Si hay algo inmutable en el Deportivo de los últimos tiempos es Álex Bergantiños. Esté el equipo en Primera, Segunda o Segunda B, en época de cierta bonanza o vacas flacas, él siempre va a estar ahí. Si es bienvenido y las piernas le responden, se alista año tras año para disfrutar de lo que tanto le costó conseguir: ser jugador del Dépor, el equipo de su ciudad. Muchos ya le animaban a buscar otro camino, pero Oltra le dio la alternativa con 26 años, en un momento de cambio de guardia y, tras el final de este verano, jugará su décima temporada como blanquiazul, con el brazalete en el brazo y con el respaldo futbolístico de haber sido decisivo en el tramo final. El único paréntesis fue la cesión a Gijón, pero en unos meses estaba de vuelta y ya nadie lo movió de su casa.
“Sí que parece un futbolista de otro tiempo. Su figura es importantísima”, apunta José Manuel Traba, uno de los goleadores históricos del Dépor, natural de Fisterra, que estuvo una docena de años con el escudo blanquiazul al pecho. Y no solo es su nivel para mantenerse en el equipo, es su fidelidad y esa capacidad de convertirse en símbolo para transmitir los valores del club y para relanzar su caso. “Seguro que tuvo opción de irse, pero apostó por quedarse en su club. Es una referencia para los que vienen para explicarles lo que es el Dépor y para que se fijen en él”, razona Traba, que también hace ver las diferencias entre su época en la que el derecho de retención les “ataba” y la actual con más libertad. Aún así, había identificación: “No creo que más sencillo, pero antes se le daba mucho valor a llegar al Dépor. Había quien apostaba al 100% por quedarse siempre en su equipo”.
“Es importante su figura para dar valor a estar aquí, a ser capitán”, dice Traba
“Para mí no hubo mayor orgullo que ser capitán del Dépor y ser internacional jugando en Riazor”. Manuel Ríos Quintanilla Manolete, hoy presidente de los veteranos, llevó el brazalete entre los 60 y 70 en un Dépor ascensor. Primera o Segunda, él seguía aquí. Estuvo ocho años en el primer equipo y solo se marchó al Valencia por petición del club. “Me hubiera gustado retirarme en el Dépor”, todavía lamenta. “Álex tiene carácter, transmite seguridad, es de A Coruña. Reúne todas las condiciones”, asegura quien ve en Bergantiños muchas de las cualidades que se le deben pedir a un líder.
Manolete se quedó a las puertas de llegar a jugar una década con los mayores. Álex consumará esta conquista en breve. Aunque pueda parecer el camino natural para cualquier coruñés con virtudes, se cuentan con los dedos de una mano los futbolistas nacidos en la ciudad que han disfrutado de tal longevidad. El hombre récord es Juan Acuña con 17 temporadas y le sigue el recientemente fallecido Jorge con una menos. En el escalafón inferior se encuentran dos referentes del periodo pre y posguerra civil, como son Pedrito (13) y Chacho (12 en dos etapas), las mismas que Loureda, un one club man. Con once, Ponte. Además de Álex, Ballesta, Chao y Manín estuvieron diez años. Hay más antes de 1936 y uno de los más representativos fue Ángel García Docampo, Angelito (1912-1923).
Álex Bergantiños ya es hoy un futbolista valorado, no siempre fue así. Ni por la grada ni por sus entrenadores. Traba se alegra de, al menos, haber reparado esa injusticia. “Al principio no se le reconoció su calidad futbolística y personal, que también es muy importante. Se dieron cuenta tarde, pero supo esperar y le llegó su momento. Es importantísimo tener paciencia”, sentencia. Mientras, Álex se cita con la historia y con su deber de estar al lado del Dépor.
Manuel Pablo, último ejemplo foráneo
Hay un buen puñado de futbolistas que pasaron más de una década en el primer equipo del Dépor, a pesar de no haber nacido en A Coruña. Quizás el mayor exponente es Fran, el actual director de la cantera y eterno capitán de la era dorada. Fueron 18 las temporadas del interior de Carreira entre Segunda y Primera División, con títulos incluidos. El mismo tiempo estuvo por la banda derecha de Riazor un futbolista que llegó como secundario en el traspaso de Turu del Las Palmas: Manuel Pablo. El ahora ayudante de Valerón en el Fabril jugó en el equipo coruñés entre 1998 y 2016. El propio Juan Carlos, Traba, Piña, Guimeráns, Carlitos, Domínguez, Piña, Pancho García, Alfonso Castro, Mauro Silva, Donato, José Ramón... Son muchos los ejemplos que se hicieron más escasos en los últimos años con mucha más movilidad de jugadores por los ascensos y descensos y por la venta de puntales deportivos.