Ian Mackay (A Coruña, 1986) está disfrutando de una oportunidad que temió que nunca llegaría. De regreso por fin al club en el que se formó, el portero del Ventorrillo se ha convertido en una de las piezas más importantes del Deportivo en este arranque de temporada. Imbatido después de cuatro jornadas, reconoce que es demasiado “supersticioso” y teme que hablar demasiado de su buen estado de forma le lleve a encajar el domingo contra Unionistas (12.00 horas).

Todos en la plantilla coinciden en que ha sido el inicio “soñado”...

Está claro que queríamos empezar bien, pero llevar cuatro partidos ganados y 12 puntos de 12 está muy bien. Los números acompañan, pero yo soy muy pesado, hay que tener los pies en el suelo y pensar en el siguiente partido sin mirar mucho más lejos.

¿También el inicio soñado a nivel individual?

No puedo tener ninguna queja hasta el momento. Dejé la portería a cero en los cuatro partidos, aunque no es trabajo mío, porque el trabajo defensivo del equipo está siendo espectacular y es colectivo. Siempre digo que el premio Zamora que gana un portero no tiene que ver solo con su actuación, sino con que el trabajo defensivo es espectacular.

¿Se imaginaba cuando se le presenta la oportunidad de volver a casa que iba a ir todo así de rodado?

Lo de volver a casa ya era complicado. Lo veía difícil, porque pasaban los años y la gente que estaba aquí no valoraba la opción de que lo hiciera. Estaba jugando en Segunda División, que ya es difícil, porque hay muy buenos porteros, y en lo personal me fue bien. Eso me abrió las puertas para volver.

¿Hay algo más allá de lo sentimental para decidir volver?

Me muevo por objetivos. Cuando fui a Sabadell en la primera etapa no pude disfrutar el portero que era. Tuve una lesión y mi madre falleció... Al final no fue un año bueno y decidí volver porque creía que tenía una espinita clavada allí. Conseguimos ascender y hacer dos buenos años. Aquí tengo la misma espina clavada, creía que podía ser el portero del Dépor y hasta el momento no lo pude demostrar. Este año tengo esa espinita por demostrar que puedo ser el portero del Dépor.

Además este verano le llaman por fin para que vuelva...

Claro. Yo puedo querer jugar en cualquier equipo, pero si no me llaman es imposible. Se dieron todas las circunstancias y Juan (Giménez), desde principio de junio, según acabó la temporada, ya mostró interés.

Cuesta encontrar ejemplos de jugadores que deciden rechazar voluntariamente seguir en el fútbol profesional para jugar en categorías por debajo...

Pero es que era el Dépor. No quiero sonar repetitivo, pero tenía ofertas de Segunda División. Yo escuché solo al Dépor, porque además está en una categoría que no tiene que estar. No miré mucho la categoría en la que estaba, sino que era el Dépor y que tenía que ayudar a que volviera donde merece estar.

¿Cómo se veía desde fuera para alguien tan cercano al Dépor todo lo que ha pasado en los últimos años?

No se entendía. Cuando en Mallorca estás tan cerca de ascender y al año siguiente desciendes... Por más que hubiera el COVID y todo el jaleo con el último partido del Fuenlabrada, no se entendía bien por qué el Dépor estaba en esa situación.

¿Se está empezando a dejar atrás aquello?

Creo que se están haciendo las cosas bien desde principio de temporada, tanto arriba como desde dentro. Somos un buen bloque y sabemos que tenemos que centrarnos en pelear todos los partidos al máximo y no bajar la guardia en ningún momento.

¿Cuánto ayuda que cambien las circunstancias, empezar a volver a la normalidad, que Riazor vuelva a ser Riazor?

Muchísimo. Riazor es Riazor, no voy a ser yo el que lo descubra y menos siendo de aquí. Es espectacular, no es peloteo ni nada. Es que es verdad. El primer partido contra el Celta B fue una auténtica locura y el otro día contra el Badajoz igual. Sentirte así de arropado es jugar con uno más. Para mí fue muy especial el primer partido, hubo un momento en el que se me puso la piel de gallina.

¿Llegó a pensar que no le llegaría la posibilidad de jugar en Riazor como portero del Dépor?

