José Alonso Lara (Sevilla, 2000) ha encontrado un hueco en los planes de Rubén de la Barrera como ese verso libre sujeto a la inspiración capaz de desatascar partidos en los momentos incómodos. Su perfil atrevido le expone al fallo y con ello a la crítica, pero ha logrado ser decisivo en los compromisos recientes. El extremo cedido por el Sevilla reflexiona sobre su papel en el equipo, su temporada en el Deportivo y su posible continuidad en una semana marcada por la Superliga, que no termina de seducirle.

¿Satisfecho con su aportación en las últimas jornadas?

Siempre busco ser diferente, también por el tipo de jugador que soy en el campo. En estos últimos partidos el míster no ha contado tanto conmigo, pero desde que llegó ha confiado mucho mí, de hecho he jugado más con él; siempre he notado mucho su confianza.

Provocó el penalti contra el Marino y se le ha visto muy activo en el ataque ¿se ha sentido determinante?

El míster muchas veces me intenta corregir acciones en las que no tengo ventaja y, por ese tipo de jugador que soy, trato de jugármela. En los partidos busco ser atrevido y diferente, pero tengo que aprender a diferenciar esos momentos. En estos partidos he elegido bastante bien y he creado esas ocasiones que han ayudado mucho al equipo.

Jugadores como usted están más expuestos al error por sus características, ¿se siente valorado en su función?

Yo sí, por lo menos el entrenador sí me lo hace ver y me esa confianza porque sabe que soy ese tipo de jugador, pero es cierto que en mi corta carrera como jugador se ha evolucionado mucho. Ahora se valora más la posesión de balón y no perderla en tres cuartos del campo, que es donde está la clave del fútbol. Yo ahí es donde tengo que arriesgar, por eso digo que tengo que identificar bien cuándo tengo que hacerlo y cuándo no. En ese sentido, el míster sí valora mi trabajo y sabe darme mi sitio.

¿Se está perdiendo un perfil de jugador como el suyo?

Sí se escucha eso, pero porque el fútbol también ha evolucionado. Se le da más valor a las pérdidas y no se encara tanto. Quizá se ha perdido un poco. Tengo compañeros que es su fuerte también, y lo podemos ver en Primera División con Bryan (Gil), que es un poco ese tipo de jugador que intenta hacer cosas diferentes. Cada vez quedan menos, pero es una suerte que tengamos esa habilidad y tenemos que tratar de potenciarla, a pesar de que el fútbol ha cambiado hacia el toque.

De la Barrera es un entrenador orientado hacia ese juego de posición y sin embargo usted ha encontrado un hueco importante con él...

Sí, pero en el fútbol también hay que buscar la ventaja y jugadores como yo podemos provocar el desequilibrio necesario. Eso es bastante importante y él ha buscado darme continuidad para identificar mejor las jugadas.

¿El Deportivo está siendo un proceso de aprendizaje para usted en ese sentido?

Sí, porque lo que me hace salir de mi casa, de Sevilla, es eso. A mí se me abre un abanico de cosas que no es que sean nuevas, pero que no conocía. He tenido la suerte de tener dos entrenadores, y digo suerte porque son muy diferentes y de los dos he aprendido muchas cosas. Me guste más o menos, este año me ha aportado mucho lo que he vivido en Coruña.

La temporada no ha sido sencilla, ¿más allá de lo futbolístico también le ha servido?

Totalmente, ha sido una evolución para mí brutal en todo. Ha sido como salir del cascarón, por así decirlo. Creo que ha sido muy beneficiosa la salida para mí de casa y siempre he dicho que si lograba el ascenso me quedaría, pero nunca se sabe. Ya se verá lo que pasa al final de temporada.

¿Diría que su experiencia ha sido positiva a pesar de que el objetivo no se logró?

Creo que no lograr el ascenso también marca un poco mi evaluación personal. No tiene por qué, pero yo me exijo eso. Diría que ha sido un año muy bueno para mí en todos esos aspectos y que he aprendido mucho, pero no he logrado lo que quería. Me cuesta evaluar, pero sin darme cuenta he crecido mucho durante este año.

¿Cuándo repase su carrera, qué se llevará de su estancia en el Deportivo?

Me considero una persona con bastante personalidad y creo que he conseguido saber llevar la responsabilidad. En Sevilla la tenía, pero aquí el rol es muy distinto. Creo que en eso he crecido muchísimo. Vine cedido y era el nuevo, no me pesaba, pero quería demostrar mucho en los primeros partidos y en eso me equivocaba. He sabido mantenerme estable, pero no es fácil cuando te dan protagonismo con gente con tanta experiencia.

¿Sentía que debía demostrar más que el resto?

Sí, pero estoy rodeado de gente con mucha experiencia. Las cosas que a mí me podían afectar ellos se lo tomaban de otra manera, me he empapado de eso. Álex (Bergantiños) me ha dado muchos consejos. Todo eso te hace crecer.

¿Se siente preparado para dar el salto, ya sea en el Sevilla o en el fútbol profesional?

Soy positivo y realista. Creo que soy un futbolista diferente e intento que se vea, porque en el fútbol es complicado de encontrar. Todos tratamos de buscar la mejor opción para uno mismo, pero nunca se sabe, porque a lo mejor si me quedo aquí llego el año que viene a Segunda. Lo que quiero decir es que me veo preparado para cualquier cosa que venga, aunque mi futuro no sé dónde estará.

Lo que parece es que viven en una continua montaña rusa, el panorama se aclaró con la victoria contra el Numancia, pero unos días antes todo eran dudas por la derrota en Langreo...

Pero es que es la realidad. Es complicado estar en esas subidas y bajadas constantes. Hemos visto que en cualquier momento puedes perder un partido y, con esta competición tan corta y rara, te marca muy rápido dónde vas a estar. Te pone en alerta.

¿Cuánto desgasta eso?

En una temporada normal hay dinámicas de equipos, mejores y peores, pero al final tienes mucho margen. Este año es totalmente diferente porque ese margen es poco o nada. Nosotros mismos lo hemos visto. Ha sido complicado.

En una clasificación virtual del Grupo 1 al completo estarían ahora terceros, ¿le da vueltas ahora a que si hubieran reaccionado un poco antes quizá estuvieran peleando por otra cosa?

Yo sí lo he pensado, no sé los demás. El objetivo pasaba por ahí y piensas: “Por un punto”. Y más para el deportivismo, que por un punto descendió, aunque el caso fue también por otras cosas. Es una situación que fastidia, pero es así y lo que viene ahora es lo que nos tiene que importar. Aunque suene simple, ya ha pasado, qué vas a hacer.

Ahora además parecen instalados en una buena dinámica...

Yo estoy convencido de que si hubiésemos pasado el equipo podría ascender, seguramente por dinámica ascendería. El equipo se estaba encontrando, no sé si tarde, pero lo estaba haciendo. El entrenador nos lo recordó, que a pesar de no conseguir el objetivo teníamos otro y había que aprovechar esa dinámica.