Nunca es la primera opción, siempre acaba jugando y saliendo al rescate del equipo. Emerge de nuevo la figura de Álex Bergantiños en su enésima resurrección para impulsar la eclosión del Dépor de Rubén de la Barrera. Cuatro partidos seguidos de titular, cuatro victorias. Su regreso ha coincidido con el despegue de un equipo que estaba entregado al fatalismo y que ahora ya tiene un método para ganar, que casi se mete en la lucha por el ascenso a Segunda y que, de momento, comanda la lucha en su grupo por entrar en la Primera Federación. “Estuvo sublime”, llegó a decir de él su actual entrenador tras el encuentro ante el Pontevedra, justo el día en el que regresaba después de haber disfrutado de tan solo dos minutos en los cuatro duelos anteriores con el mismo técnico, justo el domingo en el que el equipo coruñés empezó a levantarse.

Y no es la primera vez. Supuestamente se le había pasado el arroz cuando se presentó hace una década en Riazor con 26 años tras varios cesiones y aquella temporada jugó 42 partidos para Oltra, a pesar de que el club había fichado para su puesto a Borja Fernández. Fue su debut y nadie fue capaz de moverlo del once. Año tras año le fichaban futbolistas para ocupar su puesto y casi siempre acababa adelantándoles por la derecha o reinventándose para acabar jugando. Garitano no contaba con él y Mel lo rescató para ganar y marcar aquel recordado tanto al Barça en Riazor. Ya en la madurez, tuvo que salir de nuevo a préstamo al Sporting y regresó doce meses después para guiar a un club desnortado. En los últimos tiempos, ya fuese Uche o Peru Nolaskoain, parecían haberle arrebatado su sitio en la medular, pero ha acabado buscándose una posición bisagra entre la media y la defensa y redoblando funciones para volver a ganar la batalla de cada año para ser importante y para abrir la posibilidad de alargar su carrera futbolística. Va camino ya de los 300 partidos oficiales con el Dépor.

Debutó con 26 años con el primer equipo y va camino de los 300 duelos oficiales

“Es el eterno cuestionado y sigue siendo una referencia”, apunta Tito Ramallo, ex entrenador del Fabril y responsable técnico que terminó de moldearle antes del salto al primer equipo. Sus palabras tienen un toque de resignación y de la seguridad que da saber que el pivote de la Sagrada superará cada una de las pruebas que le pongan. “Yo creo que a Álex ya no le sorprenden estas situaciones, parecen el sino de su trayectoria. Siempre ejerció de líder silencioso y por eso creo que le pasa todo esto. Los técnicos lo veían, de entrada, como prescindible, como un futbolista que no iba a ser importante, pero al final los hechos caen por su propio peso y siempre acaba jugando”, apostilla el entrenador.

Álex Bergantiños controla un balón en su debut con el Dépor en 2011 ante el Recre. | // CARLOS PARDELLAS

Ahora ya comanda el centro del campo, pero sus dos últimos asaltos a la titularidad y sus argumentos para convencer a Fernando Vázquez y Rubén de la Barrera tuvieron que ver, en parte, con su adaptabilidad a la media y a la defensa, con su capacidad para ajustarse y calibrar al equipo desde diversas funciones y durante diferentes momentos del partido. Para Ramallo ese nuevo perfil que ha mostrado, que conjuga su trayectoria como pivote y su alma de central en la formación, es una evolución más de su alto nivel táctico. “Es muy listo”, avanza. “Siempre le caracterizó ser un recuperador nato y con el paso de los años, cuando las condiciones físicas han ido a menos, se ha convertido en un futbolista mucho más posicional. Es capaz, tiene la maestría para seguir haciendo esa labor, pero anticipando las acciones, limitando movimientos. Es más dominador, tiene más control del juego. Cuenta con un nivel altísimo y puede alargar su carrera deportiva”, razona. Ramallo introduce también el matiz de la categoría, algo que juega a favor de su ex discípulo. “Creo que en Primera o en Segunda le costaría más disfrutar de ese papel predominante dentro del campo. Fuera sí que lo seguiría teniendo”, asegura.

“Es el eterno cuestionado y sigue siendo referencia”, apunta Tito Ramallo

Cicerone

Su irrupción en el once cobra valor, no solo por su aportación, sino también por lo que genera e impulsa a su alrededor. El equipo funciona con él y jóvenes como Diego Villares cuentan con el mejor ejemplo y guía en su asalto al primer equipo. El de Vilalba ya ha reconocido que le asfalta el camino jugar junto al capitán y no solo por su contribución en el verde, también por sus consejos. “No sé si tiene afán de entrenador, pero siempre fue muy colaborador y su experiencia ayuda a que se vuelque con los que llegan”, cuenta Ramallo, quien en su día fue el que le guio en los pasos previos a Riazor.