A unos metros del antiguo campo de Riazor, Juan Carlos Valerón (Arguineguín, 1975) regatea camino de la estatua de Arsenio Iglesias a un grupo de niños ajenos a su presencia y enfrascados en una pachanga pos escolar. Quien sigue siendo leyenda no podía antes dar tres pasos por A Coruña sin que le detuviesen y le venerasen y hoy, entre las mascarillas y el cambio generacional, es capaz de pasar desapercibido. Su papel en 2021 es diferente al que tuvo entre 2000 y 2013, pero no menor. Es el técnico del Fabril y uno de los hombres llamados a comandar el viraje hacia el modelo de cantera que busca Abanca.

Ahora, al menos, tiene algún respiro por la ciudad sin que le detengan para pedirle un autógrafo o una foto. ¿Ha recuperado su vida?

Sí, aunque siempre lo he llevado bastante bien. Hay que aceptar que no es lo mismo de antes. Pasó el tiempo y los años. Lo asumo con naturalidad, como todo en mi vida. Y estoy muy agradecido por aquello, por lo de hoy. Nunca busqué ni busco la fama. Ayudé en mi época de jugador, mi compromiso fue total. Y ahora en otra faceta, quizás en el puesto más delicado que hay, el de entrenador. Decidí no hacer cosas sencillas, soy así, busco hacer lo que me gusta. No tengo ningún afán por ser entrenador profesional o por ser un técnico exitoso, no es mi manera de ser venir aquí para yo progresar como entrenador , solo quiero transmitir lo que siento y ayudar al Deportivo a que las cosas le vayan bien.

¿Por qué el Deportivo?

Pues porque apostó por mí y no era sencillo. Es una dedicación diferente y hay gente preparada. En Tercera, aquí, hay muy buenos entrenadores. Y ya, cuando entras, no es fácil que salga bien. Ahora estamos en una época complicada y estás expuesto. Yo siempre acepté la responsabilidad para bien y para mal. Hay que saber llevarla.

¿Por qué entrenador?

Es lo que me gusta y es la manera que tengo de entender este juego. Me gusta transmitir, que se vea en mi equipo lo que he vivido en el fútbol, lo que he expresado como jugador. Entonces me motivaba la gente y ahora también. Me hacía feliz que disfrutasen con lo que veían. Mi ilusión de ser entrenador es por influir dentro de un equipo para le llegue a la afición. En el fútbol no se puede perder ese punto de vista, aunque estamos en unos tiempos en los que los resultados son importantes y hay mucho dinero en juego. Sigo pensando que el fútbol es para que lo disfrute la gente. Ya lo viví como jugador y soy de los que creo que se puede ofrecer un buen espectáculo y encima ganar, espero vivirlo también como técnico.

“No tengo ningún afán ni ambición por ser un técnico profesional”

¿No imagina entonces haber jugado sin público en las gradas?

Es terrible. Lo estamos aceptando como algo normal, pero... A la gente se le ve más desconectada del fútbol, parece que se ha ido apagando esa pasión. Ojalá que pase todo pronto y que vuelva la gente a los estadios.

Le tocará muchas veces hacer de psicólogo con los aficionados que se encuentra, dada la situación del Dépor. ¿Es así o no?

Sí, pero no tanto. El deportivismo vive una situación complicada. Parecía que se estaba tocando fondo, pero había más hacia abajo hasta llegar al punto en el que estamos. Aún así, yo percibo que la afición del Dépor solo quiere que se empiecen a hacer las cosas con un poquito de sensatez, un camino, un proyecto. El deportivismo ya ha aceptado y asumido la situación y ahora lo que desea es ver algo a lo que agarrarse, un proyecto que se presente que sea ilusionante. Estoy seguro de que será así y que se va a ver en los próximos meses.

En su primera etapa vivió 13 años en A Coruña y sabe lo que significa el Dépor. ¿Ve en parte a la ciudad alicaída también por la deriva del equipo y del club?

Sí, pero es difícil decirlo porque está todo distorsionado por la pandemia. A nivel deportivo, en otro momento sería una situación más alarmante, pero estamos viviendo unos tiempos en los que hasta el fútbol queda en segundo plano. El deseo es que vaya cambiando y que las cosas sean como antes.

“Hay mucho dinero en juego, pero el fútbol es para que la gente lo disfrute”

El nuevo presidente, Antonio Couceiro, ha proclamado que el Dépor pretende convertirse en un club de cantera. ¿Cómo lo recibe?

Todo el mundo sabe lo que ha pasado en las últimas semanas. Si no llega a ser por la llegada de Abanca, estaríamos hablando de situaciones drásticas. Desde que ellos entraron, ya con el antiguo consejo de Fernando Vidal, a mí siempre me mostraron su deseo de apostar por la cantera. Desde que llegué aquí se me ha dado la tranquilidad de que el club quiere apostar por la base sabiendo que necesita tiempo para ver frutos, que no es de un día para otro. Con esa intención hemos llegado, también Fran. Nos ha gustado el proyecto.

