Miku Fedor (Caracas, 1985) ha encontrado la continuidad que ansiaba desde su llegada al Deportivo el pasado verano. El delantero venezolano ha dejado atrás las lesiones que lo lastraron al inicio de la temporada y en el partido ante el Celta B se erigió en el gran protagonista con un triplete. Antes de recibir el domingo al Zamora en un partido trascendental, el atacante reflexiona sobre la metamorfosis del equipo y su estado de forma.

¿El optimismo se ha adueñado del equipo?

Ganar te reafirma en lo que estás trabajando. Antes trabajábamos igual, pero cuando los resultados no llegaban se miraba todo desde otra perspectiva. Al ganar el optimismo se apodera de todo y parece que las cosas se ven mejor que antes, pero estamos trabajando igual.

Ley del fútbol, el resultado...

Marca mucho el estado de ánimo. Lo que antes no salía ahora sale, los jugadores nos atrevemos más, hay más confianza, la afición está más ilusionada por los últimos partidos... Es como todo en la vida, cuando las cosas van mal uno suele ser muy derrotista.

¿El equipo se liberó a partir del partido contra el Pontevedra?

Fue un punto de inflexión importante. Matemáticamente había posibilidades de caer más abajo y sabíamos lo que nos estábamos jugando. Fue un partido muy serio que sentó las bases para la siguiente semana. Internamente, como grupo, a pesar de no ganar con vistosidad, crecimos mucho.

¿Disfrutaron por primera vez en un partido esta temporada contra el Celta B?

Fue un partido muy bueno porque reafirmamos lo que hicimos contra el Pontevedra y a la vez el equipo consiguió soltarse en muchas cosas. Estamos con otra dinámica, con otro ambiente, y al quitarte esa presión de encima un jugador de manera inconsciente da todo de sí. En general el equipo está muy concienciado de la misión que tiene el domingo.

¿Cómo de posible ven clasificarse para la fase de ascenso?

Dentro no hacemos cuentas. A principio de año nos enfocamos mucho en esas cuentas de la lechera. Decíamos: “En Navidad ya llevaremos diez puntos de ventaja, somos mejores...”. La realidad es que las cosas hay que demostrarlas en el campo y durante muchos periodos de la competición no hemos sido capaces de hacerlo. Se ganaron partidos, pero no se convencía. Sacar cuentas y mirar más allá nos ha afectado y nos ha hecho mucho daño. Lo que nos ha inculcado el entrenador es el tópico del partido a partido. Más que nunca hoy está vigente.

Pase lo que pase y por lo que tengan que pelear en la siguiente fase, ¿lo afrontarán ahora de otra manera?

En ese sentido, mucho más libres. Los entrenamientos son de otra dinámica, hay más exigencia, los jugadores estamos sacando todo nuestro potencial... Eso se nota durante la semana y después los domingos.

Mencionaba la presión que tenían, ¿ya se la han conseguido quitar de encima?

Aquí la presión la hemos tenido desde el día uno. Había que ganar 7-0 al descanso porque teníamos nombre, jugadores, presupuesto... Todo eso nos afectó porque no supimos llevar esa situación. Cuando los resultados no se daban y esa presión de la gente ya no estaba, porque con que nos salváramos ya era suficiente, el equipo ha sacado gran parte de su potencial. Al equipo le ha tocado asumir un papel que al principio del año no supo llevar. Ahora, más liberados y sin la responsabilidad de ser nosotros quienes mandemos, el equipo está jugando mucho más suelto y liberado.

¿Se minusvaloró la categoría?

No creo que lo hayamos hecho, sino que esa presión que el equipo tenía por todo lo que envuelve al club no la supimos canalizar.

El equipo ha encontrado una línea de juego, pero parece distinta de la que cabría esperar por el estilo que se asocia a Rubén de la Barrera...

El entrenador, dentro de su concepto de fútbol, ve la plantilla que tiene, el potencial de los jugadores y trata de acomodar el equipo para que saque el mejor rendimiento sin perder su esencia, lo que es como técnico. En ese sentido, él aquí tiene una plantilla muy amplia, con muchos registros. Podemos jugar con presión, al contragolpe, posesión...

