Cuando Juan Carlos Escotet se sentó en una silla alta del salón de actos de la sede de Abanca en Riego de Agua el pasado 9 de enero de 2020 para explicar la entrada de la entidad bancaria en el accionariado del Dépor a través de la capitalización en acciones de un crédito participativo, no ocultó que “los únicos escenarios” que suele contemplar la empresa que preside “son comprar bancos y compañías de seguro”, con lo que el “rescate” que estaba asumiendo, que se completó con 30 millones más de capitalización de deuda que le convirtieron posteriormente en el máximo accionista, era “el último camino” que le “interesaba transitar”. Aún así, asumía sin “miedo” el reto, similar al que afrontó con Pescanova, que desembocó en primer lugar en la llegada del consejo de Fernando Vidal y, posteriormente, del equipo profesional de Antonio Couceiro, y ahora detalla en la memoria anual de Abanca Corporación Bancaria que hizo llegar en los últimos días a la CNMV sus últimos movimientos y su hoja de ruta para el club a medio y largo plazo.

Abanca dio el paso de capitalizar en acciones 35 de los millones que le adeudaba el club con “el objetivo de participar en la gestión y reestructuración de la sociedad, poniéndola en valor en el menor plazo posible y establecer un plan de venta para dar entrada a nuevos socios y recuperar la inversión realizada”, según cuenta en la información facilitada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado 29 de marzo. Certifica con estas líneas de la memoria su idea inicial de ser coyuntural en la historia del Deportivo, de hacer de punto de apoyo económico y de gestión en este momento crítico y de dar paso a largo plazo a otros protagonistas.

Los activos del club coruñés son de 21,7 millones y el pasivo 64,36

Invertir en un club de fútbol no forma parte de la cartera habitual de inversiones de la entidad, que certifica que posee el “76,66%” de las acciones del Dépor, una SAD en la que en 2020 ha inyectado “15,3 millones”, cantidad en la que se incluyen, entre otras partidas, los 5 del crédito participativo y otra importante cuantía para asumir las deudas del ejercicio, cuantificadas en las cuentas que presentará el consejo en la junta del 27 de abril en otros 9 (7,6 correspondientes al resultado de explotación y el 1,4 restante al balance financiero).

Ese escenario de “plan de venta para dar entrada a nuevos socios” no será, ni mucho menos, a corto o medio plazo, ya que el Dépor no es ahora atractivo para ningún inversor. Debe estabilizarse, volver al fútbol profesional e ir arañando millones a su deuda. Abanca apunta en su memoria que, a 31 de diciembre de 2020, la SAD cuenta con “21,7 millones” de activos y “64,36” de pasivos, con lo que su patrimonio neto es de -42,6.

Llegado el momento de su salida, Abanca será sensible al elegir a quién deja una SAD que considera, según palabras de Escotet en 2020, “ mucho más que un club de fútbol, una empresa capaz de generar riqueza en su entorno”. Una salvaguarda complementaria para el arraigo es el acuerdo de utilización de Riazor firmado con el Concello, que cede gratuitamente la instalación a cambio de que los máximos accionistas tengan una “vinculación con la ciudad” y que la sede de su principal accionista esté en A Coruña o su área de influencia.

Junta de accionistas celebrada en 2019. | // VÍCTOR ECHAVE

La próxima junta del 27 de abril certificará la llegada del nuevo consejo y el principio del cambio en el club

El 27 de abril los accionistas del Dépor tienen una junta telemática, que se ha retrasado por la pandemia, en la que se someterá a votación el balance del pasado ejercicio, un presupuesto del presente 2020-21, la llegada del nuevo consejo encabezado por Couceiro y una serie de cambios en los estatutos sociales que le darán un giro al funcionamiento de la entidad. No habrá problemas para sacar adelante los puntos del día, ya que Abanca posee el 76,6% del accionariado, pero sí es cierto que los pequeños dueños podrán mostrar su parecer sobre la situación deportiva y económica y sobre las modificaciones proyectadas, que van desde la retribución para los consejeros o la reducción de su mandato hasta el deber de informar en la transmisión de acciones, pasando por los consejos telemáticos, entre otras novedades.