El exfabrilista Nacho Matador (Gijón, 1986) es, junto a Lora, Álex Arias o Luis Morán, uno de los referentes del renovado Marino de Manel (integrante del Dépor campeón de 2000), que ha sido la revelación del grupo castellano-asturiano en la segunda vuelta. Llegó el técnico de Avilés al banquillo y lograron 17 puntos en 9 partidos, solo por debajo de los 22 del Burgos y tres más que el Dépor en el mismo tramo. De desahuciados a colarse en la pelea por la Primera RFEF. Nacho maneja el equipo y pone la calidad tras coincidir en el Fabril con Álex Bergantiños e incluso jugar una fase de ascenso a Segunda con el filial 

¿Qué les ha dado Manel?

Estábamos en una situación muy mala, hundidos porque los resultados no llegaban y el equipo no funcionaba. Ni nosotros mismos pensábamos en llegar a esta fase, solo queríamos hacer los máximos puntos posibles. Manel nos cambió la cabeza, nos la limpió. La dinámica fue muy buena, con la sensación de ir partido a partido y no más allá. Así, poco a poco, nos fuimos levantando e hicimos una segunda vuelta espectacular. Llegamos muy bien a esta fase final.

¿Cambio también su fútbol?

Claro. Tácticamente desde el primer día nos mostró su idea. Ahora jugamos con defensa de cinco. Éramos débiles y ganamos en seguridad. De mediocampo para arriba tenemos buenos jugadores. Fue lo primero que cambió y el equipo creció mucho. Con calidad arriba y seguridad atrás hemos pasado a ser un equipo al que es difícil meter mano. El cambio ha sido brutal.

“Nos convertimos en un equipo al que es difícil meter mano. El cambio es brutal”

¿Ha seguido al Dépor en los últimos tiempos?

No mucho, no vi ningún partido. Esta semana ya estamos hablando sobre él con el míster, que lo está estudiando a fondo.

¿Qué les ha dicho?

Sabemos los jugadores que tienen. Es un equipo potentísimo, pero al final la Segunda B es muy complicada y no todo el mundo se adapta. Es lo que le pasó al Dépor. Es muy dura y los nombres no ganan partidos. Tuvo una época en la que le costó mucho y ahora, con Rubén de la Barrera, ha vuelto a coger esa dinámica buena. Nos esperamos un rival quizás no tan, tan dominador como se le pueda presuponer y con jugadores que, en cualquier momento, te la pueden liar.

A pesar de su buen momento, están lejos de la zona de ascenso. ¿Se acentúa la sensación de que les toca disfrutar algo inesperado?

Cuando llegó Manel, el objetivo era demostrar en cada partido que somos buenos, que no éramos ese equipo que fuimos en la primera vuelta. Y ahora es la línea a seguir. Es como cuando te salvas a falta de cinco o seis jornadas y dices: ‘ya que estamos aquí, vamos a soñar por todo’. No tenemos la presión de Dépor, Racing o Numancia. Ese fue el pensamiento que nos hizo llegar vivos y ahora hay que disfrutar y competir. No se puede comparar al Dépor con otros equipos, pero vamos a tener nuestras opciones. Somos peligrosos y al final ir de tapados nos puede ir hasta bien. Le ganamos en la segunda vuelta a equipos como el Burgos o el Numancia y no renunciamos a nada.

"Somos peligrosos e ir de tapados nos puede venir bien. A competir y disfrutar”

¿Imaginaba a su edad volver a jugar en Riazor?

La verdad es que para nada, jamás. Al conocer los subgrupos sabíamos que iba a ser difícil coincidir con el Dépor en la segunda fase. Fue una sorpresa que quedaran cuartos y bienvenido sea. Estaba todo el equipo deseando que el Deportivo no se metiese arriba para jugar ante ellos y, por suerte, así fue. Por nombre e historia era uno de los principales candidatos y ahora nuestro equipo está con mucha ilusión y ganas de jugar en Riazor.

“En mi último año en el Fabril me apartaron”


¿Imaginaba encontrarse con Álex? ¿Verlo a este nivel?

Todos sabemos el amor que tiene Álex por esos colores. Compartí vestuario con él tres años, muchos partidos jugando juntos y yo sabía que, una vez que volviese del Sporting, donde dejó muy buen recuerdo, iba a seguir en A Coruña pasase lo que pasase. Es el capitán, el referente y el ejemplo de lo que es querer unos colores. Le toca vivir esta situación difícil, pero es de la casa y conoce el club. Me va a hacer ilusión verlo.

Ya no quedan referentes así.

No. En los últimos años el futbolista español no tiene miedo a salir, hay muchos en el extranjero. Segunda B, Segunda... Es muy difícil encontrar jugadores que estén tres, cuatro o cinco años en un mismo sitio. Hablar del Dépor es hablar de él.

¿Qué le queda de su paso por el Fabril?

Estuve cuatro años y coincidí con mucha gente, incluso este fin de semana podré saludar a los doctores Barral y Lariño. Fueron dos o tres años muy buenos y en el último lo pasé muy mal porque me dejaron apartado. Que a un chaval de 22 o 23 años le pase eso no es plato de buen gusto; de todo se aprende. Me quedó ese mal sabor de boca de un final así, pero pude jugar un play off de ascenso a Segunda División y todo. Además de ese final, estuvo rondando el debut en el primer equipo y no llegó.

¿Le apena?

Quizás no soy objetivo, pero me queda la sensación de que hice buenos años allí. Estuve muy cerca y, en cualquier momento, pudieron apostar por mí, aunque también es cierto que había otros jugadores. No hay que darle más vueltas, es pasado, solo hay que quedarse con lo bueno y a disfrutar de Riazor.