¿Ha hablado con el presidente?

No, solo el día que nos visitó en Abegondo. Hace poco que llegaron al cargo y ahora mismo la prioridad es el primer equipo y que acabe todo lo mejor posible, ojalá puedan jugar por ascender.

En la eterna marejada que vive el Dépor, al seguidor parece que le da una pizca de tranquilidad verle a usted, a Manuel Pablo, a Fran o a Duscher en el club.

Ni Manu ni Fran ni Duscher ni yo hemos venido para ser protagonista, sino para ayudar, para ofrecer nuestra experiencia y conocimiento. Yo como entrenador del Fabril, veo la clasificación de nuestro equipo y puedo entender todas las críticas y las dudas que pueda haber; son razonables. Hay que asumirlas. Me he dado cuenta de que en la Tercera gallega hay muy buenos equipos, me sorprendió. Todos a los que nos hemos medido han buscado la manera de contrarrestarnos y te ponen las cosas dificilísimas. Estás ahí y buscas desarrollarte y transmitir también todas esas vivencias que has tenido y crecer junto con el club y el fútbol base.

El grancanario, con la ensenada del Orzán por detrás. | // CARLOS PARDELLAS

Con el nivel táctico de aquellos jugadores del Dépor europeo, parecía inevitable que muchos acabasen como técnicos.

Es cierto. Ya jugando se percibía el nivel de aquel grupo. Justo ahora cuando hablo con Manuel (Pablo) o con Fran de jugadores del fútbol base, lo que más solemos sacar a relucir es el entendimiento del juego. Al futbolista hay que formarlo bien, pero cuando tiene ese talento individual para entender el juego y saber resolver situaciones... Detectar eso es lo importante, a nosotros es lo que nos gusta y a mí personalmente me encanta y trato de ponerlos en un escenario en el que ellos luzcan. Mi satisfacción no es que la gente vea qué bien juega el Fabril de Valerón o cómo está trabajado, a mí lo que me gusta es que destaquen a los jugadores, que luzcan ellos. Para eso los tienes que poner en un contexto, en una manera de jugar en la que se desarrollen.

Lleva unos meses en el club y su idea ya está formada. ¿Hay materia prima en Abegondo para apostar por ese modelo de cantera?

Sí, yo creo que sí. Después de estar un tiempo ya de vuelta aquí, veo que hay cantera, chicos con nivel, de futuro, que pueden llegar al primer equipo o al fútbol profesional porque al final luego no todos pueden entrar. Sí hay una buena base y ahora hay que seguir mejorando y haciendo un buen trabajo. Lo que hace de verdad que un trabajo de cantera sea bueno es si eres capaz de detectar talento, de ver a los jóvenes y traerlos para que estén en el club. Eso es lo más difícil. Luego el trabajo de formación, que salgan y promocionarlos, pero todo pasa porque haya buenos jugadores.

Hay generaciones como la del Juvenil B, invicta, de la que hablan maravillas....

Claro que hay, pero eso no significa que esté todo hecho. La evolución de los jugadores cambia muchísimo. Les educamos para ser profesionales, no para ser jugadores de fútbol. En el fútbol base la evolución del jugador no tiene realmente grandes adversidades, solo llegan cuando empiezas a estar cerca del fútbol profesional. Ahí entran en juego muchísimas cosas: lo que rodea al club, la gestión mediática... Son cosas que condicionan que un jugador llegue o se quede.

“Hay cantera, futuro; debemos tener paciencia desde dentro”

¿Habrá paciencia en el entorno?

Ahora hay que separar dos partes. Una es el primer equipo y otra, la cantera. Con la cantera la paciencia hay que tenerla desde dentro, es lo más importante. Desde fuera siempre se van a mirar mucho los resultados, pero desde dentro el trabajo hay que tenerlo claro y saber dónde estamos y hacia dónde vamos. Evidentemente, está la situación del primer equipo. Es la prioridad, todo pasa porque, a nivel deportivo, vaya mejorando para volver a acceder, como mínimo, a Segunda División, que es una categoría en la que, como mínimo, un club puede empezar a planificar un buen proyecto.

Y hay que permitirles fallar...

Convivimos con eso. Si vas a competir con jóvenes ante otro equipo de Tercera, sabes que el riesgo existe, que la línea que separa las derrotas de las victorias es más fina. Es más difícil tener garantías de vencer. La Tercera es una competición complicada, con futbolistas maduros y los nuestros aún están creciendo, cometen errores.

Juan Rodríguez, Trilli, Guille Bueno, Peke... Los juveniles empiezan a llegar con asiduidad al Fabril. ¿No le tiembla pulso?

