El fútbol tarde o temprano suele poner a cada uno en su sitio. El de Álex Bergantiños e Ian Mackay es el Deportivo. Coruñeses y canteranos, ambos se reencuentran en el primer equipo blanquiazul quince años después de haber coincidido en el Fabril en la campaña 2005-06, en la que acariciaron el ascenso a Segunda B. Cayeron en la eliminatoria definitiva ante el Cobeña por el valor doble de los goles en campo contrario sin haber perdido un solo partido en todo el play off. Tres lustros después, vuelven a reunirse en Abegondo en busca de otro ascenso, pero esta vez a Segunda y con el primer equipo, en continua transformación en los últimos años, de revolución en revolución, y cada vez con menos estandartes en el vestuario. De los tres capitanes del año pasado —Álex Bergantiños, Eneko Bóveda y Celso Borges—, el vasco ya se desvinculó y el club también quiere que salga el costarricence, así que el brazalete tendrá nuevos dueños para compartir con Álex, uno de ellos, con toda probabilidad, Mackay. “Son los dos referentes en clave deportivista”, resume Tito Ramallo, el técnico que los dirigió en el Fabril.

Álex Bergantiños, con el balón en Abegondo. | // CARLOS PARDELLAS E. Cobas

Álex seguirá siendo el gran líder, el guía del grupo, y contará con la colaboración de Mackay, otro veterano que también siente el escudo del Dépor desde la cuna y sabe perfectamente lo que significa. “Es lógico que un chaval que es de A Coruña, que se crió en la cantera del Dépor y que tiene la posibilidad de vestir la camiseta del primer equipo e intentar ayudarle a volver lo antes posible al fútbol profesional, se sienta orgulloso”, afirmó Mackay el pasado jueves en sus primeras declaraciones como blanquiazul tras cerrar su etapa en el Sabadell, con el que destacó en Segunda. Tenía propuestas de superior categoría, mucho más ventajosas desde el punto de vista económico, pero desde que conoció la opción del Deportivo no quiso oír hablar de nada más.

Ian Mackay, en la ciudad deportiva blanquiazul. | // C. PARDELLAS

Implicación, arraigo y muchos kilómetros de vuelo en su mochila, igual que Álex Bergantiños. 36 años el centrocampista y 35 recién cumplidos el portero. Dos veteranos que orientarán a los demás y harán de nexo en las buenas y en las malas. “Las figuras de sostén dentro de un grupo son importantísimas —argumenta Ramallo—. Tiene que haber referentes dentro del vestuario, da igual que sean capitanes o no. Se tiene que juntar la experiencia con la validez y la actitud competitivas. Álex ahí lo tiene todo ganado y habrá que juntarle otros jugadores que puedan reunir esas mismas condiciones y ahí seguro que emerge la figura de Mackay. Lleva una trayectoria amplia, ha jugado en contextos de alta intensidad a nivel competitivo y conoce la casa”, explica el técnico sobre el guardameta, que tardó mucho más que Álex en regresar a Riazor.

El centrocampista tuvo que salir a préstamo para curtirse en el Xerez, en el Granada y en el Nàstic antes de volver a casa. Esta será su décima campaña en el primer equipo blanquiazul, todas consecutivas salvo por el paréntesis de una temporada, la 2017-18, en el Sporting de Gijón. Mucho más largo fue el peregrinaje de Mackay hasta su retorno. En 2006 llegó a estrenarse con el Dépor de Joaquín Caparrós con victoria en el Teresa Herrera frente al todopoderoso Milan (3-1). Salió cedido al Ceuta y al Universidad de Oviedo antes de ser traspasado al Vecindario. Ciudad de Santiago, Ponferradina, Atlético Baleares, Boiro, Racing de Ferrol, Murcia y Sabadell fueron sus siguientes escalas hasta cumplir su sueño de volver al Deportivo.

“Son jugadores con distintas trayectorias pero que han tenido que labrarse un futuro previo en otros sitios”, recuerda Tito Ramallo, que valora las capacidades futbolísticas y humanas de ambos. “Los dos son muy competitivos, muy autoexigentes, transmiten mucho compromiso y siempre han puesto la bandera del deportivismo por delante de cualquier otra cosa. Esa identificación con el Dépor la defienden muy bien”, concluye el entrenador coruñés, que dirigió al Fabril once temporadas, entre 2001 y 2012.