¿Por qué cree que este es el momento del adiós?

No lo sé. En A Coruña estaba muy contento y hemos estado muy bien. Pero, bueno, el mundo no se acaba ahí y espero que en otros sitios seamos capaces de ser felices y que suponga un reto nuevo para mí. Que sea una especie de agitación. Cuando estás mucho tiempo en un sitio tiene cosas buenas, pero supone también cierto desgaste y es posible que no me venga mal un cambio de aires.

¿Cambiaría su decisión si el equipo hubiese regresado al fútbol profesional?

No me planteo que hubiese sido si hubiésemos ganado al Mallorca, si hubiésemos ganado al Extremadura o en este caso qué hubiese sido si hubiéramos ascendido. Porque no sabes nada. Tú puedes tener una idea, el club otra... son situaciones que es mejor no perder el tiempo pensando en qué pudiera haber sido. Las cosas son como son, a mí me ha tocado salir ahora y me quedo con que ha sido un bagaje para mi vida buenísimo aunque no hubiera habido suerte en lo deportivo. El resumen es muy sencillo. Pese a todo, no cambiaría esa decisión que tomé en su día de animarme a venir al Dépor.

¿En tres años y medio se han dado tantas vueltas que no le parece que ha pasado más tiempo?

Sí, sí, es verdad. Se suele decir que cuando las cosas van bien, el tiempo pasa más rápido. En este caso, futbolísticamente no ha sido así. Pero hemos sido súper felices aquí y hemos crecido. Trajimos a un niño que no sabía palabras en castellano y nos lo llevamos chapurreando gallego. Ha sido un proceso bonito y por encima de todo guardamos mucho cariño a A Coruña.

¿Proceso bonito, pero futbolísticamente duro?

Muy duro. Han sido muy poquitas alegrías, o alegrías muy cortas. Y muchos momentos malos, por llamarlos de alguna manera, de no cumplir con los objetivos o con las expectativas con las que llegas. Sí que he estado rodeado siempre de ese aura de, no sé si fracaso, pero sí de que las cosas no iban demasiado bien.

De esos pocos momentos felices, ¿con cuál se queda?

Probablemente el año pasado, hace dos temporadas, cuando vino Fernando (Vázquez) y el equipo cogió esa racha que parecíamos imbatibles. Se juntó con que deportivamente nos iba bien y tenía un pequeño grupo de muy buenos amigos que tanto dentro como fuera del terreno de juego convivíamos muy bien, nos entendíamos muy bien. Fueron momentos muy buenos, de los mejores de mi carrera.

Cuando pasen los años, ¿cómo le va a contar a su hijo cómo fue su estancia en el Dépor?

Seguramente le diga que por encima de los éxitos o las derrotas del fútbol, que hay cosas más importantes y como muestra eso, que seguramente hayan sido uno de los años más felices nuestros.

¿Le han cambiado estos años, con sus altos y bajos?

El tiempo nos cambia a todos. El fútbol como profesión tiene muchas cosas buenas y una de ellas es que te hace vivir con muchos conflictos, altibajos, y te enseña a cómo gestionar todo eso. Por eso me siento muy afortunado de tener esta profesión, que seguramente suple ciertas carencias que he tenido en mi personalidad. Esas experiencias son una bagaje my importante para los retos venideros y para la vida en general. He acabado afrontando viertas situaciones que no creía que sería capaz. No hubiese dicho con 20 años que el Eneko de 30 ó 32 hubiese sido capaz de actuar como me ha tocado o he sido capaz.

¿Se aprende más de lo malo?

Si quieres aprender, aprendes de todo. Seguramente he aprendido menos de lo que he podido, pero algo siempre queda en el camino. Pero es cierto que es más fácil reflexionar y buscar la mejora cuando las cosas no salen del todo bien.

Entonces ha podido reflexionar mucho estas temporadas.

Sí, vas analizando, vas pensando, las cosas que te gustan más o menos, las que tú harías de otra forma... para en un futuro poder tomar decisiones de otra manera.

Se tiende a deshumanizar al futbolista, a creer que vive en una burbuja y que no le afectan los cambios. ¿Cómo lo vive realmente?

Somos personas, no lo tendríamos ni qué decir. Se nos ve. Tenemos dos ojos y una nariz como todos. El ejercicio de empatía tendría que exigirse a las dos partes, al futbolista acercarnos y dar otra imagen al público, que yo sinceramente lo intento hacer, no sé si con éxito. Y también los aficionados, que nos valoren por lo que somos, gente que intenta cumplir los objetivos y ser honrada en su trabajo.

¿Le gustaría que le recordasen en A Coruña?

No hace falta que nadie me recuerde. La gente más cercana, a esa no hace falta que les digas nada para que lo hagan. Y como futbolista, si me recuerdan, que sea como un chico que ha intentado dar lo mejor que tenía, como hacemos casi todos, y que le daba importancia al cómo, no solo al qué.

¿Cómo cree que deja al Dépor?

A cualquier aficionado del Dépor le digo que tiene la ventaja de que va a ver al Dépor en Primera y lo va a ver pronto. Es así. Por todo, por potencial, por intención, por toda la gente que quiere que le vaya bien, le va a a ir bien. No se sabe si la remontada, si la vuelta, va a ser en un año, en dos o en cinco. Pero no va a ser en mucho tiempo. Ojalá sea este mismo año, los que están trabajando ahí lo están haciendo con esa idea, igual que los que han estado antes también lo han hecho con la misma idea, con más o menos éxito, pero con buenas intenciones. Y un día va a empezar a salir bien. Estoy convencido de que una vez que pasen una cosa buena, pasarán muchas más. Y es la gran pena que tengo, que no voy a estar yo en el club para disfrutarlo.

¿El título de los juveniles da todavía más esperanzas?

Los juveniles, en bloque, son una cosa, y cada uno, es otra. Los tiempos no son los mismos para todos los jugadores, pero la paciencia sí hay que tenerla con todos, pero con todos los futbolistas, y luego a cada uno el fútbol le pone donde le toca. Ojalá que los que toman decisiones acierten con esos tiempos y les sepan sacar jugo a ellos y a otros de la cantera, porque ya son tuyos, el gasto ya está hecho y es bonito sacarle luego un rendimiento.