No, es en lo que el club cree y yo también. No se trata de la edad, es apostar por el jugador que crees que tiene progresión y talento para llegar. Y tienes que jugar con las generaciones y, a partir de ahí... Soy de los que piensa y lo he hablado mucho con el club: los jugadores cuanto más jóvenes estén ahí, mejor, porque hay una edad que o ya das el salto o debes seguir tu camino fuera del club y dejar paso a los más jóvenes. Lo más importante es que salgan jugadores para el primer equipo y tienen que tener ellos la ambición de llegar arriba. Y una vez que no va a poder estar ahí, hay que seguir sacando y subiendo a otros para que se vayan mostrando y verlos competir en categorías donde se va a apreciar si tienen el nivel necesario para llegar.

Una de las excepciones a esa norma que quieren implantar es Villares. ¿Lo reconoce a él y a Rayco en el primer equipo?

Desde luego. Para nosotros eran dos pilares muy importantes, de ahí que en el primer equipo se apostase por ellos porque vieron que eran jugadores que estaban dando un nivel importante. Ahora se ha demostrado que la decisión no fue de cara a la galería porque en una o dos semanas son titulares. Van a estar con el equipo y le están ayudando. Son jugadores para que Rubén tenga más alternativas y esa es la satisfacción que le llega al fútbol fase. Es en lo que creemos, es más importante que ser campeón.

“Se demostró que subir a Rayco y Villares no fue de cara a la galería”

A ninguno se le ve cohibido...

Diego Villares tiene más de 23 años y no había tenido la oportunidad arriba, pero estaba dando el nivel. Para nosotros era un líder dentro del vestuario. Rayco marca la diferencia por la determinación que tiene ante la portería rival. Cuando está cerca del portero, siempre está buscando una forma de finalizar, buscando situaciones de remate. Su hambre por el gol.

¿Cómo llevan Juan Rodríguez y Adri Castro estar cerca del primer equipo y ahora verse en el filial?

Para ellos es complicado. Pero yo les digo que esto es parte de esta profesión y el jugador que no esté preparado para vivirla y salir adelante y darle la vuelta se va a quedar en el camino. Yo he vivido en mi época de jugador del filial momentos parecidos y no es sencillo porque es una época en la que estás buscando tu futuro y parece que estás y, de repente, no estás. Pero la realidad es que hay que sobreponerte a ella. La constancia en el trabajo es la que te va a dar estar ahí.

¿Se explica con sus ausencias, con la juventud o con el parón por el COVID el bajón del Fabril?

No. Antes de parar íbamos en una dinámica muy buena. Con Rayco y con Villares y justo llegó su adiós y el frenazo. Y desde que hemos vuelto hay que reconocer que no vamos todo lo bien que querríamos y que los resultados no están llegando. Tuvimos varias derrotas, demasiadas para nosotros. El equipo es joven, pero no es todo culpa de eso. Cometimos errores y hay que reconocer que las cosas no han salido bien y asumir la responsabilidad. No ha sido solo por eso. Hemos perdido partidos que no tendríamos que haber perdido y nos hemos equivocado.

¿Habla con Rubén de la Barrera? ¿Cuál es la relación?

Tuve una primera charla con él y muy bien. Ya le comenté que estábamos para lo que quisiese y que se olvidase de todo, que se centrase en el primer equipo. Me gusta quedarme a verlo entrenar, a aprender. Lo está haciendo muy bien, espero que el final de temporada sea exitoso.

“Hace años el fútbol español estaba muy por encima, ahora le toca reciclarse”

Por la forma de ver el fútbol de ambos, tienen puntos en común...

No lo conocía, pero cuando lo vi entrenar y su idea, enseguida conectas. Y los jugadores del filial que subieron (Villares y Rayco) se adaptaron perfectamente porque encajan en esa propuesta combinativa que busca llevar la iniciativa.

Dejó el Dépor como jugador hace siete años y el fútbol ha cambiado. Del toque a la transición...

Los equipos están muy trabajados, organizados en defensa y ataque. Hace años el fútbol español estaba muy por encima del resto y dijeron ‘queremos competir contra esto’. Ahora ves a los conjuntos europeos con potencial, compitiendo, jugando y a un nivel físico...

¿La Liga o España se adaptaron?

Está pasando una época en la que se va a tener que reciclar un poco. Hubo una exitosa porque jugó muy bien, pero ahora vemos al Bayern, al PSG... La tendencia irá cada vez a más y hay que adaptarse.

Luis Enrique con la selección es quien quizás primero lo vio venir. ¿Lo percibe así?

Sí, aunque ayudó mucho que el futbolista español saliese a jugar fuera. Nuestro fútbol debe ver por donde van los tiros para no quedarse atrás. Luis Enrique mantiene el estilo Barça, pero se adapta más. También ser entrenador de la selección da más variantes, más dónde elegir. Él se ha dado cuenta, ahora todo el mundo intenta ir en esa tendencia.

Valerón, junto a la estatua de Arsenio Iglesias en el paseo marítimo Pardellas