A unos días del inicio de la liga, Álex Bergantiños ha hecho autocrítica, la que le corresponde y la que no. “Hay que asumir el coste de los errores que hemos cometido”, avanza quien ejerce también de portavoz del club antes de adentrarse en un juicio global de la situación, que escapa de los nombres, pero en el que se vislumbran los agujeros negros de un Dépor que ha vivido por encima de sus posibilidades y que no se ha adaptado a estar en Concurso ni a haber bajado a la tercera categoría del fútbol español. Los fallos, para el capitán, se han producido “en todas las partes del club, los jugadores los primeros” al no haber dado “el nivel”. Toca “aprender y revisar cosas que hicieron daño interna y externamente y construir”, asegura sin evitar detenerse también en el caso Fuenlabrada y en la manera en la que el Dépor y todo su entorno lo asumieron. “No medimos bien, tanto el club como todos, lo que había pasado, el contexto que había. El golpe que nos llevamos fue en el peor momento posible. Nos hicimos daño y eso quizás se ha reflejado en el exterior, en no saber ubicar la nueva realidad y, por nuestra parte, en saber explicarla. No hemos estado bien”, reafirma.

El resultado es que el Dépor repite por primera vez en su historia fuera del fútbol profesional y se encuentra inmerso en un ERE que afecta a cinco trabajadores, dos de ellos de la primera plantilla, Celso Borges y Uche Agbo. Bergantiños cree que el mecanismo elegido “solo se utiliza en una situación límite” y mira al pasado para darle un contexto. “Venimos de años en los que no se ha medido bien, no se ha tenido perspectiva, no se ha sabido ver el potencial que había o no. Estamos en Concurso y se han desproporcionado muchas cosas. Todos deberíamos haber hecho las cosas de otra manera. Algún día escribiré un libro de todo lo que he vivido aquí y de cómo se han hecho ciertas cosas, pero no es el momento. Hay que respetar y seguir los plazos. Que las partes salgan lo menos perjudicadas posibles”, apunta de un ERE con particularidades y que cuenta con damnificados para los que solicita que se respete su privacidad. “Sé que habrá reuniones de la mesa negociadora. Con el tiempo se explicarán las responsabilidades”, finaliza quien reconoce que no es una situación “agradable” en la que a él solo le queda “ayudar” y “ser lo más justo posible para tener la conciencia tranquila”.

El contexto y la onda expansiva de un ERE influyen en el día a día, aunque el capitán cree que no ha mediatizado la pretemporada. “Se ha llevado el trabajo de manera excepcional, mejor de lo que esperaba”, confiesa el coruñés, que ve mimbres, pero siempre desde la humildad y reconociendo que habrá “altibajos”: “El perfil (de los fichajes) es diferente, no son tan llamativos, pero la realidad es diferente. Han venido jugadores con experiencia en la categoría, con potencial. Hay que ver su respuesta y que vayan creciendo. Borja tiene experiencia, será un equipo más versátil, que se adapte a más registros. Defensivamente no creo que vayamos a ser frágiles”.

Pero, por encima de todo, desea que el Dépor abandone el ruido que le acompaña y que el balón ruede. “Disfruto de seguir viviendo de lo que me gusta, en mi club. Es una droga que tenemos los que lo hemos vivido, me apasiona mi profesión y competir. Ojalá podamos dejar de ser protagonistas de otras cosas y que se hable de fútbol”, concluye.