Son los otros campeones de España juveniles del Deportivo, los primeros de la historia y también los únicos hasta el pasado 27 de junio, cuando los chavales dirigidos por Óscar Gilsanz conquistaron el título nacional en Marbella 25 años después de aquella primera gesta en Puertollano, el 12 de mayo de 1996. Entonces cayó el Real Madrid en la final. Ahora, el Barça. Los pioneros celebran que ya no sean los únicos blanquiazules campeones de España. Y lo hacen juntos, reunidos al pie de Riazor, donde soñaron con triunfar, aunque solo cuatro llegaron a estrenarse con el primer equipo: Dani Mallo, Toni, Carlos y Deus. Testimonial huella de aquella prometedora camada de futbolistas.

“Yo por lo menos tuve la oportunidad de debutar en Primera y jugar muchos años en Segunda B y Tercera, pero muchos de mis compañeros no tuvieron ni siquiera la opción de demostrar —lamenta Toni—. Es una pena que nuestra generación fuese, como se suele decir, la generación perdida”. Coincide Dani Mallo, seguro de que “muchos de los que están aquí y de los que no han podido venir hubieran dado el nivel de sobra en el Deportivo”. A los nuevos campeones les recetan “ilusión, constancia y humildad” para aspirar al primer equipo desde la convicción de que “ahora es un momento más propicio por el contexto”, apunta Deus. “Aquel era el Superdépor, con Mauro Silva, Bebeto y compañía, y era más complicado”, resume Pablo López mientras asienten Toni, Mallo, Deus y otros seis compañeros de aquel primer Deportiviño campeón: Adolfo, Moscoso, Roberto, Diego Arias, Juan Naya y Luis Mosquera.

Ahora es otro fútbol y otro Dépor. Nada que ver, empezando por las instalaciones, ya que la ciudad deportiva de Abegondo ni existía. “Entrenábamos en Meicende casi siempre, alguna vez en el campo de tierra detrás de Riazor, y jugábamos en A Torre”, recuerda Moscoso. Varios de los nuevos campeones llevan en el club desde benjamines pero hace 25 años el Dépor no tenía categorías inferiores por debajo de juveniles, así que aquella plantilla dirigida por José María Blanco era una selección de jugadores de A Coruña y el área metropolitana, lo que da aún más mérito a su gesta. Cuatro aportó el Orillamar —Moscoso, Pablo López, Víctor Pérez y Xaco—, tres el Ural —Juan Naya, Cedeira y Amarelle— y otros tres el Imperator —Toni, Diego Arias y Deus— a los que se sumaron Roberto (Deportivo Ciudad) y Luis Mosquera (Ciudad Jardín), más los vecinos Dani Mallo (Sporting Cambre), Adolfo (Arteixo), Carlos (Laracha) y Nacho (Baio). Dieciséis, más otros cuatro reclutados de fuera para la ocasión: Araguás, Bugarín, Oliva y Coloma.

Incalculable mérito el del título nacional de 1996, pero también el de 2021 porque “ahora todas las canteras tienen muchos medios y mucho nivel”, argumenta Diego Arias. “En nuestro momento el fútbol no estaba tan explotado”, recuerda en línea con la opinión de Adolfo: “El valor de un título y del otro es más o menos parejo. El de este año tiene mucha más repercusión por el valor que se le da a la cantera actualmente. El fútbol cambió mucho y eso es bueno para los jugadores de ahora”.

Roberto, que entró desde el banquillo en aquella final de hace 25 años, les da “la enhorabuena” a los nuevos campeones y les recomienda “que sigan peleando e intentando llegar lo más alto posible”. Consejos a los que también se suma Juan Naya para que los juveniles tengan “ilusión”, siempre con “trabajo, constancia y, sobre todo, mucha humildad”. “Les diría que tengan los pies en la tierra y no se crean que va a ser un camino fácil”, añade el exfutbolista y preparador físico en la actualidad. “Es muy importante lo que acaban de hacer. Ya tocaba —asegura, por su parte, Luis Mosquera—. A ver si realmente salen más jugadores que en nuestra generación. En aquel momento era muy difícil. Creo que ahora puede ser un poco más fácil”.