Sí. Cuando van pasando los años, ves que se firman otras cosas y que en ti ni se fijan aunque estés en la misma categoría... Quizá lo de casa se valoraba un poco menos, pero Abegondo siempre sacó jugadores. El año pasado éramos muchos los que estábamos en Segunda y Primera que salimos de la cantera. En su momento creo que no confió en los jugadores que salieron de aquí.

Parece que ahora se ha hecho propósito de enmienda...

Es cierto que en mi época había jugadores de primerísimo nivel. Yo tuve la suerte de coincidir con Molina, Munúa, Dani Mallo, Aouate, Fabricio... Había porteros de muchísimo nivel y en mi época era más complicado. Ahora el club se tiene que adaptar a la categoría que está, hay unos juveniles que hicieron un año espectacular y que están dando un rendimiento muy bueno. Noel y Trilli están todos los días con nosotros y cuando entran lo hacen súper bien. Hay que ir poco a poco, pero confiando en la cantera.

Su debut con el primer equipo después de formarse en la cantera ha llegado el mismo año que dos juveniles que dan sus primeros pasos en el fútbol y tras un camino muy largo en otros clubes, ¿qué les aconseja?

Que lo valoren. Es muy difícil llegar. Hay muy pocas fotos (las de los canteranos que han debutado con el primer equipo y que decoran los pasillos de la ciudad deportiva) para tantos años que lleva Abegondo. Al final las primeras fotos fueron compañeros míos y ojalá la pudiera haber colgado yo antes. Tienen que valorar todo, porque están en un club muy grande, aunque esté en esta categoría, y seguir peleando porque no les van a regalar nada.

¿Qué determina que un canterano pueda llegar al primer equipo?

Bueno, llegar puede llegar cualquiera. Mantenerse es lo complicado. Puede que en tu posición haya cuatro bajas y te llegue la oportunidad, lo que tienes es que aprovecharla y ser constante para que te sirva para asentarte.

¿Siente que el reconocimiento le ha llegado tarde en su carrera?

¿Para firmar aquí?

En general, en toda su carrera.

Ese es el problema. Yo llevo haciendo buenas temporadas bastantes años, lo que pasa que como no estaba aquí la gente no era consciente de ello. No es que debutara el año pasado en Segunda División. No es que todo esto me llegue ahora, no es casualidad, hay mucho trabajo detrás. Lo tuve que hacer fuera, pero al final la oportunidad llegó ahora como pudo haber llegado en otro momento.

Hasta ahora están cumpliendo con ese papel de teóricos favoritos en la competición...

El Dépor tiene que ir a ganar a todos los campos, lo he dicho siempre y no me voy a esconder. Sobre el papel, el Dépor es el rival a batir, pero no va a ser un paseo, ni muchísimo menos. Ojalá que pasara, pero no va a pasar. Tenemos que ser conscientes de que somos el Dépor, pero sabiendo que no vamos a poder ganar siempre jugando de manera espectacular y con goleadas.

¿Cuánta importancia le da a no haber encajado todavía ningún gol?

Significa que estamos haciendo un trabajo defensivo muy bueno. No me gusta hablar mucho de eso, soy un poco supersticioso y parece que te puede llevar un poco a encajar. Los números son muy buenos para llevar cuatro jornadas.

Ahora aparece en escena de nuevo el césped artificial...

Es lo que hay. Tenemos que ir a jugar como si fuera Riazor. Es evidente que a todo el mundo nos gusta jugar en césped natural, pero ahora mismo hay equipos que no tienen esos medios. Hay que adaptarse, porque son un equipo más que está en la categoría.

Siempre ha dicho que sus mejores recuerdos son los ascensos con Ponferradina y Sabadell, ¿qué supondría subir con el Dépor?

Si lo consiguiéramos, sería muy especial para mí. No quiero que quede muy empalagoso, pero la realidad es que cuando defiendes al equipo del que eres aficionado representa un plus frente a conseguirlo con otro. Aunque te sientas muy identificado y te sientas muy bien, no es tu equipo desde niño. Es tu ciudad, tus amigos, tu familia... Todo lo que me rodea es del Dépor, que yo pueda ayudar a que estén felices para mi sería especial.