Rayco y Villares acudieron al rescate del primer equipo el pasado mercado de invierno y, seis meses después, solo seguirá en Riazor la mitad de esa ecuación que, de la mano de De la Barrera y de la materia prima que ya había dentro, revitalizó al Dépor en el segundo tramo de temporada. Rayco, estos días entre A Coruña y Gran Canaria, ya sabe de boca de la secretaría técnica que no se le realizará una oferta para renovar su contrato que acaba el 30 de junio, opción que deseaba y a la que él había dado prioridad. “Ya lo intuía desde el final de la temporada. Ha llegado una nueva directiva y el Dépor va a hacer una reforma general y tenía la sensación de que no iba a continuar”, relata un jugador que solo ha tenido que esperar al paso de las semanas para confirmar sus sospechas.

El Dépor, por infinidad de razones, le daba todo lo que necesitaba, pero esa unión deberá esperar. “Acepto la decisión, sabía que podía pasar, pero yo tenía ganas de continuar. Estaba muy a gusto en el club, en la ciudad, en Riazor, con la gente... Y, encima, el Dépor es ambicioso, me gusta estar en un club en el que la prioridad sea ganar siempre, hacer buen fútbol, disfrutar del campo y de la gente, que ahora encima va a llenar el estadio y será más bonito. Todo era bueno”, lamenta el canario, que valora mucho los consejos que le dieron en este tiempo “Álex y Borges”.

“Mi idea es seguir en Primera Federación y confío en que así sea”

“Siempre se puede dar más”, avanza al empezar con su análisis de estos seis meses y antes de recordar que no se guardó nada, que se vació siempre que se puso la camiseta blanquiazul. “Está claro que lo que estuve en el campo lo disfruté, lo peleé y lo luché hasta el final y eso la gente lo vio”, puntualiza. Lo que sí echó de menos, aunque sabe que forma parte del fútbol y de la dinámica de los equipos, es haber sentido una confianza total en él. Empezó como titular, se cayó a los dos partidos de entre los elegidos y luego cada oportunidad exigía la excelencia para volver a hacerse un hueco. “Me hubiera gustado tener la tranquilidad, la confianza de ‘si pierdo un balón, no pasa nada porque al siguiente lo voy a hacer mejor’. Ya sabes que al próximo partido que entres, tienes que rendir perfecto para volver a quedarte y eso también te puede influir, para bien o para mal. Por ejemplo, Villares cogió esos galones desde el principio y de ahí no lo movió nadie e hizo el fútbol que sabe hacer. Todo esto forma parte del fútbol y a veces las cosas salen mejor y a veces peor”, razona.

Cuando dio el salto al primer equipo, el que había sido su entrenador en el filial, Juan Carlos Valerón, advirtió de Rayco que, ante todo, era un goleador, uno de esos futbolistas que tiene la portería en la cabeza y de los que todos y cada uno de sus movimientos están orientados a la definición. Pero en el Dépor se quedó sin marcar, a pesar de disfrutar de alguna ocasión clara, y es de lo que más le duele. “Tuve dos oportunidades que las podía haber metido y podía haber celebrado”, cuenta aún contrariado, mientras mira al futuro. “Mi idea es seguir en la Primera RFEF, porque era donde iba a jugar con el Dépor. Confío en que así sea”, anhela.