David Movilla (Barakaldo, 1980) cumple su tercera temporada en el Zamora, convertido en el equipo revelación de Segunda B apenas unos meses después de subir desde Tercera. De la plantilla de la pasada campaña siguen a sus órdenes 17 jugadores, lo que da todavía más mérito al campañón del conjunto rojiblanco, líder del subgrupo 1A y ya clasificado para seguir soñando con encadenar otro ascenso más.

El domingo el Dépor se juega la vida y ustedes, en cambio, ya tienen el objetivo cumplido.

No era ni objetivo [acabar entre los tres primeros]. El objetivo era la permanencia. Una vez conseguido, todo lo que venga, bienvenido sea. Estamos agradecidos por la temporada que estamos haciendo y seguimos disfrutando de alguna manera.

¿Cuál es la pócima mágica para una campaña tan sobresaliente en Segunda B viniendo desde Tercera?

No hay recetas mágicas. Si el fútbol fuera tan sencillo como identificar una sola clave, no sería tan bonito. Son muchas cosas y de lo que aquí nos enorgullecemos mucho es del propósito compartido que tienen todos los integrantes del equipo. Predomina el nosotros antes que el yo. Las capacidades individuales, si no están potenciadas por un rendimiento colectivo, no alcanzan su máxima expresión. Mantener el bloque, tener ciertos automatismos ya integrados y el formato de competición, que es corto, nos han permitido ser competentes prácticamente todas las semanas para poder ser competitivos. A partir de ahí, hay muchas pequeñas cosas que más que apreciarlas desde fuera se sienten dentro, esa energía que vibra este equipo...

Justo a la inversa le ha pasado al Deportivo, en teoría con individualidades selectas pero todavía en plena construcción como equipo.

No me atrevería a hacer tal afirmación. Todos esperábamos que el Dépor no solo estuviera primero, sino que lo hiciera con holgura, pero esto es más complejo que poner a los mejores jugadores de la categoría en el verde. Cada vez en este deporte las diferencias son menores y, si bien es cierto que los mejores futbolistas te ayudan a ganar partidos, tal vez necesites de un buen funcionamiento colectivo y para encontrarlo tengo la certeza de que cada vez es más necesario potenciar esas relaciones de calidad dentro de los integrantes del equipo. No se pueden conseguir resultados extraordinarios con relaciones ordinarias. Eso lo trabajamos y lo potenciamos a diario. Más allá de las sesiones de entrenamiento en sí, dedicamos entre 20 y 40 minutos a trabajar aspectos como el vínculo entre los futbolistas, aspectos mentales y emocionales. No voy a decir que esa sea una clave, ni mucho menos, pero sí puedo decir que a nosotros nos está dando muy buenos resultados generando verdaderas familias dentro del vestuario. Convivimos cuatro horas y media al día.

¿Tener ya garantizada una de las tres primeras plazas cambia su manera de afrontar la visita a Riazor?

Nosotros hemos ido a todos los partidos con un propósito, que es dar nuestra mejor versión, y tenemos que seguir en la misma línea. El equipo tiene una serie de valores muy identificados y una serie de comportamientos que honran esos valores, más allá del resultado. El resultado es lo que más llama la atención y por lo que renuevan a entrenadores y futbolistas, pero la experiencia nos dice que cuando honramos esos valores con ciertos comportamientos con los que nos identificamos, alcanzamos un buen nivel de funcionamiento y eso a veces nos da para ganar, otras para empatar y otras ni siquiera para eso y perdemos. Llevamos así 17 jornadas y vamos a seguir así hasta el final.

¿Quiere que se vea en Riazor al Zamora de siempre?

Eso pretendemos. Hemos ido a campos con rivales de enjundia y futbolistas de primerísimo nivel y hemos tratado de ser nosotros mismos. Unas veces lo conseguimos y otras no tanto. Somos conscientes de que o rendimos a gran nivel, o el Dépor nos puede pintar la cara, no tenemos ninguna duda. Incluso haciéndolo muy bien podemos salir goleados, porque hay una diferencia evidente, pero también es verdad que no somos un rival a priori cómodo porque tratamos de exigir al límite a todos los adversarios.

“Para nosotros es un privilegio jugar en Riazor”

¿No tener la obligación de sumar en Riazor hace todavía más peligroso al Zamora?

No lo sé. Lo que queremos es que cuando acabe el partido de Riazor y cuando acaben los siguientes que disputaremos en esa segunda fase, queremos sentirnos como nos hemos sentido en los 17 anteriores, orgullosos de ser quienes hemos sido en el campo. El resultado a veces es consecuencia y otras no, y ese orgullo no va relacionado con el resultado, porque perdimos con el Celta B 0-3 y nos fuimos orgullosos de lo que habíamos dado, y empatamos en Salamanca 1-1 y la verdad es que las sensaciones no fueron buenas. Lo que yo quiero es un equipo reconocible y orgulloso de lo que da en el terreno de juego.

¿Cuáles son las diferencias entre el Deportivo de Rubén de la Barrera y el que dirigía Fernando Vázquez?

Han pasado de tener un entrenador top a tener otro entrenador top. Tal vez sea un equipo más versátil con balón, tal vez en momentos trate de ser más protagonista, pero también con Vázquez era un equipo tremendamente sólido y contundente. Ahora también parece que están en esa línea. Del Deportivo destacaría todo en su conjunto. Sorprende que esté en Segunda B. Es un club que sigo desde pequeño. Desde hace años visito mucho A Coruña y he visto grandes partidos ahí. Todo lo que hay detrás del Deportivo no es que sea de una categoría superior, es que es de Primera. Para nosotros es un privilegio poder jugar allí un partido.