El Deportivo se ganó ayer un importante respiro contra el Numancia. Estaba obligado a ganar y lo hizo después de un partido que manejó de manera irregular. Dominó y sufrió a partes iguales, porque todavía se trata de un equipo imperfecto, pero consiguió potenciar sus virtudes sin que afloraran demasiado los defectos que mantiene. Un gol de Borges tras culminar una acción de estrategia y Miku desde el punto de penalti decidieron un encuentro que acerca el objetivo y pone distancia con la tercera plaza.

Sorprendió de inicio el regreso al equipo titular de un inédito Celso Borges desde que el equipo empezó aquella escalada que a punto estuvo de servirle para alcanzar la fase de ascenso. Una lesión lo apartó del once contra el Pontevedra y desde entonces no se había vuelto a asomar. Estaba por ver qué encaje encontraba con Álex y Villares en ese centro del campo poblado con el que Rubén de la Barrera ha tratado de armar el juego del equipo en las últimas semanas.

Arrancó bien el Deportivo, obligado a iniciar el juego desde su área en cuanto el Numancia le cedía metros. No se le suele dar bien eso al conjunto blanquiazul, más orientado hacia la presión en campo contrario, pero ayer tuvo precisión para mover la pelota con velocidad y ritmo y descolocar al Numancia. Si no le funcionaba, buscaba alternativas con un juego más directo apoyándose en Keko y los lanzamientos en largo hacia Miku, garantía cuando se trata de jugar de espaldas. Demostró recursos el equipo en ese primer tramo del encuentro y empezó a inclinar el campo a su favor.

La primera oportunidad la tuvo Villares con un lanzamiento desde la frontal del área que se marchó desviado por poco. Dominaba por entonces el Deportivo, que se puso en ventaja de manera inesperada, no porque no lo mereciera, sino por la forma en la que lo hizo. La estrategia y el balón parado apenas habían dado réditos a los blanquiazules este curso, pero ayer consiguió armar una jugada a partir de un saque de esquina que sorprendió a la defensa del Numancia. Keko sacó en corto y Lara puso un centro al área que conectó Borges de cabeza.

El Deportivo mantuvo a partir de entonces la idea de circular con la pelota, lo hizo incluso cuando el Numancia dio un paso adelante y comenzó a amenazar, sobre todo con Asier Benito. Afloraron entonces los desajustes, porque, a pesar del avance de las últimas semanas, sigue siendo un equipo imperfecto. A su rival ayer le dio vida a través de pérdidas en la salida de la pelota. Son comunes en el conjunto de Rubén de la Barrera las imprecisiones, lo han acompañado durante toda la temporada, y le pudieron costar caras. Asier Benito rozó el empate con un disparo cruzado que se marchó rozando el palo y el Numancia avisó en un par más de llegadas antes del descanso.

Parecía que al Deportivo le favorecería más el escenario en ventaja porque debían ser los sorianos los que tomaran la iniciativa. Eso les permitiría armarse a través de la presión, pero estuvo demasiado contemplativo en cuanto se regresó de los vestuarios. El tanto del empate de los visitantes resume esa actitud de los blanquiazules en un partido que se presentaba como transcendental. Diego Aguirre condujo hasta prácticamente la frontal del área después de deshacerse con facilidad de Borges y le dejó la pelota a Tamayo en la izquierda. Nadie incomodó al futbolista del Numancia, que sacó un centro preciso a la cabeza de Asier Benito en el punto de penalti.

Fueron a partir de entonces minutos de zozobra para el Deportivo, que no terminó de adaptarse a la situación. Tampoco lo hizo el Numancia, que no aprovechó el efecto de la igualada para aumentar las dudas de los blanquiazules. Dio la impresión de que ninguno quería equivocarse, pero especialmente precavido pareció el equipo de Rubén de la Barrera en ese tramo de partido. Se agarró entonces a la inspiración de Keko, al borde de fuera de juego en un par de acciones fronterizas en las que se pudo volver a mover el marcador.

El golpe definitivo, sin embargo, llegaría mediante un penalti por mano. El balón le rebotó a un defensa del Numancia después de intentar controlarlo y Miku transformó desde los once metros para alivio del Deportivo.

La sensación por entonces es que el conjunto blanquiazul no encontraba demasiados argumentos para inclinar el partido de otra forma. Tampoco el Numancia, que se salió del encuentro con la expulsión de Borja López a diez minutos del final.

Pero ni siquiera en superioridad el Deportivo logró imponerse del todo. Tuvo ocasiones suficientes para cerrar el marcador y no exponerse a cualquier imprevisto en forma de falta, penalti o error, pero falló en un par de acciones de contragolpe. No acertaron ni Miku ni Raí para ahorrarse los sofocos en un tiempo de descuento que se marchó más allá de los siete minutos.

El Deportivo, sin embargo, amarró una victoria importantísima para afrontar los últimos tres partidos, dos de ellos lejos de Riazor. Lo necesitaba para espantar los fantasmas que surgieron después de caer en Langreo y afianzarse como la referencia en la cabeza de la clasificación del subgrupo.