¿Se ha sentido parte importante en la evolución del equipo?

Me siento sano, sin lesiones. He dejado atrás los problemas que arrastré desde el inicio producto de una pretemporada inexistente. Quise empezar a jugar y a ayudar, pero no preparé mi cuerpo como hice toda mi carrera. Intento ser uno más, porque el colectivo es lo que nos va a llevar al éxito.

¿Se liberó con los tres goles que le marcó al Celta B?

En general todo el equipo. Se decía que no habíamos ganado dos partidos seguidos en mucho tiempo, que hacía que no ganábamos por más de un gol de diferencia, a los delanteros nos criticaban por no marcar... pero en el fútbol los goles son consecuencia de una mejora general. Yo no hago tres goles si el equipo no juega bien, eso no existe. La mejoría ha sido colectiva y en lo que a mí me toca, que es definir, el otro día se consiguió. Hay que quedarse con que el equipo en estos dos partidos está más suelto, más liberado, y con mucha más confianza.

Al final del partido se le vio muy emocionado...

Ha sido duro porque me ha tocado pelear con una lesión con la que nunca había lidiado en mi carrera. Repaso mi historia futbolística y cuando estaba en Primera jugaba 70 partidos al año. Jugaba competición europea, iba con la selección y nunca tuve problemas musculares. Que los tenga ahora la gente lo asocia a otras cosas. Me parecía bastante injusto y triste que se hiciera la crítica más sencilla. Piensas que se habla sin saber, pero también este negocio es así, hay que estar acostumbrado a todo tipo de críticas, van y vienen, pero somos personas y las cosas afectan. Tuve un compromiso importante al venir aquí, renunciando a mucho dinero, pero eso no interesa, salvo el rendimiento, aunque también es comprensible.

¿Se refiere a que se miraba en exceso a su edad?

A muchas cosas. A eso, a que he estado en el fútbol exótico durante un tiempo...

Tiene experiencia y ha estado en equipos de la máxima exigencia, jugando en la competiciones más importantes, ¿la presión le sigue afectando por igual?

Siempre me ha afectado, pero quizás en otros momentos era distinta. Cuando estaba en el Valencia el delantero era Villa, yo era el complemento. El Guaje era el que tenía la gran responsabilidad. Este año, por la categoría en la que estamos, por mi trayectoria y mi carrera, la gente exige más de lo que puede exigir a alguien que está empezando. Es totalmente normal. Cuando me criticaban a mí yo me lo comía, pero es difícil que tus hijos vayan al cole y les digan cosas. Eso afecto a nivel personal.

Y ahora todo es bonito...

Claro. Ahora a mi hija le dicen que tenía que haber jugado siempre yo. Lo que le digo es que ni antes estaba tan mal ni ahora tan bien. Hago lo mismo: vengo a entrenar, soy profesional, me cuido, doy lo máximo... A veces las cosas salen y a veces no.

¿Les llegan ahora más las críticas a los oídos por las nuevas tecnologías?

Antes las críticas eran los medios, el señor que venía al entrenamiento y te gritaba... Hoy en día, un tipo que está en Hong-Kong, China o Sudamérica y que posiblemente ni ve los partidos habla por las redes sociales y la gente se lo toma como verdad. Es el mundo en el que estamos.

¿Se ha arrepentido en algún momento de venir al Deportivo?

Jamás. Sabía que perdíamos dinero, pero lo hablé con mi esposa y es que era el Dépor, un gran club, con mucha historia, un estadio espectacular, instalaciones, masa social, exigencia... En Navidad las cosas se pusieron difíciles, pero soy una persona que no se lanza del barco cuando se está medio hundiendo.

¿Dónde se ve en el futuro?

Donde Dios me lleve, porque así ha sido durante toda mi carrera. A nivel personal estamos muy contentos aquí. La gente es muy hospitalaria, hay muchos compatriotas venezolanos, el clima es bueno, que la gente me decía que llueve todo el año y es mentira. Jugué en Inglaterra y puedo decir que allí sí llueve todo el año. Estamos muy a gusto, luego ya se verá cuál es nuestro destino.