El Deportivo anunció ayer de forma oficial la contratación del portero Ian Mackay, que regresa al club de su ciudad con el propósito de ayudar a conseguir el objetivo del ascenso a la Primera RFEF, “el reto más importante” de toda su carrera, según manifestó el jugador en un vídeo de despedida que hizo público el Sabadell, su club de procedencia y con el que brilló el curso pasado en Segunda. El guardameta, coruñés y canterano del Deportivo, firma dos años con el equipo blanquiazul, con el que llegó a estrenarse en el Teresa Herrera de 2006 frente al Milan. Después comenzó su peregrinaje por diferentes clubes y categorías, incluidos dos ascensos a Segunda con Ponferradina y Sabadell, hasta regresar ahora al Dépor.

A punto de cumplir 35 años, Mackay está ilusionadísimo por cumplir su sueño de volver al Deportivo, una opción a la que ha dado prioridad absoluta sin querer ni tan siquiera escuchar otras ofertas de clubes de superior categoría que le mejoraban muchísimo las condiciones económicas.

“Una espina clavada”

“Quiero aceptar ese reto porque para mí es un reto muy importante, por no decir el más importante de mi carrera. Ya no estamos hablando de categorías, ni dinero, ni nada. Es un reto muy ilusionante, para mi familia es volver a casa y es una espina que tengo, la más grande desde hace muchísimo tiempo”, manifestó en su vídeo de despedida del Sabadell, donde siempre se sintió “superquerido y supervalorado” por la afición catalana. “Voy a jugar al equipo que me vio nacer. Soy de la cantera del Dépor desde pequeño. Tengo la misma espina clavada que cuando vine a Sabadell, que es demostrar que puedo ser el portero del Dépor”, añadió Mackay. El veterano guardameta se convierte así de manera oficial en el tercer refuerzo anunciado por el Deportivo, tras las anteriores contrataciones del mediapunta Juan Carlos Menudo y del carrilero Diego Aguirre, ambos procedentes del Numancia. El Dépor cuenta ahora con otros tres porteros, además de Mackay: Carlos Abad, Lucho García y el sub 23 Pablo Brea. El club ya ha trasladado a Lucho que debe buscar una salida pese a tener contrato en vigor.

El Deportivo ficha fiabilidad y experiencia para la portería con el retorno de Mackay, pero también implicación y arraigo, el de un coruñés que vuelve a casa dispuesto a cumplir el sueño que ha perseguido toda su vida: triunfar en Riazor. Le avala su trayectoria —68 encuentros en Segunda y 290 en Segunda B—, incluidos dos ascensos a la categoría de plata con la Ponferradina y el Sabadell. Y, por supuesto, sus cualidades: agilidad, reflejos, valentía y también jerarquía para ser un referente de cara a sus compañeros. Lo refrendan los exjugadores blanquiazules José Manuel Aira y Claudio Barragán, ahora técnicos, que lo tuvieron a sus órdenes en el Racing de Ferrol y la Ponferradina, respectivamente.

Reflejos, agilidad y valentía

Coinciden en que el regreso de Mackay al Deportivo “es un acierto”. “Es una apuesta muy segura —resume Aira—. Debajo de los palos tiene una velocidad altísima para intervenir y reaccionar con rapidez e intuición. Es muy valiente y ha ido creciendo en el juego con los pies”. Claudio, por su parte, destaca sus “reflejos y agilidad”. “La principal cualidad de un portero, que es la de parar, la tiene. Debajo de los palos hay muy pocos como él”, añade.

Vuelve a Riazor un portero y, al mismo tiempo, una persona que siente al Deportivo desde la cuna, con el plus que eso supone. “Como persona es un diez en todos los sentidos, siempre comprometido a tope en el día a día con el equipo en el que esté, y con el Deportivo todavía con un compromiso mayor por lo que supone estar en el club de su ciudad y donde lleva tantos años queriendo militar. Siempre colabora y empuja hacia el objetivo colectivo”, explica Aira.

“Le ilusiona volver a casa y eso supone una doble responsabilidad, porque la exigencia va a ser máxima, pero él tiene la suficiente experiencia como para soportar ese tipo de presión”, apunta Claudio. Ha vivido todo tipo de situaciones en el fútbol y convivido con la obligación de tener que ascender, así que tanto ambos técnicos están convencidos de que también sabrá mostrar su jerarquía en Riazor. “Transmite seguridad y, además, es comunicativo y no para de dar órdenes. Eso también es fundamental”, concluye Claudio.