unieron y los sacaron. Tanto así que al año siguiente ascendieron a Primera División cuando se decía que el Rayo lo iba a pasar súper mal. En los momentos malos es cuando más hay que confiar.